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Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Unpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-9118-4
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CAPÍTULO CINCO

EJERCITARNOS PARA SER UN SOLO ESPÍRITU
CON EL SEÑOR

Lectura bíblica: 1 Co. 6:17; 2 Co. 3:17; 2 Ti. 1:7; 4:22

EL PENSAMIENTO CENTRAL
HALLADO EN LA BIBLIA

En este mensaje consideraremos el asunto de ejercitarnos para ser un solo espíritu con el Señor. Esta frase, que se registra en 1 Corintios 6:17, es la frase más misteriosa de la Biblia. Nosotros los que creemos en el Señor realmente podemos llegar a ser un solo espíritu con el Señor. Ésta es la enseñanza más central hallada en la Biblia. Es cierto que hay muchas enseñanzas morales y éticas en la Biblia. Creo que si tomáramos todo lo escrito por los eruditos clásicos y filósofos chinos con respecto a la ética y la moralidad, y lo juntáramos con todas las enseñanzas y los escritos de Confucio y Mencio, aún no dirían tanto como lo que la Biblia dice, y su norma sería mucho más baja que la de la Biblia. Para el linaje humano, la Biblia enseña lo máximo acerca de la ética y la moralidad, y tiene la norma más elevada. Sin embargo, estas enseñanzas no son el centro sino la periferia de la Biblia; éstas son las “ramas” y no “las raíces y el tronco” de la Biblia.

El centro, “las raíces y el tronco”, de la Biblia es que nosotros, los que hemos sido salvos, llegamos a ser un solo espíritu con el Señor. Esto declara dos hechos. Primero, el Señor tiene que ser Espíritu. Si Él no fuese Espíritu, ¿cómo podría Él llegar a ser un solo espíritu con nosotros? Segundo, aunque nosotros no somos espíritu, debemos tener un espíritu; de otra forma, ¿cómo podríamos llegar a ser un solo espíritu con Él? Según nuestra realidad interior, ciertamente tenemos un espíritu. Cuando Dios nos creó, Él hizo un espíritu para nosotros. Zacarías 12:1 dice: “Jehová, que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él”. Nuestro espíritu, el cual está dentro de nosotros, fue creado por Dios, y según este versículo, nuestro espíritu humano es tan importante como los cielos y la tierra. Este versículo menciona únicamente tres cosas: los cielos, la tierra y el espíritu del hombre; no menciona ninguna otra cosa. Por consiguiente, los cielos, la tierra y el espíritu del hombre son de igual importancia. Nuestro espíritu humano es tan importante como los cielos y la tierra; esto es un asunto tremendo. Si usted entiende la Biblia y sabe el significado de la existencia del universo, verá que los cielos fueron creados para la tierra, la tierra fue creada para el hombre, el centro del hombre es su espíritu, y el espíritu del hombre fue creado para contener a Dios. El hombre es un vaso creado para que Dios entre en él y more dentro de él. Éste es el asunto central hallado en la Biblia.

EL MISTERIO DEL ESPÍRITU HUMANO

Creo que los antiguos sabios chinos tenían verdadera sabiduría dada a ellos por Dios. Algunas de sus palabras nunca han sido duplicadas por filósofos de otros lugares. Por ejemplo, ellos dijeron que el hombre es el espíritu de toda la creación. Es muy significativo que los antiguos sabios chinos usaran la palabra espíritu. En vez de decir que el hombre es la cabeza de toda la creación, ellos dijeron que el hombre es el espíritu de toda la creación. Además, a pesar del hecho de que estos eruditos clásicos chinos no tenían la revelación clara de la Biblia, ellos estudiaron la condición humana interior según la ciencia en sus escritos clásicos y descubrieron el hecho —hablado por Wang Yang-ming— de que dentro del hombre hay un conocimiento innato del bien y una habilidad innata de hacer el bien. Ellos también descubrieron que tal conocimiento y habilidad innatos es la conciencia que está en nuestro interior. En su libro titulado El Gran Saber, Confucio habló del camino del gran saber, el cual era muy difícil de explicar para los eruditos clásicos: “El camino del gran saber consiste en desarrollar la virtud brillante”. En el término virtud brillante, brillante es un adjetivo y virtud es un sustantivo. El significado de la virtud brillante es una virtud moral que resplandece y brilla. Los filósofos chinos desarrollaron este punto muchísimo; el énfasis de sus enseñanzas morales y éticas era hacer que la virtud brillante resplandeciese más, lo que significa desarrollar y aumentar la función de la conciencia, es decir, del conocimiento innato y la habilidad innata que el hombre tiene para hacer el bien.

