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Manejo de la iglesias por parte de los ancianos, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7182-7
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Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 14 Sección 1 de 6

V. LOS LÍMITES EN CUANTO AL TIEMPO

Los ancianos deben también poder discernir el mejor momento para realizar las diferentes actividades. Algunas cosas pueden llevarse a cabo a cierta hora. Pero si se cambia la hora, las mismas cosas ya no pueden realizarse. Algunas palabras pueden decirse en cierta clase de reunión, pero en otra reunión, no pueden decirse. Uno no puede decir que porque un asunto se anuncia en la reunión de oración, puede también anunciarse en la reunión de predicación. No. Esto nos muestra que hay un límite en cuanto al tiempo. En todo lo relacionado con los ancianos, ellos deben guardar los límites en cuanto al tiempo. Si un asunto no se hace a cierta hora, después ya no se podrá hacer. Usted tiene que tener en cuenta el asunto del tiempo. A fin de que los ancianos realicen bien el manejo de la iglesia, ellos tienen que guardar los límites en cuanto al tiempo.

Por ejemplo, en la situación que acabamos de mencionar —en la que una pareja estaba a punto de divorciarse— es posible que los ancianos, al enterarse de esto, deseen visitarlos y ayudarlos. Pero ¿en qué momento deben hacerlo? Recuerden que el asunto del tiempo es muy importante. Los ancianos deben estudiar si el asunto ya se ha abierto, y si pueden visitar a la pareja de manera apropiada. Quizás ellos deban esperar otra semana y ver cómo las cosas se desarrollan. Si no se tiene debidamente en cuenta el asunto del tiempo, la pareja podrá ser perjudicada. Ellos deben trazar claramente los límites en cuanto al tiempo para que cuando vayan, lo hagan en el momento más indicado.

Con respecto a todo, es necesario tener en cuenta el tiempo. Incluso cuando un hermano está enfermo, o ha desarrollado un problema con la iglesia, o ha sido atraído al pecado, no se puede simplemente visitar al hermano en cuanto se enteren de lo ocurrido. No se puede hacer esto; es necesario tener en cuenta el factor del tiempo. Ustedes deben tratar de determinar cuál es el momento más indicado. Con respecto a algunas cosas, ese momento ya pasó y no hay nada que se pueda hacer. Así que, no deben tratar de hacer nada, pues, de lo contrario, el resultado será peor. Sólo pueden pedirle al Señor que los perdone por su insensibilidad que dio por resultado que perdieron el momento apropiado. A veces, antes de tener algún contacto, lo mejor es no hacer nada, sino esperar unos cuantos días, o un período de tiempo, para ver cómo se desarrollarán las cosas o cuál será el resultado.

Si un anciano realmente tiene un corazón para pastorear el rebaño de Dios y edificar el Cuerpo de Cristo, él verá la importancia de esperar al momento más oportuno. Es como un médico que se prepara para operar a su paciente; esto involucra el factor tiempo. Un anciano que no sepa trazar los límites con respecto al asunto del tiempo ciertamente no podrá realizar el manejo de la iglesia. Es por ello que los ancianos deben también considerar el asunto del tiempo.

VI. LOS LÍMITES EN CUANTO AL LUGAR

No sólo tenemos los límites en cuanto al tiempo, sino también en cuanto al lugar. La palabra límite implica hacer una distinción. Los ancianos tal vez puedan hacer ciertas cosas en un lugar, pero no en otro. Ellos pueden decir ciertas palabras en cierto entorno, mas no cuando el entorno cambia. Esto no es ser diplomático; tampoco es ser engañoso. Esto absolutamente tiene que ver con distinguir los límites.

Hablando con propiedad, sólo en la reunión de ancianos los ancianos pueden hablar abierta y libremente, sin reservas y sin esconder nada, en lo que se refiere a los hermanos y hermanas, la iglesia y el testimonio del Señor. Fuera de allí, todos los ancianos tienen que considerar todos los límites y deben trazar una línea clara para todos ellos. Los ancianos no pueden compartir las cosas que se discuten en una reunión de ancianos con los diáconos. Tampoco pueden discutir estas cosas con otros hermanos y hermanas, y mucho menos con sus familiares. Sólo así los ancianos se sentirán libres para discutir los asuntos en cuanto a los hermanos y hermanas en la reunión de ancianos. De lo contrario, eso sería injusto para con los hermanos y hermanas. En las reuniones de los ancianos, puede discutirse cualquier asunto relacionado con la iglesia y con el testimonio del Señor. Pero cuando se trate de otro entorno y lugar, no pueden discutirse las mismas cosas. Esto es tener en cuenta el lugar donde estamos.


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