Estudio-vida de Levíticopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6571-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La ofrenda de paz se basa en que Dios es satisfecho por el holocausto. La ofrenda de paz, de la cual Dios y nosotros disfrutamos hoy, tiene como base que Cristo es el holocausto. Esto lo indica Levítico 3:5 y 6:12. Refiriéndose a la ofrenda de paz, 3:5 dice: “Los hijos de Aarón quemarán esto en el altar, sobre el holocausto, el cual estará sobre la leña que habrá encima del fuego; es ofrenda por fuego, aroma que satisface a Jehová”. Aquí vemos que el holocausto provee la base sobre la cual Dios recibe la ofrenda de paz. Basado en el holocausto consumido por el fuego, Dios recibe la ofrenda de paz.
La ofrenda de paz es fruto del mutuo disfrute que la ofrenda de harina proporciona tanto a Dios como al hombre (7:37). Por una parte, la ofrenda de paz se basa en el holocausto; por otra, la ofrenda de paz es fruto del disfrute que se tiene de la ofrenda de harina.
Esto no guarda relación con la doctrina, sino con la experiencia. Si hemos de disfrutar a Cristo como nuestra paz de una manera práctica y diaria, primero tenemos que tomarlo como nuestro holocausto para satisfacción de Dios, y después tenemos que alimentarnos de Él como ofrenda de harina al disfrutarlo como nuestro alimento. Entonces Cristo se convertirá en nuestra ofrenda de paz. Creo que todos hemos experimentado esto.
Aunque hemos experimentado a Cristo como las ofrendas, tal vez no hayamos tenido el conocimiento que comunican los cuadros en Levítico. Al presentarnos estos cuadros, Levítico usa muchos términos técnicos. Muchos de nosotros hemos experimentado a Cristo sin conocer estos términos técnicos. Uno de estos términos es holocausto. Por la mañana, podemos orar así: “Padre Dios, amo a Tu Hijo, y quisiera ofrecértelo”. Disfrutamos a Cristo de una manera muy dulce y presentamos este Cristo a Dios para complacerlo. En esto consiste presentar Cristo a Dios como holocausto.
Después de presentar Cristo a Dios como holocausto, podemos decir: “Oh Señor, Tú eres mi suministro diario. Sin Ti, no podría vivir”. Esto es tomar a Cristo como ofrenda de harina, como nuestro suministro de vida. Ofrenda de harina es el término técnico que equivale a suministro de vida.
Cuando tomamos a Cristo como nuestro holocausto y como nuestra ofrenda de harina, tenemos paz. En lo profundo de nuestro ser tenemos una sensación de gozo y de que estamos bien con Dios y que Él nos acepta. Quizás unos momentos antes usted había tenido un problema, y debido a ello no se sentía en paz con Dios; pero ahora ya no hay problemas, y usted está en paz. Esto es disfrutar a Cristo como ofrenda de paz. Todos podemos experimentar y disfrutar esto cada día.
En Levítico vemos que hay diferentes clases de ofrenda de paz. Así como hay diferentes tamaños de holocausto, también existen diferentes clases de ofrenda de paz.
El hecho de que haya diferentes clases de ofrenda de paz no es debido a Cristo mismo, sino a que el disfrute de Cristo experimentado por el oferente puede encontrarse en diferentes condiciones. A veces disfrutamos a un Cristo grande. En otras ocasiones algo sucede, quizás algún problema en nuestra vida familiar, que limita el disfrute que tenemos de Cristo. Esto no significa que Cristo se haya hecho más pequeño; más bien, significa que la condición en la cual disfrutamos a Cristo se ha vuelto estrecha y pequeña. Satanás busca limitar el disfrute que tenemos de Cristo y hacer más estrecha la condición en la cual disfrutamos a Cristo. Por consiguiente, debemos aprender a vencer toda clase de dificultades, incluso orar en nuestro “aposento” (Mt. 6:6) para evitar interrupciones, a fin de estar en una condición más propicia y más elevada en la cual podamos disfrutar a un Cristo de mayor tamaño.
Levítico 3:1 dice: “Si su ofrenda es un sacrificio de ofrendas de paz, si la presenta del ganado vacuno, sea macho o hembra, sin defecto la presentará delante de Jehová”. El macho representa a un oferente fuerte, quien disfruta a Cristo como macho del ganado vacuno.
No es que Cristo sea fuerte o débil; más bien, nosotros somos fuertes o débiles. Si somos fuertes, disfrutaremos a un Cristo más fuerte. Si somos débiles, disfrutaremos a un Cristo más débil; no es que Cristo sea débil en Sí mismo, sino que es más débil en nuestra experiencia a causa de nuestra debilidad. Cuando estamos débiles o nos sentimos desilusionados, tenemos un disfrute más débil del Cristo fuerte. Debido a que somos débiles, Él es débil en nuestra experiencia.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.