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Vida necesaria para la predicación del evangelio elevado, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-861-3
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CAPITULO SIETE

POR TANTO, ID, Y HACED DISCIPULOS
A TODAS LAS NACIONES

Lectura bíblica: Mt. 28:16-20; Hch. 1:8; 13:1-3; 14:23, 26-27

En este capítulo llegamos al último punto de la carga de este libro. Este punto es: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mt. 28:19a). La palabra griega traducida naciones también puede traducirse gentiles. Mientras nos vamos preparando para ir y hacer discípulos a las naciones, necesitamos ciertas capacidades. Necesitamos estar calificados en ciertos aspectos.

IR A LA TIERRA DE LOS GENTILES

El Señor no les encargó a Sus discípulos a que fueran a hacer discípulos a las naciones en el templo. Les dijo que fuesen a Galilea. En Mateo 4 se nos dice que Galilea era la tierra de los gentiles; era llamada “Galilea de los gentiles” (v. 15). El Señor mandó a los discípulos a salir de la llamada tierra santa y a ir a la tierra de los gentiles.

ES NECESARIO TRASCENDER
SOBRE TODAS LAS COSAS

Más aún, el Señor exhortó a Sus discípulos en una montaña (Mt. 28:16). Esto es muy significativo. Para estar fuera del templo, fuera de las sinagogas, fuera de los centros religiosos y estar en la cima de una montaña uno tiene que estar en terreno elevado. Tiene que trascender sobre todas las cosas. Tiene que estar en la cima de la alta montaña para ver las naciones.

Hermanos y hermanas jóvenes, si ustedes tienen la intención de ir y hacer discípulos a los incrédulos, tienen que estar elevados. Tienen que estar en la cima de la alta montaña para mirar la situación lastimosa y miserable. Cuando el Señor Jesús estuvo en esta tierra, sin duda, muchas veces estaba en la orilla del mar. Pero cuando mandó a los discípulos a ir a hacer discípulos a otros, no lo hizo en la playa. Lo hizo en la cima de una montaña alta. Si queremos hacer discípulos a otros, primero tenemos que estar elevados. Si estamos en el mismo nivel que los estadounidenses, estamos terminados. Tenemos que estar elevados para hacer discípulos a otros.

EL SEÑOR TIENE TODA POTESTAD
EN EL CIELO Y EN LA TIERRA

Luego, en Mateo 28:18 el Señor Jesús dijo: “Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra”. Algunas versiones usan la palabra poder en vez de potestad, pero esta palabra griega significa potestad. Potestad es mayor que poder. Veamos un ejemplo. En la calle, hay policías y hay carros. Un carro grande en la calle tiene poder, mientras que un pequeño policía tiene potestad. No importa cuán poderoso sea su carro, usted tiene que someterse a la potestad del policía. Por consiguiente, la potestad está por encima del poder. Jesús no sólo tiene poder, sino también potestad. En el cielo y en la tierra la potestad pertenece a Jesús.

Jesús tiene potestad sobre los Estados Unidos, sobre el Oriente Medio, y sobre toda la tierra. Jesús tiene la potestad, no el gobierno de los Estados Unidos, el de Rusia ni el de China. Jesús está por encima de toda nación (Ap. 1:5). Debemos ver que a Jesús le ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra. Luego cuando nosotros vamos, vamos con la potestad del Jesús ascendido, entronado y glorificado.

ESTAR EN EL DIOS TRIUNO PARA
INTRODUCIR A OTROS EN EL DIOS TRIUNO

Mateo 28:19 también nos muestra que cuando vamos a hacer discípulos a otros debemos tener presente que estamos en el Dios Triuno. No sólo tenemos la potestad de Jesús, sino que también somos uno con Jesús. Estamos en el Dios Triuno. No vamos a enseñar religión a los demás. Vamos a bautizarlos en el Dios Triuno.

Según la construcción gramatical de Mateo 28:19, hacer discípulos a las naciones consiste en bautizarlos. Tienen que bautizarlos en algo. Bautizar es sumergir. Si yo bautizo mis espejuelos, esto quiere decir que los sumerjo en algo. Del mismo modo, si bautizo a alguien, esto significa que lo pongo en algo. Cuando bautizamos a otros, los introducimos en el Dios Triuno. Hacer discípulos a las naciones es bautizarlos en Dios, introducirlos en Dios.

Si uno quiere introducir a alguien en Dios, seguramente necesita estar en Dios primero. Entonces puede decirles a los demás que usted está en el Dios Triuno y que los quiere introducir a ellos también en el Dios Triuno. Podría decir lo siguiente: “No tengo ninguna intención de introducirlos en el cristianismo. No tengo intención de introducirlos en ninguna denominación, ninguna secta o grupo. Mi intención es introducirlo a usted en el Dios Triuno, en quien yo estoy. Estoy en el Dios Triuno, y lo voy a introducir a usted en el Dios Triuno, en quien yo estoy”. Esto es diferente del evangelio que se predica de una forma muy baja. Usted tiene que entender y estar seguro de que está introduciendo a los demás en Dios, porque usted está en Dios.


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