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Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 063-078)por Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6928-2
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LA CONCLUSIÓN
DEL NUEVO TESTAMENTO

MENSAJE SETENTA Y CINCO

CRISTO: SU OBRA

(13)

En este mensaje abarcaremos una serie de aspectos referentes a la obra de Cristo en Su ministerio celestial.

I. EN SU MINISTERIO CELESTIAL

1. Después de haberlos llevado a los cielos,
recibe a los creyentes
como dones de parte de Dios
y los da a la iglesia

Lo primero que Cristo hizo en Su ministerio celestial, después de haber llevado a los creyentes a los cielos, fue recibir a estos creyentes como dones de parte de Dios y darlos a la iglesia. Efesios 4:8 dice que el Cristo ascendido “dio dones a los hombres”. Aquí “dones” no se refiere a las habilidades o aptitudes para llevar a cabo varios servicios, sino a las personas dotadas mencionadas en el versículo 11, que son los apóstoles, los profetas, los evangelistas y los pastores y maestros. Después de conquistar a los creyentes y rescatarlos de Satanás y la muerte mediante Su propia muerte y resurrección, Cristo, en Su ascensión, hizo que los pecadores rescatados fueran tales dones por medio de Su vida de resurrección, y los dio a Su Cuerpo para la edificación del mismo. Cuando el Cristo victorioso ascendió, Él condujo un séquito de enemigos derrotados e hizo de ellos dones para Su Cuerpo.

Efesios revela que Cristo es Aquel que constituye los dones y Aquel que da los dones. Debido a que Cristo es Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, Él puede hacer que los dones sean tales y puede darlos a la iglesia. Efesios 1:22 dice que Cristo fue dado por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia. La palabra a es crucial, pues ella implica que se produjo una transmisión. Todo cuanto Cristo, la Cabeza, logró y obtuvo es transmitido a la iglesia, Su Cuerpo. En esta transmisión la iglesia comparte con Cristo todos Sus logros. Puesto que todo lo que Cristo es y tiene es transmitido a la iglesia, Él puede constituirnos como dones para el Cuerpo.

Antes que Cristo diera a los creyentes como dones a la iglesia, Él primero tenía que recibirlos de parte de Dios el Padre. En Su ascensión, Cristo llevó a los creyentes a los cielos como Su séquito de enemigos derrotados. Después, Él debió haberlos presentado a Dios el Padre. De inmediato Dios dio a todos los creyentes a Cristo como un gran don. Por tanto, habiendo recibido a los creyentes como dones de parte de Dios el Padre, Cristo los dio a la iglesia. Por un lado, Cristo recibió dones de parte de Dios el Padre; por otro, Él dio estos dones, que incluyen a todos los creyentes, a la iglesia. Por tanto, los creyentes no solamente son los materiales para la edificación de la iglesia, sino que también son los dones que edifican la iglesia. Nosotros todos somos materiales para el edificio y también somos los dones que realizan la obra de edificación.

Cristo ascendió al Padre tanto en secreto como públicamente. Temprano por la mañana del día de Su resurrección, el Señor le dijo a María que Él ascendía al Padre (Jn. 20:17). En esta ascensión secreta, Él se presentó al Padre como primicias de la resurrección. Cuarenta días después, el Señor Jesús ascendió públicamente. En Su ascensión pública, Él presentó al Padre todos los creyentes como frutos de Su resurrección. Él condujo a los creyentes en un séquito de enemigos derrotados y los presentó al Padre. Por tanto, Cristo tuvo dos ascensiones con dos dádivas presentadas al Padre. Después que el Señor Jesús presentó al Padre los creyentes como frutos de Su resurrección, el Padre dio estos mismos creyentes al Cristo ascendido como dones. Cristo recibió estos dones de parte del Padre y los dio a Su iglesia a fin de edificar Su Cuerpo.

Efesios 4:8 cita el salmo 68. Salmos 68:18, al profetizar acerca de Cristo, dice: “Has subido a lo alto; has llevado cautivos a los que estaban bajo cautiverio; / has recibido dones de entre los hombres”. Este versículo dice que Cristo recibió dones; pero Efesios 4:8 dice que Cristo dio dones. La profecía usa la palabra recibido, pero en el cumplimiento se usa la palabra dio. ¿Cómo hemos de entender esto? Cuando Pablo escribió el libro de Efesios, lo hizo inspirado por el Espíritu Santo, y el Espíritu que revela no puede ser limitado. El salmo 68 fue escrito antes de la ascensión de Cristo, y Efesios fue escrito después de dicha ascensión. Ésta puede ser la razón por la cual Salmos 68:18 habla de recibir y Efesios 4:8 habla de dar. El salmo 68 profetizó únicamente acerca del recibir; no procedió a decir nada acerca del dar. Pero cuando Pablo citó Salmos 68:18, ya se había realizado el dar. Por tanto, Pablo escribió acerca de este hecho al decir no solamente que Cristo había recibido a los creyentes como dones, según está profetizado en el salmo 68, sino también que Él dio a los creyentes como dones a la iglesia. Pablo tomó el salmo 68 como fundamento para decirnos que Cristo, la Cabeza, en Su ascensión dio dones a la iglesia.


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