LA CONCLUSIÓN
DEL NUEVO TESTAMENTO

MENSAJE OCHENTA Y SEIS

EL ESPÍRITU: SU OBRA

(1)

Ya hemos abarcado la persona del Espíritu, Sus símbolos, Sus atributos y Su venida. Ahora debemos proceder a considerar la obra del Espíritu. Veremos la obra del Espíritu Santo en Juan el Bautista, en los santos durante el período de transición, en Cristo y en los creyentes para la impartición divina.

A. EN JUAN EL BAUTISTA

Primero, el Espíritu realizó Su obra en Juan el Bautista. El Espíritu llenó a Juan el Bautista con poder para que llevase a cabo su ministerio. Según Lucas 1:15, Juan el Bautista fue lleno del Espíritu de este modo desde el vientre de su madre.

B. EN LOS SANTOS DURANTE EL PERÍODO
DE TRANSICIÓN

Segundo, el Espíritu realizó Su obra en los santos durante el período de transición transcurrido entre la encarnación de Cristo y Su resurrección. Estos santos —Elisabet, Zacarías y Simeón— fueron llenos del Espíritu en el aspecto económico (Lc. 1:41, 67; 2:25). En particular, el Espíritu le comunicó a Simeón “que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor” (v. 26). El Espíritu también inspiró a Simeón para que hablase proféticamente acerca de Cristo (vs. 27-35).

C. EN CRISTO

1. Lleva a cabo Su concepción
y lo engendra

El Espíritu operó en Cristo al llevar a cabo Su concepción y al engendrarlo. En Cristo, la esencia divina del Padre se mezcló con la esencia humana por obra del Espíritu. Al cubrir el Espíritu Santo con Su sombra a María, la esencia divina fue generada en su vientre (Lc. 1:35), de modo que “se halló que estaba encinta por obra del Espíritu Santo” (Mt. 1:18). Por tanto, lo engendrado en ella era del Espíritu Santo (v. 20). El nacimiento de Cristo procedió directamente del Espíritu Santo. Este Espíritu era el Espíritu de Dios el Padre, la esencia de Dios el Padre. Cuando el Espíritu entró en el vientre de María, aquello fue la esencia de Dios el Padre que entró en la virgen. Ésta fue la concepción divina realizada en el vientre de una virgen humana. La esencia divina se mezcló con la esencia humana para producir un niño que nació como Dios-hombre. El Hijo fue concebido con la esencia del Padre y por el Espíritu. Por ser el Dios-hombre, Cristo posee ambas naturalezas: la divinidad y la humanidad. La obra realizada en Él con relación a Su divinidad fue íntegramente una obra realizada por el Espíritu Santo.

2. Desciende y permanece sobre Él

El Espíritu continuó Su obra en Cristo al descender y permanecer sobre Él. Cuando Cristo salió a ministrar, el Espíritu Santo descendió sobre Él y permaneció sobre Él como poder en el aspecto económico para Su obra. A los treinta años de edad, el Señor Jesús fue bautizado. Después que salió del agua, el Espíritu de Dios descendió como paloma y vino sobre Él (Mt. 3:16). El Señor había nacido del Espíritu, el Espíritu era una de las esencias de Su ser y Él tenía al Espíritu Santo dentro de Él. En el aspecto esencial, Él ya tenía al Espíritu de vida para Su existencia; pero en el aspecto económico para Su ministerio, Él todavía necesitaba al Espíritu de poder. Por tanto, en el momento de Su bautismo, el Espíritu Santo vino sobre Él en el aspecto económico, y este Espíritu económico permaneció sobre Él (Jn. 1:33).

3. El medio a través
del cual Dios lo unge

Cuando el Señor Jesús ejercía Su ministerio y llevaba a cabo Su obra, el Espíritu fue el medio a través del cual Dios le ungió. El Señor estaba íntegramente bajo la unción del Espíritu Santo. En Lucas 4:18, las palabras de Isaías se aplicaron a Cristo: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, por cuanto me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres”. Hechos 10:38 dice que Dios ungió a Jesús con el Espíritu Santo y con poder. Además, Mateo 12:18 revela que Dios puso Su Espíritu en Cristo para que anunciase el derecho a los gentiles. Hebreos 1:9 dice que Dios ungió a Cristo con óleo de júbilo. Todos estos versículos muestran la obra que el Espíritu realizó al ser ungido Cristo por Dios. Aunque Cristo es el Dios todopoderoso, debido a que Él es el Cristo de Dios en Su humanidad, todavía debía ser ungido con el Espíritu para Su ministerio a fin de que llevara a cabo la economía de Dios. Por tanto, cuando Cristo realizó Su obra, lo hizo por el Espíritu.