Obra de edificación que Dios realizapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7020-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Prestemos ahora atención a otro asunto. El muro no sólo es semejante a Dios y expresa a Dios, sino que además sirve como línea divisoria. Todo lo que se encuentra dentro de este muro es la Nueva Jerusalén, y todo lo que está fuera de él no es la Nueva Jerusalén. En otras palabras, todo lo que está dentro de este muro es el edificio de Dios, y todo lo que está fuera de él no es el edificio de Dios. Recuerde que la iglesia tiene una línea divisoria. Esta línea divisoria de la iglesia es el resultado de que los hijos de Dios sean reconstituidos. Cuanto más usted permitamos que Dios cambie nuestra constitución intrínseca, más el muro, la línea divisoria, se hará manifiesto en nosotros. El muro no está allí originalmente, sino que tiene que ser edificado. Esta edificación es la obra que Dios realiza para darnos una nueva constitución. Por lo tanto, cuanto más Dios lleva a cabo Su obra de edificación y de reconstitución en nosotros, más tenemos esta separación, esta línea divisoria.
Una vez un hermano me dijo: “Hermano Lee, alguien dijo que entre nosotros hay un muro, que siempre estamos separados de los demás”. Así que le dije: “Hermano, ¿eso le parece extraño? No temo que los demás digan que tenemos un muro; al contrario, mi temor es que nuestro muro no sea lo suficientemente alto”. ¿Saben cuán alto es el muro de la Nueva Jerusalén? La Biblia nos dice que su altura era de ciento cuarenta y cuatro codos. Un codo mide aproximadamente cuarenta y cinco centímetros, así que ciento cuarenta y cuatro codos serían unos sesenta y cinco metros de altura. Hermanos y hermanas, lo que el enemigo más aborrece es nuestro muro. Cuando Nehemías regresó del cautiverio para reedificar la ciudad santa, el enemigo hizo todo lo posible para destruir el muro de la ciudad. Qué lástima que hoy muchos cristianos no tengan un muro. Lo mismo sucede con respecto a muchas iglesias. Un muro es una línea divisoria. Tener una línea divisoria es tener una separación. Si en la iglesia hay un gran número de santos que han sido juntamente edificados, habrá un muro alto, y habrá una clara línea divisoria entre la iglesia y el mundo. Entonces en la iglesia será muy fácil distinguir entre lo que pertenece a Dios y lo que pertenece al hombre, lo celestial y lo terrenal, y entre lo que pertenece a la nueva creación y lo que pertenece a la vieja creación. Además, estas cosas no se discernirán por medio de enseñanzas, sino por medio de la edificación. Creo que ustedes entienden lo que les digo. Si ustedes desean que Dios obtenga Su edificación en la iglesia, deben ver que haya aquí una línea divisoria, la cual es resultado de la obra de mezcla y de reconstitución que Dios realiza. Si Dios se mezcla con nosotros y se forja en nuestra constitución intrínseca, inmediatamente tendremos esta línea de separación.
Permítanme usar como ejemplo el hecho de ver películas. Sé que muchos hermanos y hermanas no han podido vencer en este asunto. Éste es un tema que se debate entre muchos cristianos en muchos lugares del mundo. Los que están a favor dicen: “¿Qué tiene de malo ir al cine? Hay muchas películas que son buenas. Estas películas no sólo aumentan nuestro conocimiento y amplían nuestro criterio, sino que además son muy educativas y nos ayudan a desarrollar nuestras virtudes humanas. Por lo tanto, ver películas no es necesariamente malo”. Sin embargo, tenemos que ver que ser cristiano no es simplemente un asunto de distinguir entre lo bueno y lo malo. Ser cristiano es un asunto de si la línea divisoria de Dios ha sido trazada en nosotros, y esta línea divisoria no se traza con enseñanzas o preceptos. Si publicáramos varios mandamientos a la entrada del salón de reuniones, y uno de ellos dijera que no podemos ver películas, esto no significaría que ya tenemos una línea divisoria. Sabemos que esta clase de precepto es inútil. Los preceptos no pueden hacer que una persona sea separada. Pero una cosa sí es segura: después que usted sea salvo, si permite que Dios lleve a cabo Su obra de edificación en usted y si permite que el Espíritu Santo realice una obra de reconstitución en usted, entonces será edificado un muro que será una línea de separación en usted, y enseguida verá que ha sido separado de las películas para siempre. Hoy usted tal vez discuta conmigo y me dé muchas razones; pero un día, cuando Dios aplique un poquito de presión sobre usted, y cuando Él realice un poco de Su obra de reconstitución en usted, presionándolo un par de veces, entonces, desde ese día en adelante, será separado de las películas.
Por lo tanto, no se trata en absoluto de si algo es bueno o malo; se trata de la naturaleza. Debemos preguntar: “¿Corresponde esto a la Nueva Jerusalén o a Babilonia?”. Hoy, con respecto a algunos cristianos, la sala de cine y el salón de reuniones les parecen más o menos lo mismo. Un cristiano así viene al salón de reuniones por la mañana y después va al cine por la tarde. Esta clase de hermano y hermana definitivamente no tiene ningún muro, ninguna línea divisoria. Tal vez usted discuta diciendo: “La película que vi no fue mala. Vi una película que amonestaba a las personas a honrar a sus padres, y me pareció que fue bastante útil”. Sin embargo, no es necesario discutir al respecto. Cuando el Espíritu Santo lo presione un poco y realice una obra de reconstitución en su interior, y cuando lo traspase un par de veces, inmediatamente usted tendrá un muro, una línea divisoria. Entonces sabrá lo que pertenece al lago de fuego y lo que pertenece a la Nueva Jerusalén. A todo lo que es de Babilonia y es corrupto se le impedirá entrar en usted.
Esto no sólo se aplica a los creyentes individualmente, sino también a toda iglesia. En muchas ocasiones los hermanos y hermanas tratan de introducir las cosas del mundo a la iglesia. Al igual que las personas mundanas, ellos piensan que estas cosas son muy buenas. Pero, conforme al mismo principio, en la iglesia no se trata de si algo es bueno o malo; antes bien, se trata de la naturaleza, si Dios está o no está en determinada cosa. Quisiera preguntarles, cuando ustedes fueron a ver la mejor película, ¿podrían decir que Dios estaba en ustedes, que Dios estaba con ustedes y que Él estaba allí sentado con ustedes? Por supuesto, no podrían decir esto. No sólo eso, sino que, hablando con franqueza, si ven una película, no podrán orar apropiadamente al menos por una semana. Sé de lo que les estoy hablando. Examinen su experiencia. Después de ver una película, ¿pueden orar como de costumbre? Les requerirá al menos siete días antes de que se pueda borrar un poco la impresión de lo que vieron. No estoy hablando de una película mala. Si ven una película mala, no podrán borrar la impresión de lo que vieron por el resto de sus vidas. Esta impresión sucia quedará grabada en sus mentes, y reaparecerá cada vez que oren.
Les repito que esto no es una cuestión de bueno o malo; más bien, se trata de si Dios está en ello o no, de si Dios está o no mezclado con ello. Hermanos y hermanas míos, espero que todos seamos personas que tienen un muro. Tanto los santos individualmente como la iglesia corporativamente, deben aceptar con seriedad la obra edificadora de Dios, a fin de tener un muro alto, sólido y transparente.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.