Vivir en y con la Trinidad Divinapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6188-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Debemos ser los que viven por Cristo como el suministro de vida (Jn. 6:57b-58). Lo más importante cuando uno vive en un hogar es la alimentación; en un hogar nada es tan crucial como la alimentación. Si queremos vivir en la Trinidad Divina, morar en la Trinidad Divina como nuestro hogar, tenemos que disfrutar a Cristo como nuestro alimento. Debemos vivir por Cristo como nuestro suministro de vida. Él es nuestro alimento, pues ahora Él es comestible debido a que está en resurrección. Gracias a Su crucifixión, nuestra redención fue completada. Ahora Cristo es comestible para nosotros. Habiendo logrado Su muerte y resurrección, Él fue perfeccionado para que le pudiésemos comer. Debido a que Él vive en resurrección, Él es bueno para que nosotros le comamos orgánicamente.
Después de Su resurrección, el Señor entrenó a Sus discípulos para que vivieran por Él como el suministro de vida de ellos. En Juan 21 vemos al Cristo resucitado moviéndose y viviendo con los creyentes. En este capítulo Pedro tomó la delantera para irse a pescar, y los otros discípulos le siguieron, porque ellos no tenían nada que comer. El Cristo resucitado como el suministro de vida de los discípulos se sopló dentro de ellos, pero Pedro tomó la iniciativa de alejarse de este suministro de vida. Este suministro de vida estaba dentro de los discípulos, no en el mar. Ellos no debían haber ido al mar. Ellos debían haber permanecido en su espíritu; pero se distrajeron del suministro de vida que estaba en ellos. Aunque ellos pescaron toda la noche, no atraparon nada; entonces, ¿qué atraparon? En cierto sentido podemos decir que ellos “atraparon a Jesús”. Ellos se desilusionaron mucho por no haber atrapado ni un pez. Pero, de repente, Jesús vino. Su venida les indicó que Él era su suministro de vida.
El Señor Jesús los estaba entrenando para que comprendieran dónde encontrarían el suministro de vida. El suministro de vida no está en el mundo, el mar, sino dentro de ellos. El Espíritu que fue soplado en nosotros es el suministro de vida. No necesitamos “ir a pescar”. No necesitamos ir a otra fuente para buscar el suministro de vida. La única fuente de nuestro suministro de vida está en nuestro espíritu. Este suministro es el Cristo pneumático mismo, quien hoy es el Espíritu vivificante que mora en nuestro espíritu. Juan 20 y 21 revela que el Cristo pneumático entró en Sus discípulos para morar en ellos como el suministro de vida. No debemos ser distraídos de esta fuente hacia algo o alguien. Día a día debemos vivir por el Cristo resucitado como el suministro de vida. Esto es lo que significa vivir, morar, tener nuestra vida, tener nuestro ser, en la Trinidad Divina.
Después de esta comunión, puede ser que todavía estemos preguntándonos qué significa vivir en resurrección. Esto es muy difícil de explicar. Lo único que puedo decirles para explicarles esto es algo desde el lado negativo. Siempre que estamos en nuestro yo, nos damos cuenta de que no estamos en resurrección. Siempre que decimos o hacemos algo de manera natural, sabemos que lo que decimos y hacemos no está en resurrección. Siempre y cuando seamos personas naturales, no estaremos en resurrección. Estar en resurrección es negar nuestro yo, nuestro hombre natural, nuestra manera natural de proceder y nuestro viejo hombre.
Una iglesia pequeña fue levantada por el Señor en mi pueblo Chifú en 1932. El hermano Nee oyó las buenas noticias de que una iglesia había sido establecida en el norte de China. Ese fue el comienzo del recobro en el norte de China, así que él estaba muy contento. Él vino y se quedó con nosotros en la primavera de 1932 y fue mi invitado. Durante ese tiempo me presentó una ilustración que nunca olvidaré, me habló de la diferencia entre poner una piedrecilla o una semilla viva dentro de la tierra. Si sembramos la piedrecilla en la tierra y esperamos por muchos años, nada brotará. Si sembramos la semilla, tal como un grano de trigo, algo finalmente brotará. Él me preguntó por qué al enterrar la piedrecilla nada sucedería, mientras que algo sucedería si enterramos una semilla. Por supuesto, yo respondí diciendo que era porque no hay vida en la roca, mientras que sí hay vida en la semilla. Entonces, él llegó a su punto. Él me dijo: “Hermano, no somos un pedazo de piedra; somos una semilla. Cuanto más negamos nuestro yo, nuestra carne, nuestro viejo hombre, más llegamos a ser nada, más nuestra vida interior surgirá”.
No somos gentiles incrédulos que son piedras muertas; somos creyentes regenerados. Fuimos regenerados en la resurrección de Cristo. Ahora somos semillas vivas. Hay algo de resurrección dentro de nosotros. El Cristo resucitado, el Cristo pneumático como Espíritu vivificante está dentro de nosotros. Por tanto, cuando nos negamos a nosotros mismos y negamos nuestro hombre natural, nuestro viejo hombre, esto le da la oportunidad al Cristo pneumático, al Cristo que mora en nosotros, a que crezca dentro nosotros. Recibí mucha ayuda cuando el hermano Nee me dio esta simple ilustración hace cincuenta y cinco años. He disfrutado y experimentado la ayuda de esta ilustración por cincuenta y cinco años. Siempre recuerdo lo qué significa vivir en la vida de resurrección. Llevar la vida de resurrección es negarnos a nosotros mismos, rechazar nuestro viejo hombre y menospreciar la manera natural de proceder. Cuando hacemos esto, estamos inmediatamente en resurrección. Esta resurrección es una persona viviente.
En otra ocasión, el hermano Nee dio un mensaje en que nos dijo que la realidad y la esencia de la resurrección es el Espíritu. La resurrección es el Espíritu. El Espíritu no es meramente el Espíritu de Dios como lo era en Génesis 1, que se cernía sobre la superficie de las aguas. La resurrección es la persona del Espíritu de Jesucristo después de la resurrección de Jesús. Esta persona viviente es la realidad y la esencia de la resurrección. Vivir en resurrección es vivir y andar, no por nosotros mismos, sino por el Espíritu. ¿Dónde está el Espíritu? Él ahora mismo está en nuestro espíritu (Ro. 8:16; 1 Co. 6:17). Por tanto, cada vez que nos volvemos a nuestro espíritu, nos encontramos con la realidad de la resurrección, la cual es una persona viviente: el Espíritu vivificante quien es el Cristo pneumático.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.