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Manera normal de llevar fruto y de pastorear a fin de edificar la iglesia, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4643-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 11 Sección 5 de 5

Edificar a otros
en la predicación diaria del evangelio

Para la edificación de la iglesia, también necesitamos la predicación del evangelio de manera apropiada y diaria. Es por esto que debemos hacer énfasis en ello. Esto no debiera ser algo que hacemos al liberar mensajes sobre el evangelio, sino que debe ser algo en lo cual todos nos involucramos, y debemos edificar a los demás en esto. Ésta es una responsabilidad no sólo de los ancianos, sino de todos nosotros. Todos tenemos que ser edificados en una vida diaria del evangelio. Entonces podemos edificar a otros en esta manera. Éste es un trabajo difícil, pero es crucial para la edificación de la iglesia.

En el pasado algunos grupos cristianos tuvieron cierta medida de espiritualidad, pero debido a que no llevaban una vida en la cual predicaban el evangelio, muchos de estos grupos se redujeron a nada. Ellos vinieron a ser como ancianos que no tienen niños. Incluso en la vida humana hay una gran diferencia cuando uno tiene hijos, especialmente a medida que uno envejece. A fin de tener una vida apropiada, todos necesitamos tener hijos. En la vida de iglesia necesitamos que diariamente se añadan nuevos creyentes. Si un nuevo creyente fuera añadido a la iglesia cada día, todos estaríamos muy vivientes. Por otro lado, si no se añade ningún nuevo creyente a la iglesia en seis meses, toda la vida de iglesia se deteriorará. Esto mostrará que somos inadecuados, y en tal condición no habrá posibilidad de tener una vida apropiada de iglesia. Tener nuevos es una prueba para nuestra vida de iglesia, pues ello comprobará claramente si nuestra condición es caliente o fría. Necesitamos una vida diaria en la cual predicamos el evangelio. Esto no significa que no debemos hacer nada más que predicar celosamente el evangelio día y noche. De lo contrario, todo lo que necesitamos es ayudar a los santos a ser edificados en la predicación diaria del evangelio.

Edificar a quienes están bajo nuestro cuidado
al grado que ellos también cuiden de otros

También debemos ayudar a aquellos que están bajo nuestro cuidado a que aprendan a cuidar de otros. Aun si fueran salvos recientemente, ellos pueden cuidar de otros. En la vida de iglesia todos somos personas que cuidan. Todos llevamos a cabo la obra del pastoreo. No necesitamos que ninguna persona sea “el pastor” de la iglesia; la iglesia se pastorea a sí misma. Edificar a las personas al grado que ellas cuiden de otros es una labor extraordinaria.

Edificar a otros al grado que conozcan la iglesia

También debemos ayudar a las personas a que conozcan la iglesia. Edificar a las personas con respecto a los cuatro asuntos antes expuestos —ejercer su función, llevar una vida diaria de predicar el evangelio, pastorear a otros y conocer la iglesia— requiere que nos ejercitemos sobremanera.

Debido a que estamos escasos de la edificación apropiada, muchas hermanas no emplean bien su tiempo. Las hermanas en la iglesia deberían haber realizado ciertas cosas, pero no lo han hecho. Esto se debe a que ellas no saben cómo pastorear a las personas según sus experiencias de vida. Incluso después de largo tiempo, es posible que la persona a quienes las hermanas cuidan sólo reciba una ayuda general, pero no recibe ninguna ayuda específica. Es probable que hace unos cuantos años tal persona no haya pasado por ciertas experiencias específicas, pero puede ser que en el presente ella todavía no las haya experimentado. La única diferencia estriba en que ahora ella ha aprendido algo de manera doctrinal. Quienes toman cuidado de ella únicamente le han trasmitido conocimiento.

Muchas veces les hemos encomendado a los santos que no se reúnan para hablar chismes, sino para hablar sobre asuntos espirituales o para orar. Damos gracias al Señor que muchos de los queridos santos han recibido esta palabra. Sin embargo, si no sabemos cómo pastorear a las personas según las experiencias de vida, no tendremos mucho de qué hablar cuando nos reunamos. Al inicio podemos decir: “Vamos a orar-leer algo”, pero después de hacer esto varias veces, dejará de ser prevaleciente. Si permanecemos en la línea de las experiencias de vida, nunca nos faltará material de qué hablar. Seremos como maestros apropiados de escuela, quienes saben en qué “grado” cursa cada persona y cuál es el material que deben impartirles. De lo contrario, después de contactarnos día tras día, seguiremos siendo los mismos.

Mediante la comunión expuesta en este capítulo debiéramos tener cierta impresión acerca de cuál es nuestra verdadera necesidad. Es por esto que en la vida apropiada de iglesia tenemos que dedicarle cierto tiempo a los entrenamientos, y no solamente a las reuniones de la iglesia. Puesto que las reuniones de la iglesia son muy generales, resulta difícil llevar a cabo un entrenamiento específico en las reuniones. Los ancianos deben asumir la responsabilidad de edificar a los santos en los siguientes cuatro asuntos: las etapas de la experiencia de vida, el disfrute de Cristo, el testimonio de la iglesia y la edificación de la iglesia. Espero que los ancianos presenten este asunto al Señor y se tomen un tiempo para considerar cómo mantener a la iglesia en esta línea. De lo contrario, seremos semejantes al cristianismo actual.

LOS ELEMENTOS BÁSICOS Y ESENCIALES
DEL PASTOREO APROPIADO

Ninguna clase de pastoreo puede ser prevaleciente si no tenemos amor por las personas, ni nos interesamos en ellas, ni tenemos una carga por ellas ni ofrecemos las oraciones adecuadas. Amor, interés, carga y oración son los elementos básicos y esenciales del pastoreo apropiado. La mayoría de nosotros nacimos sin tener un interés por las personas. La gente no nos agrada, y no deseamos que ellas nos molesten, ni que nos inviten ni que nos visiten. Más bien, preferimos vivir en la cima de una montaña. Ésta es nuestra tendencia natural. No obstante, si mantenemos esta clase de manera de ser, estaremos acabados con respecto a la edificación. Es necesario que amemos a los nuevos tal como el Señor los ama, e interesarnos por ellos y cuidar de ellos. Luego necesitamos tener carga por ellos así como una oración adecuada. Además de esto, los quince puntos prácticos en cuanto al pastoreo que describimos en el capítulo anterior son muy útiles. Necesitamos ser pacientes, saber cómo tratar a las personas, y saber lo que debemos o no debemos decir. Debiéramos saber cómo ser personas positivas, pero sin apresurarnos demasiado, no por causa nuestra, sino por aquellos que están bajo nuestro cuidado. Nuestra necesidad fundamental, empero, es amor, interés, carga y oración. Si ponemos en práctica estas cosas, la iglesia crecerá de manera apropiada y será edificada por las manos de todos los santos, no solamente por los ancianos o por aquellos que tienen un ministerio particular. Todos los que conforman los grupos de servicio en la vida de iglesia tienen que edificar la iglesia. No tenemos que depender completamente de los ancianos. A veces los ancianos no pueden hacer su trabajo adecuadamente; por tanto, todos nosotros debemos asumir una parte en la obra de pastoreo. Entonces la iglesia recibirá el beneficio. Aunque sería mejor que sostuviésemos un entrenamiento en estos asuntos durante todo el año, lo que les hemos compartido aquí debe ser suficiente para darles una idea de lo que necesitamos practicar para llegar a la manera normal de llevar fruto y de pastorear a fin de edificar la iglesia.


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