Manera ordenada por Dios de practicar la economía neotestamentaria, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-329-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Nuestras reuniones en casa debieran estar llenas de canto. El canto resulta de haber sido llenos de gracia (Col. 3:16c). Cuando nos demos cuenta profundamente de la gracia de Dios, esto avivará a nuestro ser a cantar. El canto resulta de estar llenos de la palabra (Col. 3:16a). Cuando estamos llenos de la palabra, el Espíritu rebosa desde nuestro interior en melodías de alabanza. Cuando la palabra de Cristo nos llena desde el interior, espontáneamente fluiremos en canto. Nuestro canto será en salmos, himnos y cánticos espirituales. Los salmos son poemas largos, los himnos son más cortos y los cánticos espirituales son los más cortos. Necesitamos cantar también ejercitando el espíritu (1 Co. 14:15b). No debemos cantar sólo en nuestra alegría. Debemos cantar gozosamente en nuestro espíritu. Nuestro canto debe salir de nuestro espíritu. En la oración, en el canto, en la lectura de la palabra, y en tocar el Espíritu, el secreto es ejercitar nuestro espíritu.
Muchos santos vienen a la reunión, pero no ejercitan su espíritu. Por eso, es difícil notar si tienen un espíritu regenerado. Una vez yo estuve con el hermano Nee cuando algunos colaboradores le preguntaron que por qué cierto hermano nunca ejercitaba su espíritu aunque había estado con nosotros por más de treinta años. Cuando el hermano Nee respondió a esa pregunta, dijo en broma: “Puede que esta persona sea salva, pero no regenerada”. El hermano Nee quiso dar a entender que esta persona pertenecía al Señor, pero parecía que no era regenerado porque su espíritu todavía permanecía en una situación amortecida. En las reuniones de la iglesia, yo he notado que a muchas personas les gusta ser caballeros. Piensan que cuando ejerciten su espíritu, se transformarán en hombres locos. No les gusta ser locos, más bien les gusta ser caballeros decorosos. Otros pueden gritar, invocar el nombre del Señor y cantar en las reuniones, pero éstos nunca ejercitan su espíritu. Si todos los asistentes en nuestra reunión fueran así, esa reunión sería un cementerio. Años atrás dije a los santos que el lugar más silencioso y tranquilo es el Cementerio de Forest Lawn en Los Angeles. A veces las reuniones cristianas son como un cementerio.
Para prevenir que nuestras reuniones sean muertas, debemos aprender a adquirir los cuatro factores básicos para nuestras reuniones cristianas. Debemos ser mezclados con el Espíritu, estar empapados y saturados en la palabra viva y debemos orar y cantar. Entonces estaremos equipados, capacitados, y completados para ser los visitadores apropiados para tocar las puertas de la gente y para establecer reuniones en casa. Seremos un buen ejemplo a los nuevos en sus propias reuniones en casa. A los niños siempre les gusta seguir y copiar a los padres y aprender de ellos. Cuando vamos a las reuniones, debemos ser personas vivas y ejemplos vivos de los que aman la palabra, que siempre están llenos del Espíritu y que cantan y oran. Entonces nuestra presencia será una gran ayuda y un gran factor para fortalecer y enriquecer la reunión.
Como personas que aman al Señor, debemos vivir conforme a la manera ordenada por Dios de practicar Su economía neotestamentaria. Debemos atender a nuestro vivir, y luego, dedicar el resto de nuestro tiempo a visitar a las personas al tocar con oración sus puertas, a fin de bautizarlas y de establecer reuniones en casa. Si dos santos trajeran a doce nuevos por año, eso resultaría en un aumento de veinticuatro. Veinticuatro personas nuevas pueden componer una iglesia local apropiada. Cada año una iglesia nueva podría producirse por tomar nosotros esta nueva manera del Señor. Después de salir a visitar a otros y después de bautizarlos, debemos procurar cuidar de ellos por medio de las reuniones en casa. Tenemos que ser como las nodrizas que cuidan con ternura a sus propios hijos (1 Ts. 2:7). Si las iglesias son fieles a la nueva manera del Señor de practicar Su economía, muchas iglesias nuevas pueden ser levantadas dentro de poco tiempo. Nosotros que vamos a cuidar de las reuniones en casa para establecerlas y edificarlas en iglesias locales debemos ser personas llenas del Espíritu, empapadas con la palabra, que oran sin cesar, y que cantan todo el tiempo. Entonces estaremos alegres en el Señor, locos del disfrute de Cristo y las puertas de las casas que visitamos nos serán abiertas.
