Estudio-vida de Ezequielpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6480-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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A fin de participar en la coordinación de los seres vivientes, es imprescindible que tengamos las manos de hombre. Esto significa que debemos ser hombres apropiados. Si carecemos de la humanidad apropiada, tendremos problemas en nuestra coordinación.
Éste era el problema con cierto hermano que insistía en visitar cierta familia a una hora que era inconveniente para ellos. Este hermano estaba decidido a visitar dicha familia a la hora de comer, pese a que los santos en esta familia sentían que la hora de comer no era el mejor momento para que él los visitase. Este hermano tal vez tuviera alas de águila, pero no tenía manos de hombre. Pocos días después de su visita recibimos un informe de un miembro de la familia sobre lo sucedido. Este hermano visitó aquella familia a la hora del almuerzo con la expectativa de que le sirvieran los alimentos; sin embargo, la esposa se encontraba enferma y no pudo prepararle comida. Pese a ello, este hermano se quedó sentado esperando su almuerzo, aun cuando el marido se encontraba ocupado atendiendo a su esposa y no podía proveer alimento alguno para su huésped. Este hermano no tenía manos de hombre; carecía de la humanidad apropiada. Esta clase de persona no puede coordinar con los demás santos.
En la visión de Ezequiel 1 no solamente vemos las alas de águila, sino también las manos de hombre. La revelación divina nos muestra que debemos ser personas equilibradas. No importa cuán espirituales seamos, todavía debemos ser seres humanos apropiados. Por ejemplo, es posible que un determinado hermano joven sea muy espiritual, pero cuando esté con una persona mayor que él, tiene que mostrar el debido respeto en términos humanos. Si no tenemos manos de hombre y carecemos de un equilibrio entre la espiritualidad y la humanidad apropiada, no podremos coordinar con otros.
Otro prerrequisito de la coordinación es tener pies de becerro. Si un determinado hermano carece de los pies de becerro, su andar será torcido, lo cual hará imposible que él coordine con otros.
Todos debemos tener bien en claro los prerrequisitos de la coordinación. El viento, la nube, el fuego y el electro, las caras de hombre, león, buey y águila, las alas de águila y las manos de hombre, todos éstos son los prerrequisitos para entrar en la coordinación de los cuatro seres vivientes.
Procedamos ahora a considerar la condición práctica de la coordinación.
Ezequiel 1:11b dice: “Sus alas se extendían hacia arriba; cada uno tenía dos alas que se unían la una a la otra, y dos que cubrían su cuerpo”. Esto indica que los cuatro seres vivientes no estaban dispuestos en línea, sino en un cuadrado. Ya señalamos que en la Biblia las alas de águila representan la gracia y el poder de Dios. Si los cuatro seres vivientes no se mantuvieran unidos mediante las alas para formar un cuadrado, no podrían estar en coordinación. Esto indica que la coordinación de los seres vivientes tiene lugar en el Señor y por la gracia de Dios.
Si como creyentes en Cristo no estamos en el Señor ni en la gracia de Dios, no podremos estar unidos a otros. Pero si permanecemos en Dios, confiamos en Dios y expresamos a Dios, podremos coordinar juntos en Dios. Por tanto, nuestra coordinación no se basa en nuestra habilidad y talento, sino en que moramos en Dios y dependemos de Dios. Si todos permanecemos en Dios, confiamos en Dios y expresamos a Dios, Dios llegará a ser el poder y el medio para nuestra coordinación. Entonces coordinaremos y avanzaremos en unidad debido a que estamos en Dios.
Así como las tablas del tabernáculo en el Antiguo Testamento se sostenían juntas en virtud del oro para ser una sola entidad, asimismo los seres vivientes permanecen unidos en virtud de las alas para ser una sola unidad. Si a las tablas del tabernáculo se les quitase el oro que las recubre, el tabernáculo se desplomaría. Si los seres vivientes no tuvieran alas, no podrían estar juntamente unidos. El significado en ambos casos es el mismo, a saber: que somos mantenidos juntos debido a que estamos en Dios. Lo crucial aquí es que la unidad y la coordinación de los cuatro seres vivientes dependen de las alas de águila, esto es, de la gracia y el poder de Dios. La gracia y el poder de Dios hacen de los seres vivientes una sola entidad y constituyen el medio por el cual ellos coordinan.
Este cuadro de la coordinación corresponde con la enseñanza del Nuevo Testamento. Romanos 12:5 dice: “Así nosotros, siendo muchos, somos un solo Cuerpo en Cristo y miembros cada uno en particular, los unos de los otros”. En 1 Corintios 12:13 se nos dice: “Porque en un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. Estos versículos revelan que estamos juntamente unidos como un solo Cuerpo y coordinamos como un solo Cuerpo por causa de Cristo y el Espíritu. Si se nos quitase a Cristo y el Espíritu, no podríamos ser uno y sería imposible la coordinación. La coordinación en la iglesia requiere que todos nos neguemos a nosotros mismos y vivamos en el Señor. Sin las alas de águila estamos separados, pero con las alas de águila estamos en coordinación.
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