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Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7893-2
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Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 26 Sección 5 de 6

CAPÍTULO OCHO

EL ESPÍRITU TODO-INCLUSIVO
EN FILIPENSES
Y EL AMOR EN EL ESPÍRITU
Y LA SABIDURÍA ESPIRITUAL
EN COLOSENSES

Lectura bíblica: Fil. 1:19-21, 5-7, 27; 2:5-8, 1; 3:3, 7-11; 4:11-13; Col. 1:8-9; 3:16; 2:5

En el libro de Gálatas, el Espíritu tiene por finalidad que tomemos a Cristo como nuestra vida y vivamos a Cristo, y en Efesios el Espíritu es para la vida del Cuerpo. Entre estos dos libros, la revelación de Cristo como Espíritu puede parecer completa. Sin embargo, estos libros no nos dan el secreto de cómo aplicar a Cristo como nuestra vida. Por lo tanto, después de estos libros tenemos Filipenses, que revela el secreto para experimentar a Cristo como nuestra vida y nuestro todo. Filipenses no contiene meramente enseñanzas doctrinales, sino los distintos aspectos de la experiencia de Cristo. En Filipenses Cristo es el Espíritu todo-inclusivo que podemos experimentar. En el capítulo 1 Cristo es nuestra expresión y le magnificamos en cualquier clase de circunstancia (vs. 20-21). En el capítulo 2 Cristo es nuestro modelo y ejemplo (vs. 5-8). En el capítulo 3 Cristo es nuestro objetivo y nuestra meta, Aquel a quien seguimos y la meta a la cual avanzamos (vs. 7-11). Luego, en el capítulo 4 Cristo no sólo es nuestro modelo externo a seguir, sino también nuestro poder interno que nos reviste de poder en todo tiempo y en toda circunstancia (v. 13). Necesitamos leer Filipenses con la perspectiva de que Cristo es nuestra expresión, nuestro modelo, nuestro objetivo y nuestro poder. En todos estos asuntos, la manera, la clave, de experimentar a Cristo es el Espíritu todo-inclusivo.

La experiencia que se tiene de Cristo en Filipenses principalmente tiene cuatro aspectos relacionados con nuestras circunstancias, los incrédulos, los creyentes y Dios. Primero, manifestamos a Cristo en cualquier clase de circunstancia, condición, estado o situación, ya sea por vida o por muerte. Vencemos todos los problemas y las dificultades, y nada nos puede oprimir, deprimir, suprimir o vencer. Segundo, a fin de magnificar a Cristo, necesitamos predicar e impartir Cristo a los incrédulos, al presentarlo a Él como buenas nuevas. Ésta es la razón por la cual este libro menciona la predicación del evangelio, la buena obra comenzada por el Señor en nosotros (1:5-7, 12-14, 18, 27). Tercero, a fin de magnificar a Cristo, debemos tener comunión con los creyentes. Esto es más glorioso. Presentamos a Cristo y lo impartimos a los incrédulos, y también servimos a este Cristo glorioso a los creyentes al ministrarlo unos a otros en comunión. De esta manera, la experiencia que tenemos de Cristo se relaciona tanto con los incrédulos como con los creyentes. Cuarto, magnificamos a Cristo al servir y adorar por el Espíritu de Dios (3:3).

Para el tiempo que el apóstol Pablo escribió esta epístola, él estaba en la cárcel donde sufría enormemente. Debido a que los creyentes filipenses estaban preocupados por el apóstol y ya que la iglesia en Filipos había sido establecida por Pablo, ellos participaron con él en su tribulación (4:14). Los filipenses también tenían comunión y cooperaban en la propagación, el avance, del evangelio. Además, Pablo habló de la “comunión de espíritu” (2:1). Pablo necesitaba la comunión en la cárcel, y los filipenses también necesitaban la comunión en espíritu. Como hijos de Dios, todos los creyentes necesitan tener comunión unos con otros. Además, también necesitamos adorar a Dios de manera apropiada. Por tanto, a fin de experimentar a Cristo, debemos magnificar a Cristo en toda clase de circunstancia, presentar a Cristo a los incrédulos, ministrar a Cristo mismo al tener comunión con los creyentes y adorar a Dios en Cristo y con Cristo.

VIVIR A CRISTO POR LA ABUNDANTE SUMINISTRACIÓN
DEL ESPÍRITU DE JESUCRISTO

El versículo 19 del capítulo 1 dice: “Sé que por vuestra petición y la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi salvación”. En toda la Biblia, únicamente este versículo habla de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. Todo lo que le sucedió a Pablo resultó en su salvación. Para él, eso no era un daño o una pérdida, sino una salvación debido a la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. Por este suministro, Pablo pudo magnificar a Cristo en cualquier clase de situación y bajo cualquier tipo de circunstancia. Los versículos 20 y 21 continúan, diciendo: “Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”. Pablo no era avergonzado en nada porque, o por vida o por muerte, Cristo era magnificado en su cuerpo mediante la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. Para él, todo era glorioso, ya fuese el vivir o el morir. Es sólo por la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo que el vivir es Cristo y el morir es ganancia.


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