Si acaso no se nos abren algunas puertas, debemos ir a visitarlas de nuevo. En Taipei algunos hogares fueron visitados cuatro o cinco veces. Cuando los santos visitaron un hogar por la quinta vez, el señor de esa casa les dijo que admiraba su perseverancia y que estaba listo para ser bautizado. Muchos creyentes genuinos se produjeron por ir una y otra vez con longanimidad. Cuando vamos a visitar a otros de una manera apropiada, el Espíritu Santo va con nosotros. El va en nuestro ir porque El ha esperado por años que vayamos. En el libro de Isaías el Señor exclamó: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” (6:8). Todos debemos responder del mismo modo que Isaías: “Heme aquí, envíame a mí” (v. 8).
No invitamos a las personas al evangelio, sino les llevamos el evangelio a ellos. Visitar a otros es seguir el ejemplo de Dios. Cuando Adán cayó. Dios vino inmediatamente a visitarlo, y le preguntó: “¿Dónde estás tú?” (Gn. 3:9). Dios no estaba sentado en el trono pidiendo a Adán que viniera a El. Dios no invitó a Adán que viniera a El para escuchar el evangelio. Más bien, Dios trajo el evangelio a Adán. Finalmente, Dios se hizo hombre para venir a la tierra a visitar a la gente. El descendió de los cielos para salvar a los pecadores (1 Ti. 1:15), visitó a Zaqueo (Lc. 19:1-10), visitó a la mujer samaritana (Jn. 4:3-42), envió a los doce discípulos a visitar a la gente (Mt. 10:5-8, 11-13), y envió a los setenta a visitar a la gente (Lc. 10:1-6). El dijo a los setenta que los enviaba como corderos en medio de lobos (v. 3), pero que entre estos lobos se encontraban los hijos de paz (v. 6). Al ir a visitar a la gente, descubriremos quienes son los hijos de paz. Entonces estos hijos de paz serán regenerados y finalmente transformados. Ellos serán los miembros de Cristo para formar Su Cuerpo a fin de realizar la economía eterna de Dios.
El cristianismo ha errado de la manera ordenada por Dios de practicar Su economía. En la cristiandad, se construyen grandes salas, catedrales y capillas para invitar a la gente que venga a oír el evangelio. Pero hoy día el Señor nos ha mostrado que todos los miembros de la iglesia deben ser visitadores que salen para llevar el evangelio a la gente. Tenemos que ir a visitar a la gente y enviar reuniones a sus casas. Si invitamos a la gente a venir a nuestra sala de reunión, la mayoría no vendrá. Sin embargo podemos llevar nuestras reuniones a las casas. Podemos llevar a cabo la carga de proveer a estas casas la “comida para llevar”. No necesitamos pedirles que vengan a comprar y a comer nuestra comida. Necesitamos enviar comida a sus propias casas.
En cuanto a esta nueva manera del Señor, debemos hacer estas dos cosas: ir a visitar a la gente e ir a establecer y cuidar de las reuniones en casa. Si vamos a hacer esto, debemos ser personas que son uno con el Espíritu mezclador, que están empapados con la palabra viva, que oran sin cesar y que cantan todo el tiempo. Hemos imprimido una serie de cuatro tomos que se titula Lecciones de vida para el nutrimiento de los nuevos creyentes en sus casas. Al final de cada lección hay un himno. Necesitamos cantar estos himnos y cánticos en las reuniones en casa para avivar los espíritus de los asistentes. Debemos practicar el cantar todo el tiempo (Ef. 5:19). El cantar anima a la gente, y los hace llenos de frescor y vida. Hoy día en este mundo la gente lleva muchas cargas y hay mucho desánimo. Cuando vamos a las casas de los nuevos creyentes por las tardes, nuestro cantar de los cánticos que se encuentran en las Lecciones de vida los avivará y los animará. Debemos aprender a ser personas de oración y personas de canto. Si somos tales personas, nuestras reuniones en casa serán muy frescas, nuevas, vivas y vivificadoras.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.