Manera ordenada por Dios de practicar la economía neotestamentaria, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-329-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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También necesitamos orar-leer la palabra (Ef. 6:17-18). Orar-leer es un término inventado por nosotros para describir la práctica de leer la palabra de Dios por medio de la oración y con oración. Nuestro diccionario espiritual se ha ampliado para incluir esta palabra. Cuando se inventa algo en una cultura, se necesita una palabra nueva. Los diccionarios íntegros son mucho más grandes que los de cincuenta años atrás. El idioma va junto con la cultura. Ahora que hemos sido trasladados al reino de Dios, tenemos una cultura espiritual, una cultura cristiana. Necesitamos el término “orar-leer” para que corresponda a la realidad en nuestra cultura cristiana.
Por toda la historia de la iglesia muchos santos oraban-leían, pero no tenían el término “orar-leer”. Muchos de nosotros orábamos-leíamos la palabra sin ninguna comprensión de lo que estábamos haciendo. Después de ser salvos, tal vez hayamos leído un versículo muy inspirador y agradable. Espontáneamente, lo repetimos en la forma de orar. Andrew Murray fue un santo de entre muchos que transformaba en oración la palabra de Dios (véase ‘Señor... Tú Dijiste’, págs. 66-67, publicado por el Living Stream Ministry). Muchos santos por toda la historia de la iglesia han indicado que la mejor forma de entender la palabra es leerla con mucha oración.
Leer la palabra con oración y por medio de la oración, o sea, orar-leer la palabra, es la mejor forma de leer la palabra. Para poder leer sólo necesitamos nuestros ojos y nuestro entendimiento. Pero para recibir la palabra de Dios hasta las profundidades de nuestro ser, necesitamos nuestro espíritu, y la forma más eficaz de ejercitar nuestro espíritu es por medio de la oración. Cada vez que oramos, espontáneamente ejercitamos nuestro espíritu. Entonces lo que leemos con nuestros ojos y lo que entendemos con nuestra mentalidad entrará en nuestro espíritu por medio de nuestra oración. Cada palabra en la Biblia necesita que la oremos-leamos.
Todos necesitamos aprender a tratar la palabra de Dios. El primer principio en tratar la palabra de Dios es que no debemos ejercitar nuestra mente demasiado. Nuestra mente es como caballo salvaje que necesita riendas. Frecuentemente recibo cartas de varios santos en las cuales me cuentan las “revelaciones” que han recibido de la palabra. Muchas veces su “revelación” es extraña y fuera de la palabra de Dios. Cuando leamos la Biblia, tenemos que enfrenar nuestro “caballo salvaje”, o sea, nuestra mente. Nuestra mente debe estar sojuzgada a nuestro espíritu cuando nos metamos en la palabra de Dios.
Hay muchas notas en la Versión del Recobro sobre la genealogía de Jesucristo en los diecisiete primeros versículos de Mateo 1. En esta genealogía de Cristo es muy significativo que se mencionan cinco mujeres. Sólo una de estas cinco era virgen pura, María, descendiente de la raza escogida de la cual Cristo nació directamente (Mt. 1:16). Las otras mujeres, Tamar, Rajab, Rut y Betsabé, esposa de Urías, eran gentiles, y algunas eran extremadamente pecaminosas. Esto indica que Cristo no sólo tiene que ver con los judíos, sino también con los gentiles y es el Salvador real de pecadores típicos. Tal revelación del primer capítulo de Mateo es el resultado de conocer la palabra como conocimiento junto con el ejercicio de la oración. Necesitamos preguntarle al Señor por qué hay cinco mujeres en la genealogía de Cristo en Mateo 1. Al estudiar en espíritu de oración para descubrir quiénes son estas mujeres y qué hicieron, podemos recibir la revelación del Señor.
Esta genealogía también nos dice que Jacob engendró a Judá y a sus hermanos (1:2), pero no dice que Isaac engendró a Jacob y a su hermano. En la luz del Señor podemos ver que el hermano de Jacob no fue escogido por Dios, así que Cristo no tuvo nada que ver con él. Pero todos los hermanos de Judá fueron escogidos por Dios para componer las doce tribus de Israel, y todos ellos tenían que ver con Cristo. Cuando ejercitamos nuestro espíritu para orar con la palabra y nos metemos de lleno en la palabra con un espíritu de oración, la luz del Señor nos iluminará con la revelación divina.
Hay revelación divina aun en el nombre Matusalén (Gn. 5:22). Cuando Enoc había vivido sesenta y cinco años, engendró a un hijo y le dio este nombre. El nombre Matusalén tiene significado profético. Significa “cuando él muera, eso será enviado”. Con nombrar a su hijo Matusalén, Enoc profetizó acerca del juicio venidero del diluvio, la gran inundación en los tiempos de Noé. Novecientos sesenta y nueve años después, la edad a la cual murió Matusalén, el diluvio vino durante la vida de Noé (véase el Estudio-vida de Génesis, págs. 357-359). En el nombre de Matusalén hay una revelación de Dios. Esta revelación resulta de hacer volver la mente al espíritu cuando nos metemos en la palabra. Cuando venimos a la Biblia, no debemos ejercitar nuestra mente demasiado. Más bien, tenemos que restringir nuestra mente y hacerla volver a nuestro espíritu orando con lo que entendemos de la palabra. Luego la palabra de sabiduría vendrá a nosotros, y esta palabra de sabiduría será la revelación.
