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Impartición divina de la Trinidad Divina, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6710-3
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CAPÍTULO DIECINUEVE

LA IMPARTICIÓN DIVINA
DE LA TRINIDAD DIVINA REDUNDA EN
LA VIDA CRISTIANA APROPIADA

Lectura bíblica: Ef. 5:1—6:9

La revelación presentada en el libro de Efesios es progresiva. Conforme a este principio podemos esperar que el capítulo 5 sea más avanzado que los cuatro capítulos anteriores. En el capítulo 1 encontramos el esbozo de un plan. Luego, en el capítulo 2 este plan es llevado a cabo, en el capítulo 3 avanza, y logra su desarrollo en el capítulo 4. En este mensaje examinaremos el progreso que se da en el capítulo 5.

No es fácil entender el libro de Efesios porque fue escrito de una manera muy profunda. Por ello, cuando leamos este libro, debemos cavar en sus profundidades a fin de descubrir los elementos básicos.

Otro principio que debemos tener en cuenta es que un escritor siempre tiene un pensamiento básico antes de empezar a escribir algo. Este principio se aplica a lo que Pablo escribió en Efesios 5. El capítulo 5 de Efesios debe contener ciertos elementos o factores básicos. Si encontramos estos factores, habremos obtenido la clave para entender este capítulo.

En el mensaje anterior vimos que el capítulo 4 de Efesios contiene ciertos factores básicos: el Cuerpo, el Cuerpo mezclado con la Trinidad Divina, y el desarrollo en vida, gracia y verdad. Un punto que no recalqué en el mensaje anterior es que el Cuerpo es mezclado con la Trinidad en el desarrollo de vida, gracia y verdad a causa del nuevo hombre. El concepto de que la iglesia es el Cuerpo se halla en el capítulo 1. El resultado de la impartición divina de la Trinidad Divina es la iglesia, la cual es el Cuerpo de Cristo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (1:23). Por lo tanto, el primer concepto en cuanto a la iglesia en Efesios es el concepto del Cuerpo. En el capítulo 2 el Cuerpo se menciona nuevamente, y la noción del nuevo hombre se presenta por primera vez. Cristo en Su muerte en la cruz abolió todos los mandamientos expresados en ordenanzas para crear de los judíos y gentiles un solo y nuevo hombre (2:15). El nuevo hombre mencionado en el capítulo 2 es el Cuerpo. En el capítulo 1 se presenta por primera vez la noción del Cuerpo, y en el capítulo 2 se introduce la noción del nuevo hombre. Sin embargo, en el capítulo 1 no vemos el desarrollo del Cuerpo, y en el capítulo 2 tampoco vemos el desarrollo del nuevo hombre. Es en Efesios 4 que encontramos el desarrollo del Cuerpo. En el capítulo 4 vemos que el Cuerpo está mezclado con la Trinidad en vida, gracia y verdad. Finalmente, el Cuerpo en su desarrollo llega a ser el nuevo hombre. Por lo tanto, el desarrollo del Cuerpo al mezclarse con la Trinidad Divina en vida, gracia y verdad tiene por finalidad el nuevo hombre.

Ahora llegamos al capítulo 5 de Efesios. Basándonos en el principio de esta progresión, este capítulo debiera mostrar otro avance.

