Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En 8:40-56 tenemos el relato que describe cómo el Señor sanó a una mujer que tenía flujo de sangre y resucitó a una niña. En 8:41-42 Jairo, un principal de la sinagoga, pidió a Jesús que sanase a su hija, “como de doce años, que se estaba muriendo”. Mientras que el Señor iba de camino para sanar a la niña, “una mujer que tenía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó los flecos de Su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre” (vs. 43-44). Puesto que el caso de esta mujer está combinado con el caso de la hija del principal de la sinagoga, y puesto que los doce años de la enfermedad de la mujer equivalen a la edad de la muchacha y que ambas son mujeres, estos casos pueden considerarse el caso completo de una sola persona. Según esta perspectiva, la muchacha nació, por así decirlo, con la enfermedad mortal de la mujer y murió de ella. Cuando el Salvador-Hombre sanó la enfermedad mortal de la mujer, la joven muerta resucitó. Esto significa que el hombre caído nace en la enfermedad mortal del pecado y está muerto en ella (Ef. 2:1). Cuando su enfermedad mortal, causada por el pecado, es eliminada por la muerte redentora del Salvador (1 P. 2:24), él resucita y pasa de muerte a vida (Jn. 5:24-25).
El flujo de sangre en el caso de la mujer representa el escape de la vida. Perder sangre significa perder la vida. Esto también es un aspecto de la condición de la sociedad de hoy en día. Según el cuadro presentado en Lucas, la sociedad del hombre caído está lleno de demonios y de los negocios inmundos de criar cerdos, y se caracteriza por el escape de la vida, lo cual lleva a la gente a la muerte.
Es necesario ver el significado de todos los casos que están incluidos en este evangelio, a fin de entender el relato en el Evangelio de Lucas. El hombre con la legión de demonios representa la situación de la sociedad humana. La sociedad humana está llena de demonios. El negocio de criar cerdos representa el negocio inmundo que existe entre la raza humana caída. Ahora vemos que la mujer con el flujo de sangre representa el escape de la vida de las personas caídas que están la sociedad; y la pérdida de la vida resulta en la muerte.
El Señor y los discípulos que estaban en su viaje se encontraron con una legión de demonios, con los que trabajaban en el negocio inmundo de criar cerdos, con la que tenía el flujo de sangre, y con la que se había muerto. Esto indica que en nuestro viaje en el cual seguimos al Señor, entraremos en contacto con cuatro cosas: los demonios, el negocio inmundo de criar cerdos, la vida que se escapa y la muerte. En nuestro viaje es posible que al seguir al Señor hasta cierto lugar, nos encontremos ahí con legiones de demonios y con la industria inmunda. Luego podemos ir con El a otro lugar y ahí encontrarnos con el caso de la vida que se escapa y el caso de la muerte.
En 7:36-50 somos representados por la mujer pecadora cuyos pecados fueron perdonados y luego, quien comenzó a amar al Señor y a llevar una vida en paz. Nosotros, los que hemos experimentado el perdón de pecados, amamos al Señor y llevamos una vida en paz. Luego, según el capítulo ocho, le seguimos, le ministramos según Su necesidad, crecemos en vida, resplandecemos como lámparas, y llegamos a ser los verdaderos parientes del Señor. Por lo tanto, en 7:36—8:21 vemos un cuadro de nuestra experiencia cristiana, que comienza con el perdón de pecados y termina cuando llegamos a ser los parientes del Señor, los miembros de Su Cuerpo.
Según el relato presentado en 8:22-56, no debemos pararnos cuando llegamos a ser los parientes del Señor, sino que debemos seguir y tomar el camino que el Señor nos ha ordenado. Esto quiere decir que debemos tomar el viaje que El nos ha ordenado. Tomamos este viaje en conformidad con la palabra del Señor, y El está con nosotros en la barca.
No debemos pensar que si tomamos el viaje que el Señor ordenó todo será fácil. Al contrario, debemos estar preparados para enfrentarnos con la tempestad. Puesto que viajamos en conformidad con la palabra del Señor y el Señor mismo está con nosotros en la barca, no debemos atemorizarnos por la tempestad. El Señor está descansando en la barca, y debemos aprender a descansar con El. Sin embargo, no es fácil hacer esto. Cuando se levanta una tempestad, quizás invoquemos al Señor y le digamos que nos estamos pereciendo. Sabemos por experiencia que probablemente invocamos más al Señor cuando estamos en una tempestad que cuando estamos a salvo y en paz.
En nuestro viaje con el Señor, en cierto lugar nos encontraremos con demonios y con el negocio de criar cerdos. En otros lugares, nos encontraremos con el caso de la vida que se escapa; también nos encontraremos con el caso de la muerte. Pero nosotros los seguidores del Señor, al tomar el camino que El nos ordenó para nuestro viaje, seremos siempre una bendición a la sociedad. Cuando lleguemos a un lugar como de los gerasenos, un lugar lleno de demonios, se echarán fuera los demonios y se deshará la industria inmunda. Aunque otros nos rechacen, siempre les seremos una bendición. Después quizás seamos guiado a otro lugar y nos convertimos en la bendición de los que sufren del escape de la vida. Como resultado de nuestra estancia ahí, tal vez algunos se sanen y otros resuciten de la muerte.
Dondequiera que sigamos al Señor en nuestro viaje, se echará fuera los demonios, se deshará el negocio de criar cerdos, se sanará los que sufren el escape de la vida y se resucitará a los muertos.
Hemos visto que en Mateo, Marcos y Lucas todos ellos relatan los mismos tres casos que hemos estado viendo en este mensaje. Hemos indicado que Mateo tiene la intención de demostrar el cambio dispensacional, y que Marcos tiene la intención de demostrar la autoridad del reino de Dios. Pero en Lucas se relata estos tres eventos con el fin de demostrarnos el viaje que nos fue ordenado por el Salvador-Hombre. Al leer los relatos narrados en Lucas, nosotros los que seguimos al Señor Jesús vemos el camino que debemos tomar. Puesto que tomamos este viaje en conformidad con la palabra del Señor, llegaremos a nuestro destino, no importa cuantas tormentas existan. Luego, al llegar a nuestro destino, nos encontraremos con los demonios, la industria inmunda, la vida que se escapa y la muerte. Sin embargo, siempre llevaremos una bendición a estas situaciones negativas. Ya que se echarán fuera los demonios, se deshará el negocio inmundo, se sanará al que sufre de la enfermedad que hace que la vida se escape y se resucitará al muerto.
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