En el libro de Efesios hay muchas palabras de sabiduría, pero para poder obtener esas palabras necesitamos ejercitar nuestro espíritu para orar con este libro. La revelación apropiada proviene de nuestro entendimiento por medio de la oración conectada con nuestro espíritu. Cuando oramos mucho, quedándonos en la presencia del Señor, recibiremos en nuestro entendimiento una palabra clara del Señor la cual trae revelación. A veces tenemos que detener todo nuestro ser, incluyendo nuestras palabras y nuestro entendimiento, y así esperar en el Señor. Entonces se nos impartirá la sabiduría y esa sabiduría se convertirá en nuestra revelación. Quedándome en la presencia del Señor en oración silenciosa sobre mi entendimiento de la palabra de conocimiento, vi el asunto de la economía neotestamentaria de Dios con el impartir divino en el libro de Efesios. Entonces vino la luz, y esa luz introdujo la sabiduría, la cual se convirtió en la mismísima revelación. Espero que aprendamos a orar con la palabra de Dios de tal modo que nos metamos en sus profundidades. Entre los cristianos de hoy, escasea la palabra de sabiduría y aun la palabra de conocimiento. En muchos seminarios, puede ser que estudien el idioma, la historia y la arqueología de la Biblia. Pero, ¿quién se gradúa del seminario con un depósito abundante de la palabra de conocimiento y de la palabra de sabiduría?
Por la misericordia del Señor, la palabra que se habla en el recobro del Señor o es la palabra de conocimiento o es la palabra de sabiduría. Al establecer reuniones en las casas de los nuevos creyentes, necesitamos introducirlos al ministerio impreso que está lleno de la palabra de conocimiento y de la palabra de sabiduría. A toda persona educada le gusta leer algo; así que después de que los nuevos sean salvos y bautizados, necesitamos equiparlos con unos materiales de lectura. La palabra en el recobro del Señor les suministrará vida, luz, verdad y Espíritu. Los libros que hemos publicado están llenos de palabras de sabiduría, especialmente el libro La economía neotestamentaria de Dios. El índice de nuestro himnario, incluyendo el arreglo temático de los himnos, requirió muchísima sabiduría para componerse. Al estudiar el himnario con un espíritu ejercitado, podemos recibir revelación en cuanto a la teología cabal.
En el recobro del Señor no hay escasez de la palabra, pero necesitamos dedicarnos a meternos en ella, dedicando tiempo para esperar en el Señor. El tiempo que dedicamos para esperar en el Señor determina cuanta revelación recibiremos. Si dedicamos el tiempo adecuado para estar en la presencia del Señor con la palabra, seremos personas llenas de la palabra y empapadas en la palabra para ser uno con ella. Luego cuandoquiera que vayamos a las reuniones en casa, seremos factores vivientes. Debemos aprender a usar las Lecciones de vida, las Lecciones de la verdad y los mensajes de Estudio-vida. Tenemos que aprender a tratar la palabra para ayudar a la gente a recibir la palabra de Dios en la forma que más se entiende a fin de que todos los que estén en las reuniones en casa puedan ser nutridos, iluminados y fortalecidos. Lo único que puede edificar, nutrir, fortalecer e impartir poder a los nuevos creyentes es la palabra divina. Ellos necesitan la palabra constante, la palabra instantánea, la palabra de sabiduría y la palabra de conocimiento. Debemos ser capaces de ministrar la palabra divina a los nuevos y a todos los santos. Luego espontáneamente todas las reuniones en las casas serán edificadas y se verá una fuerte vida de iglesia en todas las reuniones en casa.
Espero que todos aprendamos a meternos de lleno en la palabra conforme a la comunión que hemos recibido en este capítulo. Necesitamos dedicar tiempo cada día para estar en la palabra. Esto no quiere decir necesariamente que tenemos que dejar nuestros empleos para servir al Señor con todo nuestro tiempo. Muchos de nosotros necesitamos trabajar para ganarnos la vida para sustentar nuestra familia y encargarnos de la educación de nuestros hijos. Pero, hablando en términos generales, en los Estados Unidos uno tiene que trabajar sólo ocho horas al día, cinco días por semana. Mientras ganemos la vida suficiente para sustentar a nuestra familia y encargarnos de la educación de nuestros hijos, debemos estar satisfechos. Luego debemos esforzarnos por usar el tiempo sobrante para salir a visitar a otros al tocar sus puertas y de establecer reuniones en todas las nuevas casas. Para hacer esta obra divina necesitamos ser completados. El Señor Jesús como el Cristo de Dios fue completado. Ahora nosotros, como los embajadores y ministros del Nuevo Testamento, necesitamos ser completados, equipados con el espíritu mezclado y con la palabra todo-inclusiva en muchos aspectos. Con ser equipado de esta manera, seremos capacitados y muy efectivos para ayudar las reuniones en casa.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.