CUATRO CAPAS DE VELOS

No es fácil para nosotros ver lo que se halla en Efesios 5 porque nuestros ojos espirituales están cubiertos por capas de velos, uno sobre otro. No importa cuál haya sido nuestra formación, podemos afirmar que todos los cristianos tenemos cuatro capas de velos que nos cubren la vista. Debido a estos velos, es posible que leamos la Palabra pero no veamos nada en ella. El primer velo está relacionado con el hecho de que somos personas naturales. Toda criatura viviente tiene cierta clase de naturaleza. Un perro tiene la naturaleza de un perro, y un gato tiene la naturaleza de un gato. Por supuesto, nosotros los seres humanos tenemos una naturaleza que es más elevada que la de un perro o un gato. La naturaleza humana creada por Dios incluye un elemento ético. Esto significa que por naturaleza somos personas éticas. Hacer el bien y ser buenos concuerda con nuestra naturaleza humana creada. Incluso un niño pequeño tiene en su naturaleza la tendencia o inclinación de ser bueno. Cuando hacen lo correcto, se sienten orgullosos y quieren que uno los vea, pero cuando hacen algo malo, prefieren estar alejados de usted. En otras palabras, no quieren que otros se den cuenta o se enteren de que han hecho algo malo. Esto muestra que por naturaleza los seres humanos somos éticos. Esto proviene de la obra creadora de Dios. El primer velo es este elemento ético en nuestra naturaleza humana creada.

El segundo velo es la cultura. Todos los pueblos de la humanidad tienen su propia cultura. Es extremadamente difícil olvidarnos de nuestra cultura. La cultura es, por tanto, un grueso velo que nos impide ver la verdad hallada en la Biblia.

El tercer velo es la religión. Son muy pocas las personas que no tienen ninguna religión. El cristianismo es una religión con muchas creencias diferentes. En un sentido, cada creencia es una religión.

El cuarto velo también está relacionado con la ética, pero no con la ética que está en la naturaleza del hombre por medio de la creación, sino con la ética adquirida mediante la educación y la enseñanza. Por ejemplo, las enseñanzas éticas de Confucio han ejercido influencia sobre personas de diferentes nacionalidades del Lejano Oriente. En el Occidente las personas reciben la influencia de la ética que es según las enseñanzas del cristianismo.

Por consiguiente, cada uno de nosotros tiene estas cuatro capas de velos: la constitución natural con su elemento ético, la cultura, la religión y la ética adquirida a través de la enseñanza o la instrucción. Estos cuatro asuntos han venido a ser parte de nuestra constitución intrínseca. Esto significa que nuestro ser está constituido de nuestra naturaleza, cultura, religión y ética.

Si ustedes aún están cubiertos por estas cuatro capas de velos y leen Efesios 5, no podrán entender este capítulo apropiadamente. No entenderán asuntos tales como ser imitadores de Dios como hijos amados o andar en amor. Sin embargo, si usted es una esposa, se sentirá contenta al saber que Efesios 5:25 manda a los esposos a amar a sus esposas. Supongamos que una hermana está molesta con su esposo y siente que él ha sido más bien frío con ella. Mientras piensa así con respecto a su esposo, ella lee el capítulo 5 de Efesios. Aunque no entienda ningún otro versículo, es posible que preste atención al versículo que dice que los esposos deben amar a sus esposas. En realidad, ella no ha recibido nada de las Escrituras; al contrario ha insertado su propio pensamiento en la Biblia.

Un hermano que es esposo quizás haga lo mismo con el versículo que dice que las casadas deben estar sujetas a sus propios maridos. Tal vez no preste ninguna atención a lo que Pablo dice respecto a que los esposos deben amar a sus esposas, pero se sienta muy contento al leer que Pablo les manda a las esposas que se sujeten a sus propios maridos.

Estos dos ejemplos nos muestran nuestro problema cuando acudimos a la Palabra. Cada vez que acudimos a la Biblia, venimos con nuestros propios pensamientos, conceptos, deseos, aspiraciones, actitudes, opiniones o entendimiento. Todas estas cosas se originan en nuestra naturaleza, cultura, religión y ética. Es difícil encontrar a un cristiano que acuda a la Biblia sin la influencia de estas cuatro cosas. El Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu” (Mt. 5:3). Si verdaderamente somos pobres en espíritu, no estaremos ocupados de nuestra naturaleza, cultura, religión o ética. Entonces acudiremos a la Palabra con un espíritu desprendido, con un corazón puro y con una mente sensata.


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