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Mensajes de vida, tomo 2 (#42-75)por Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6927-5
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CAPÍTULO CINCUENTA

VIVIR POR CRISTO

Lectura bíblica: Col. 1:27; 2:16-17; 3:4, 10-11; Gá. 2:20; Fil. 1:21a

EL CORAZÓN DE LA BIBLIA

De los veintisiete libros del Nuevo Testamento, podemos considerar a cuatro como el corazón del mismo. El corazón es un órgano crucial. Uno puede perder un dedo o hasta la nariz y, con todo, seguir viviendo. Pero sin el corazón, perderemos toda esperanza de vida. ¿Cuáles de los libros del Nuevo Testamento diría usted que son los más vitales? En todos estos años he desgastado varias Biblias por el uso continuo. Sin embargo, las páginas de muchos de los libros no sufrieron tanto daño; en cambio, las páginas de estos cuatro libros en cada una de esas Biblias pronto empezaron a sufrir desgaste. Incluso las mismas páginas de la Biblia que uso ahora se encuentran gastadas. Si ustedes examinan las Biblias de los cristianos que buscan del Señor, creo que encontrarán gastadas esas mismas páginas.

Estos libros son: Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses. Ellos son realmente el corazón de toda la Biblia, y no simplemente del Nuevo Testamento. Su tema es Cristo y la iglesia.

Gálatas revela que Cristo es contrario a la religión, incluyendo la religión judía, que fue establecida conforme a los mandamientos y ordenanzas dados por Dios. Por un lado, tenemos a Cristo y, por otro, está la religión judía y su ley. Ciertamente la religión judía era la más elevada; no hay ninguna religión pagana que se compare con ella. Sin embargo, Cristo es contrario a ella.

El mensaje de Colosenses es que Cristo es contrario a la filosofía griega. Cuando el libro de Colosenses fue escrito, toda la región del Mediterráneo era gobernada por Roma. La política y la ley romana prevalecían. Lo que atraía a las personas de esos días era la religión judía y la filosofía griega. Incluso en la cultura moderna occidental de hoy, predominan estos tres elementos: la política y gobierno romano, la religión hebrea y la filosofía griega. La filosofía que se confrontaba en Colosenses era el gnosticismo, el cual incluía, además de la filosofía griega, elementos de las filosofías egipcia, babilónica y persa.

La religión y la filosofía son las invenciones más sofisticadas de la cultura. Sin ellas la humanidad sería salvaje y barbárica. Sería como los escitas (Col. 3:11), quienes eran considerados el pueblo más barbárico, sin el menor asomo de religión o filosofía. La cultura humana depende en gran medida de estas dos cosas. Debido a ellas la humanidad caída es guardada bajo restricción y puede tener una buena apariencia. Pero estos dos libros dejan claro que Cristo es contrario a la religión y la filosofía. Por buenas y positivas que sean estas cosas, no se comparan con Cristo mismo; Él está muy por encima de ellas.

El mensaje de Filipenses es “para mí el vivir es Cristo” (1:21). Este Cristo, quien es contrario a los logros humanos más elevados, es nuestra vida. Nosotros no somos personas religiosas ni filosóficas, sino que somos cristianos, “personas de Cristo”. Un cristiano tiene en su interior a Cristo y lo expresa en su vivir.

El resultado de que este Cristo viva en nosotros, contrario a la religión y la filosofía, es la iglesia, que es el tema del libro de Efesios. La iglesia es Cristo, quien es contrario a la religión y la filosofía, y se manifiesta en el vivir de Su pueblo. Este Cristo que está dentro de Su pueblo y entre ellos es Dios revelado, el corazón de la revelación divina.

LA NECESIDAD DE VIVIR A CRISTO

En estos últimos meses las iglesias han sido traídas de regreso a la Palabra y a la oración. Creo también que las iglesias están procurando vivir a Cristo, un vivir que edifica la iglesia. Damos gracias al Señor por esto. Los mensajes que hemos estado dando sobre el libro de Filipenses han brindado una gran ayuda a las iglesias. Lo mismo podemos decir respecto a los mensajes dados en los entrenamientos sobre el libro de Efesios. Sin embargo, el Señor me reprendió recientemente. Me mostró cuán grande es la carencia de Cristo en las iglesias. En la vida de iglesia, Cristo prácticamente no se manifiesta en el vivir de los santos. Mientras estaba allí arrodillado delante del Señor, tomé la delantera en confesarle mi escasez de Cristo. Que el Señor nos revele cuánto nos hace falta vivir a Cristo de manera práctica. El Señor no me reprendió por cometer pecados atroces ni por mundanalidad; puedo testificar por Su misericordia y gracia que estas cosas no me afectan. Sin embargo, el Señor me dijo: “Tal vez no seas una persona mundana ni inmoral, pero ¿cuánto vives a Cristo?”. Tuve que confesarle que muy poco.

Creo que ustedes, en su mayor parte, también podrían afirmar que no caerían fácilmente en pecados atroces ni en mundanalidad, pues estas cosas ya no los atraen. No obstante, en su andar diario, ¿cuánto de Cristo ha sido forjado en ustedes? Su política ha sido comportarse debidamente. Por ejemplo, si ustedes mienten, se sienten condenados; pero ¿se han sentido alguna vez condenados porque no viven a Cristo? Si actúan apropiadamente, no tienen ningún sentir de condenación. Eso muestra que sin darse cuenta, ustedes prestan atención a la ética y la moralidad, es decir, que les preocupan las virtudes humanas.


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