Podemos ver que independientemente de si las personas son civilizadas o bárbaras, chinas o extranjeras, todas tienen algo en su interior. Podríamos llamarlo la conciencia, el conocimiento y la habilidad innata, o la virtud brillante, pero en su interior ciertamente existe tal cosa. Muchas veces hay concupiscencias en su interior. Por ejemplo, si usted ve que su compañero de clase en la escuela tiene un muy buen bolígrafo, quizás usted piense en una forma para robarlo. Cuando usted hace eso, usted está fuera de su espíritu; usted está en la función impropia de sus concupiscencias, su parte emotiva y su mente. Pero por otra parte, mientras usted hace esto, percibe una voz en su interior que lo condena y aun lo impide y lo critica. Algunas veces, después de robar algo usted, se siente incómodo utilizando ese artículo. Esta sensación de inquietud no proviene de alguna enseñanza religiosa o ética externa. Según sus estudios de todos los aspectos de las condiciones manifestadas en el cuerpo y el corazón humanos, Confucio y Mencio alcanzaron la conclusión de que verdaderamente existía tal cosa dentro del hombre, y ellos llamaron eso la conciencia. Más adelante, Wang Yang-ming estudió esto más y lo llamó el conocimiento innato del bien y la habilidad innata de hacer el bien. No solamente es un conocimiento, sino también una habilidad: un conocimiento del bien y una habilidad de hacer el bien. Conocer el bien y ser capaz de hacer el bien son las funciones que corresponden a la conciencia. Si juntamos la conciencia, el conocimiento del bien y la habilidad de hacer el bien, eso equivale a la virtud brillante.

Quizás usted no ha robado nada, pero a veces discute con su madre. A las hijas en especial les gusta discutir con sus madres. Su madre la ama y usted ama a su madre, pero de todos modos le gusta discutir con ella. Incluso antes de terminar de discutir, mientras aún disputan, algo en su interior le dice que no discuta. Externamente usted está argumentando, pero internamente se siente mal. Hay una prohibición interior que es el funcionamiento de la conciencia.

La Biblia nos muestra que la conciencia es la parte principal de nuestro espíritu. Cuando predicamos el evangelio, principalmente queremos conmover la conciencia de la gente. Cuando la conciencia es conmovida, el espíritu es conmovido. Un verdadero arrepentimiento surge a partir de la conciencia que es tocada. Cuando la conciencia es tocada, el espíritu es conmovido, y cuando el espíritu se conmueve, la mente de una persona da un giro. En el griego, el significado de arrepentirse es que la mente de un giro. La mente de una persona da un giro porque su espíritu es tocado. Por consiguiente, cuando predicamos el evangelio, no es suficiente hablar meras doctrinas. Hablar doctrinas equivale a intentar convencer la mente de una persona mediante el razonamiento. Esto no funciona. Necesitamos el poder del Espíritu Santo para tocar y conmover la conciencia de las personas. Siempre que la conciencia de alguien es conmovida, su espíritu es conmovido.

Hace tiempo había un predicador en China llamado John Sung. Él fue a los Estados Unidos para estudiar y obtuvo tres doctorados. Cuando él predicaba el evangelio, sus mensajes no estaban al nivel de la verdad, pero él tenía el poder de tocar a las personas. Cuando él hablaba de la salvación, no sólo hablaba con su boca; él vestía un atuendo chino tradicional y debajo de su larga bata él tenía una bolsa llena de accesorios. A veces mientras hablaba, él sacaba una pequeña botella de vino y simulaba ser una persona que se embriagaba y golpeaba a su esposa. Más adelante, él sacaba algunas cartas y simulaba ser una persona que apostaba y gritaba. Luego, él sacaba una pipa de opio y simulaba ser una persona que fumaba opio. Al final de su predicación, él sacaba de su bolsillo un pequeño ataúd. Él decía que todos ellos, el borracho, el apostador y el adicto al opio, terminarían en el ataúd. Cuando las personas lo escuchaban hablar, no tenían ni la menor sensación de que escuchaban un sermón, pero su conciencia no podía sino ser conmovida por él. Cuando él terminaba de hablar, grandes multitudes de personas dejaban sus asientos y derramaban lágrimas mientras caminaban hacia el frente, llorando, orando y arrepintiéndose.

Una vez, mi hermana mayor lo oyó predicar el evangelio en la provincia Honan. En cierta ocasión, mientras John Sung predicaba, él sacó un pequeño puntero. Mientras hablaba, él lo apuntó hacia una mujer y dijo: “Usted es la concubina de alguien”. Esa mujer se enfureció. Ella se dijo para sí: “¿Cómo pueden los cristianos ser tan irracionales? Ellos me obligaron para que viniera a su capilla a oír la predicación y luego revelaron mi condición al predicador”. Ella tuvo esa reacción porque verdaderamente era una concubina. Ella aborreció a la persona que la trajo y también aborreció al predicador. Sin embargo, cuando regresó a su hogar y recapacitó, el Espíritu Santo operó en ella y le dijo: “¿Cómo puedes aborrecerlos? ¿Acaso no eres una concubina? De hecho, eres una pecadora. Si fueras una persona apropiada, ¿cómo podrías ser la concubina de alguien?”. Esta mujer se arrepintió y fue a escuchar la predicación de nuevo al día siguiente. No fue el hablar doctrinas lo que convenció su razonamiento y la persuadió a reconocer que no debía ser una concubina. Fue el poder del Espíritu Santo que tocó su conciencia. Cuando su conciencia fue conmovida, su espíritu fue conmovido y su mente dio un giro. En esto consiste el arrepentimiento.


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