Manera ordenada por Dios de practicar la economía neotestamentaria, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-329-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La vida diaria cristiana es para la vida de iglesia. Nosotros los cristianos vivimos a Cristo como nuestra vida diaria para el testimonio de la iglesia. La iglesia como el Cuerpo de Cristo es Cristo mismo (1 Co. 12:12). El cuerpo de cualquier persona es la persona misma. Si no tenemos cuerpo, no tenemos expresión. Nuestro cuerpo es la expresión de nuestro ser. Como los miembros del Cuerpo de Cristo, la iglesia, debemos vivir a Cristo. Si no vivimos a Cristo, somos Sus miembros en nombre, pero no en el sentido práctico. El asunto de vivir a Cristo no ha sido incorporado en nuestra práctica. Aun muchos ancianos no practican el vivir a Cristo. Muchos ancianos tienen la práctica de comportarse. Tratan de no cometer un error. Tratan de nunca equivocarse y de tener siempre la razón. Siempre andan corrigiéndose. Hablando en términos humanos, esto es muy bueno pero no hay Cristo en su comportamiento.
Muchas de nuestras reuniones son frías, viejas, pobres y muertas porque muchos de los santos son creyentes que se ejercen en el buen comportamiento. Se portan bien, pero no viven a Cristo como su vida diaria. Por eso, entre ellos no existe la verdadera vida de iglesia. La iglesia no es más que un nombre para ellos, y la vida de iglesia es sólo un vocablo para ellos. Muchos de los santos tratan de hacer lo debido y muchos de los responsables en las iglesias se ejercen en el buen comportamiento en vez de vivir a Cristo como la realidad de su vida diaria. Muchos de los responsables tienen miedo de equivocarse o de cometer un error. Les parece que mientras sean propios y correctos, todo está bien. Pero necesitamos darnos cuenta de que en sí el buen comportamiento no está bien. Si todos nosotros meramente somos buenas personas que se portan bien, entonces la iglesia se convierte en un club social. En la vida de iglesia debemos practicar Cristo y no la buena conducta. Cristo debe ser nuestra vida, nuestra esencia, nuestro ser, nuestro vivir, nuestra existencia y nuestro todo. Debemos practicar Cristo todo el tiempo. Cristo nunca puede equivocarse. El siempre es bueno. Pero el objetivo de vivir a Cristo no es el de ser correcto, sino el de expresar a Cristo. Lo que debemos expresar no es cierta clase de comportamiento o carácter. Para la adecuada vida de iglesia necesitamos expresar a Cristo mismo. La adecuada vida de iglesia depende de que la iglesia se reúna de una manera viviente con todos viviendo a Cristo.
Las reuniones de la iglesia son las exhibiciones de la vida diaria cristiana. Cada vez que nos reunimos, tenemos una exhibición. No nos reunimos para exhibir nuestra capacidad, nuestra sabiduría, nuestra conducta, nuestra bondad ni nuestra moralidad. Nos reunimos para exhibir a Cristo. Si no vivimos a Cristo diariamente, no tenemos nada de Cristo que exhibir en las reuniones de la iglesia. En 1961 cuando yo estaba en Taipei, compuse el himno que dice: “A Cristo exhibid” (Himnos Seleccionados, #75). Unos años después este himno fue traducido al inglés, y ayudó a muchos de los santos. Pero los santos no recibieron la ayuda de este himno para vivir a Cristo en su vida diaria (véanse las estrofas 2 y 3). Por la mayor parte les ayudó a practicar el vivir a Cristo principalmente en las reuniones. Anteriormente, se ponían de pie en las reuniones para decir algo para expresar su bondad, su caridad, su humildad o su paciencia. Luego aprendieron a hablar de Cristo en las reuniones y no algo de ellos mismos. De esta manera, las reuniones cambiaron, pero ese cambio no pudo durar mucho tiempo. A la larga, si no experimentamos a Cristo diariamente, no tendremos nada que hablar de Cristo. Si no vivimos a Cristo en nuestra vida diaria, nos volveremos vacíos. Entonces no podremos hacer más que repetir cuentos viejos en las reuniones de la iglesia. Si nos ejercitamos solamente cuando nos congregamos para la reunión, tal vez haya muy poco de la expresión de Cristo en la reunión de la iglesia, pero nada de la expresión de Cristo en nuestra vida diaria. Es posible que seamos buena gente sin tener mucho de Cristo en nuestro diario vivir. Por eso, cuando venimos a la reunión, todavía somos pobres en la experiencia de Cristo.
Ahora que vamos a establecer reuniones en casa con los nuevos creyentes, debemos ser personas que viven a Cristo todo el día. Lo que somos lo ministramos a la gente, y lo que vivimos lo ministramos a la gente. Debemos predicar lo que vivimos y enseñar lo que somos al tener a Cristo. Si no, somos nada más que actores. Un actor es alguien que no vive como actúa en el teatro. No debemos ser actores en las reuniones de la iglesia. Lo que hacemos debe ser lo que vivimos en nuestra vida diaria. En nuestra vida diaria vivimos a Cristo, así que venimos a la reunión y seguimos exhibiendo a Cristo. Entonces la reunión es una verdadera exhibición de Cristo.
Cuando usted va con los nuevos creyentes para reunirse con ellos como una persona llena de Cristo, espontáneamente cualquier cosa que diga, ore o cante expresa a Cristo. Hasta su sonrisa expresará a Cristo y dará a la gente la impresión de que usted es un hombre de Cristo. Será hallado en Cristo por los nuevos creyentes. Pablo dijo que él procuraba ser hallado en Cristo (Fil. 3:9), y nosotros necesitamos ser hallados en Cristo por otros. Ser hallado en Cristo no es un asunto de comportamiento exterior. Puede ser que usted trate de comportarse como si fuera una persona en Cristo, pero esto es parecido a un mono comportándose como hombre. Eso no es genuino. Debemos vivir a Cristo a cada momento y en todo pequeño detalle. Entonces Cristo será constituido dentro de nuestro ser para ser nuestra constitución espiritual. La gente nos hallará en Cristo en todo lo que decimos o hacemos. Ser tales personas ayudará a los nuevos creyentes a tener vivientes reuniones en casa. Tener una reunión en casa no es cuestión de traer técnicas a los nuevos, ni de enseñarles a pedir un himno, a cantar un himno, a leer la Biblia o dar un testimonio. La reunión en casa es para exhibir lo que somos en nuestra vida diaria. Debemos vivir a Cristo en nuestra vida diaria. Debemos ser hombres en Cristo, hombres que siempre son hallados en Cristo por la gente. Entonces nuestra reunión estará llena de Cristo. Sólo Cristo es el Viviente, y sólo El puede hacer una reunión viviente, llena de vida. Debemos enfatizar el vivir a Cristo y ponerlo en práctica.
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