Terreno genuino de la unidad, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3873-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-3873-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Salmos 27:4 dice: “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré: que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová y para buscarlo en Su templo”. Aquí vemos que el único deseo del salmista era morar en la casa del Señor todos los días de su vida. La casa del Señor para nosotros hoy es la iglesia. Si somos como el salmista, desearemos morar en la iglesia todos los días de nuestra vida. Aquí en la iglesia contemplamos la hermosura del Señor, lo cual se refiere a Su presencia. Además, buscamos al Señor en Su templo. No oramos según nuestra voluntad, sino que buscamos conocer Su voluntad, buscamos Su deseo. Si hemos de contemplar la belleza del Señor y buscarlo en Su templo, tenemos que morar en la casa del Señor, la iglesia.
Salmos 36:8 dice: “Serán completamente saciados de la grosura de Tu casa y Tú les darás de beber del torrente de Tus delicias”. En tipología la grosura de la casa del Señor se refiere al rico producto agrícola de la buena tierra. Todas las riquezas que eran ofrecidas a Dios en Su casa, llegaron a ser la grosura de la casa del Señor. Este tipo se cumple en Cristo; Él es la realidad de la grosura de la casa del Señor. En los tiempos del Antiguo Testamento, el pueblo de Dios podía disfrutar de esta grosura solamente en el lugar que Dios había escogido para Su habitación. Por esta razón, el salmista declara que el pueblo de Dios sería saciado con la grosura de Su casa.
Este versículo también dice: “Tú les darás de beber del torrente de Tus delicias”. Mientras disfrutamos de la grosura en la casa de Dios, bebemos del torrente de las delicias del Señor. Estas delicias son un torrente de alegría para aquellos que vienen al lugar escogido por Dios y surgen del disfrute de la grosura que hay en la casa de Dios. Por tanto, en la casa del Señor nos llenamos de gozo mientras bebemos del torrente de las delicias de Dios.
El versículo 9 continúa diciendo: “Porque contigo está el manantial de la vida; en Tu luz veremos la luz”. En estos versículos tenemos la grosura, las delicias, la vida y la luz. No solamente disfrutamos del torrente, sino también del manantial. Este rico disfrute es nuestro en la casa de Dios, la iglesia. En la iglesia somos saciados con las riquezas de Cristo y somos llenos de delicias y de alegría. Hay incluso un torrente de delicias del cual podemos beber. Además, tenemos el manantial de la vida. Y esta vida se convierte en la luz en la cual vemos luz.
Nuestra experiencia de todos estos aspectos de las riquezas de Cristo llega a ser la adoración genuina que rendimos a Dios. Esta adoración es el elemento básico de la vida de iglesia. La vida de iglesia consiste de la adoración que proviene de nuestro disfrute de Cristo. Este disfrute nos llena de alegría y de placer; una delicia que incluso se convierte en un torrente del cual bebemos. Finalmente, venimos a la fuente de la vida, y en la luz del Señor vemos luz. Aquí no hay tinieblas, muerte, debilidad ni vacío. Al contrario, aquí estamos saciados y alegres mientras bebemos de las delicias del Señor y disfrutamos de la vida y de la luz. La adoración que se produce mediante este disfrute es la adoración que Dios desea recibir hoy. Este disfrute y esta adoración constituyen la vida de iglesia apropiada y normal. Aunque en la religión cristiana no se conoce tal adoración, el Señor la está recobrando en la vida de iglesia hoy.
En Salmos 42:4 el salmista declara: “Me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mí, de cómo yo iba con la multitud y la conducía hasta la casa de Dios, entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta”. Aquí el salmista recuerda cuánto disfrutaba ir con la multitud a la casa de Dios. Evoca cómo ellos iban a la casa de Dios entre voces de alegría y de alabanza. Él guardaba las fiestas santas, los días de las fiestas, con la multitud. Cuando el salmista expresó estas palabras, estaba en cautiverio y había perdido el disfrute relacionado con la casa del Señor. Sin embargo, al acordarse de tal disfrute, derramaba su propia alma dentro de sí.
Este versículo es una ventana que nos permite ver cómo los santos disfrutaban del producto de la buena tierra en la casa de Dios. Ellos iban a la casa del Señor con alegría y alabanzas, entrando alegremente a la presencia de Dios. Allí en la presencia del Señor disfrutaban la mejor porción del fruto de la tierra. Según este principio, ésta es nuestra experiencia en la vida de iglesia hoy. Venimos con una multitud en fiesta para disfrutar a Cristo. Cada vez que venimos a las reuniones de la iglesia, guardamos la fiesta santa al disfrutar de las riquezas de Cristo. Aquí en la casa del Señor realmente disfrutamos a Cristo con Dios.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.