Mensajes para creyentes nuevos: Reuniones, Las #10por Watchman Nee
ISBN: 978-0-7363-0131-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La Palabra de Dios dice: “No dejando de congregarnos” (He. 10:25). ¿Por qué no debemos dejar de congregarnos? Porque cuando estamos reunidos Dios nos imparte Su gracia personal y corporativamente. El no sólo nos concede la gracia personal, sino también gracia corporativa, y ésta sólo se encuentra en la asamblea o reunión.
Previamente hemos hablado sobre la oración. Sabemos orar individualmente y no dudamos que Dios nos escucha. Sin embargo, hay otra clase de oración que a fin de recibir contestación tiene como principio que dos o tres se junten en el nombre del Señor. La oración individual no puede lograrlo. A fin de que Dios conteste, los asuntos importantes deben ser presentados en las reuniones y se debe orar por ellos corporativamente. La gracia corporativa de Dios llega al hombre solamente en las reuniones. Uno puede pensar que la oración individual por ciertos asuntos es suficiente para hallar la misericordia de Dios, pero la experiencia nos dice que no es así. A menos que dos o tres, o todos los hermanos se reúnan a orar, Dios no contesta. Si no nos reunimos a orar con los demás, algunas de nuestras oraciones no recibirán respuesta.
Hablamos también de cómo al leer la Biblia. Dios nos da Su gracia cuando leemos la Biblia solos; sin embargo, la revelación de algunas porciones de la Palabra no se da al individuo, sino que Dios concede Su luz a la asamblea, cuando todos están reunidos. Allí algún hermano es guiado a leer un pasaje de la Palabra, y aunque no se hable sobre ese pasaje en particular, el hecho de que toda la asamblea la lea, le da a Dios la oportunidad de derramar Su luz. Muchos hermanos testifican que pueden entender más la Palabra de Dios en las reuniones, que cuando la estudian individualmente. Dios abre cierta porción de Su Palabra por medio de otra porción, de tal manera que mientras una persona habla de un pasaje, la luz brilla en otro pasaje, y de esta manera la luz y la gracia se reciben en forma corporativa.
Al no reunirnos con los demás, aunque obtengamos una porción individual de la gracia, perdemos gran parte de la gracia, la gracia corporativa que Dios concede solamente en las reuniones. Es por esta razón que la Biblia nos exhorta a no dejar de congregarnos.
Una característica predominante de la iglesia es que se reúne. El cristiano jamás puede substituir las reuniones con búsquedas personales. Dios tiene cierta gracia reservada exclusivamente para las reuniones, así que si no nos reunimos con los demás, no recibiremos esa porción.
En el Antiguo Testamento Dios ordenó a los israelitas que se reunieran. A esta reunión la Biblia la llama congregación. En el Nuevo Testamento la revelación se aclara más, porque se dice claramente que no debemos dejar de congregarnos. Dios no está interesado en individuos que se instruyen en la Palabra solos. A fin de recibir la gracia corporativa debemos asistir a las reuniones, y juntarnos con los demás hijos de Dios. Aquel que se olvida de las reuniones, no obtiene gracia. Por consiguiente, es una insensatez dejar de congregarse.
La Biblia proporciona mandamientos y ejemplos claros acerca de las reuniones. Cuando el Señor estuvo en la tierra, El se reunía con Sus discípulos en el monte (Mt. 5:1), en el desierto (Mr. 6:32-34), en las casas (2:1-2) o a la orilla del mar (4:1). La noche antes de Su crucifixión, pidió prestado un salón grande en un aposento alto para reunirse con Sus discípulos (14:15-17); y después de Su resurrección, se apareció en el lugar donde ellos estaban reunidos (Jn. 20:19, 26; Hch. 1:4). Antes de Pentecostés, los discípulos estaban reunidos unánimes orando (v. 14) y así estuvieron hasta que llegó el día de Pentecostés (2:1). Vemos que después de ese acontecimiento, todos ellos continuaron firmes en la enseñanza y en la comunión de los apóstoles, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y aunque poco tiempo después fueron perseguidos y tuvieron que regresar a sus propios lugares, continuaron reuniéndose (4:23-31). Pedro, después de haber sido puesto en libertad, se dirigió a la casa en donde se congregaban los discípulos (12:12); y en 1 de Corintios 14 leemos que toda la iglesia se reunía (v. 23). Todo aquel que forme parte de la iglesia debe reunirse con ella.
¿Qué significa la palabra iglesia? Iglesia es la traducción de la palabra griega ekklesia:ek significa “salir” yklesia significa “congregarse o reunirse”, o sea, la reunión de aquellos que han sido llamados a salir. Dios no sólo busca al que ha salido, sino que quiere que éste se congregue. Si los llamados se mantuvieran separados, no habría iglesia.
A partir del momento en que creímos en el Señor Jesús, tenemos que congregarnos con los hijos de Dios. Esta es una necesidad básica que tenemos que atender. No debemos pensar que es suficiente con ser un autodidacta cristiano, que se encierra a solas en su casa a orar y a leer la Biblia pensando que no necesita reunirse. Debemos descartar este pensamiento. La vida cristiana no se edifica sólo a nivel individual, sino al reunirnos.
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