Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0342-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Una vez que los corazones de los colosenses fueran consolados, ellos podrían recibir revelación acerca de Cristo. Debido a que éste es un asunto tan importante, Colosenses recalca más el corazón que el espíritu. No podemos presentar perfectos en Cristo a otros, a menos que sus corazones hayan sido consolados. Si primero no cuidamos de sus corazones, ellos no podrán recibir nada de lo que les ministramos acerca de Cristo. Por consiguiente, el primer paso al presentar a otros maduros en Cristo es consolar sus corazones para que puedan alcanzar todas las riquezas de la plena certidumbre de entendimiento. Los hermanos que toman la delantera son particularmente quienes deberían buscar al Señor y pedirle la gracia de poder consolar los corazones de los que están distraídos, insatisfechos y desilusionados. Una vez que los corazones de los santos hayan sido consolados, nos resultará fácil ministrarles las riquezas de Cristo, pero mientras que ellos tengan problemas en sus corazones, tendrán conflictos en sus mentes. La única manera de resolver los problemas de la mente es que los corazones de ellos reciban corrección bajo el cuidado tierno del Señor. Ésta es una lección crucial que debemos aprender.
En Colosenses 1:29 Pablo dijo que luchaba según la operación de Cristo en él. Esta lucha era su labor de presentar maduro en Cristo a todo hombre. Él se esforzaba en hacer esto, anunciando a Cristo, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría.
Conforme a 1:29 la operación de Cristo actúa en nosotros con poder. No es lo mismo que Cristo opere en nosotros a que Su operación actúe en nosotros. Puesto que Cristo como esperanza de gloria opera en nosotros, hay una operación que también actúa en nosotros. En otras palabras, el propio Cristo que opera en nosotros produce una operación que también actúa en nosotros. Dicha operación actúa en nosotros con poder.
Toda persona salva ha tenido alguna experiencia, aunque sea un poco, de la operación de Cristo. El ser salvos no equivale simplemente a ser perdonados y justificados por Dios; también significa que Cristo ha sido impartido en nosotros. El Cristo que mora en nosotros también opera en nosotros. Como mencionamos, Su operación llega a ser la operación que actúa en nosotros. La lucha que Pablo sostenía por los santos era según esta operación.
Tal vez algunos santos sientan muy poco de la operación de Cristo en ellos. Esto se debe a la falta de oración. Por tanto, debemos acudir al Señor con un corazón arrepentido y decir: “Señor, aún soy regido por la vida natural, el ego y el viejo hombre. Perdóname y lávame con Tu preciosa sangre. Deseo ser iluminado, purificado y hecho transparente. Te ruego que me muestres lo que deseas de mí. Saca a la luz mi verdadera condición para que sea lleno de Ti”. Si oramos así, la operación de Cristo podrá actuar libremente en nosotros.
Puedo testificar que la operación de Cristo me llena de vigor. Cuanto más oro, más me vigoriza Su operación. Pero si dejo de orar, me vuelvo frío e inactivo. La razón por la cual usted no siente mucho la operación de Cristo en su interior es que se esfuerza demasiado y no ora lo suficiente. Cuando usted abre su ser al Señor en oración, permite que la operación de Cristo actúe en usted. De este modo usted puede luchar según dicha operación para presentar a otros maduros en Cristo.
La operación de Cristo actúa con poder. Pablo se refiere a este poder en Efesios 3:7 y 20. En Efesios 3:7 él habla de “la operación de Su poder”, y en 3:20, del “poder que actúa en nosotros”. Este poder es el poder de la vida de resurrección (Fil. 3:10) que actúa en los creyentes (Ef. 1:19). Este poder operó en Cristo, resucitándole de los muertos, sentándole a la diestra de Dios en los lugares celestiales y sometiendo todas las cosas bajo Sus pies (Ef. 1:20-22). Por lo tanto, este poder incluye el poder de resurrección, el poder que trasciende y el poder que somete. La operación de Cristo es según tal poder y nos capacita para luchar, a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre.
Lo que Pablo hizo en su esfuerzo por presentar a otros maduros en Cristo constituye un ejemplo que sirve para perfeccionar a los santos con miras a la edificación del Cuerpo de Cristo. Consiste en luchar según la operación del Cristo que actúa en nosotros, es decir, laborar por medio del poder que resucita, trasciende y somete, el cual está en nosotros.
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