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Expresión práctica de la iglesia, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-905-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 11 de 22 Sección 2 de 2

LA MANERA DE GUARDAR LA UNIDAD

¿Cuál es la manera de tener este disfrute? La manera simplemente consiste en guardar la unidad. Hoy en día muchas personas ponen excusas diciendo que era más fácil guardar la unidad en los tiempos de los apóstoles, pero que hoy no es tan fácil. Dicen que ahora es imposible guardar la unidad, así que no debemos hablar de ella; sólo es suficiente hablar acerca del Señor Jesús y ayudar a otros para que le conozcan. Incluso dicen que cuanto más hablemos de la unidad, más divisiones tendremos. Pero si no guardamos la unidad, no tendremos el óleo ni el rocío, y será difícil que el Señor ordene la bendición de vida.

¿Cómo podemos guardar la unidad? Debemos ver que la unidad del Cuerpo es la unidad del Espíritu. El Espíritu mismo es la unidad. Guardar la unidad simplemente significa tener el Espíritu. Sólo podemos conservar o preservar lo que ya tenemos; la unidad del Espíritu ya está aquí, y sólo necesitamos guardarla.

Pero, ¿cómo podemos guardar la unidad? Según lo narrado en el Nuevo Testamento, era fácil guardar la unidad en Jerusalén porque allí no había divisiones; asimismo, guardar la unidad en Antioquía también era fácil. Sin embargo, guardar la unidad en Corinto no era fácil porque la iglesia en Corinto estaba dividida en cuatro grupos: uno de Pablo, otro de Cefas, otro de Apolos y otro “de Cristo”. Y cada uno de estos cuatro grupos estaba compuesto de verdaderos creyentes. En tal situación, ¿cómo podían guardar la unidad? Si nosotros guardáramos la unidad con los que eran de Pablo, ¿sería ésa la unidad apropiada? Quizá ellos nos amarían y nosotros los amaríamos a ellos, pero ésa no sería la unidad apropiada; sería la unidad basada en Pablo y no en el terreno de la unidad.

En los tiempos del Antiguo Testamento, Jerusalén era el lugar escogido por Dios donde Su pueblo le adoraría, pero a fin de cuentas todos fueron llevados cautivos a Babilonia. Suponiendo que figurásemos entre aquellos que estaban en Babilonia, ¿estaríamos en la unidad apropiada? Quizá habría cierta unidad, pero no sería la apropiada porque el terreno no era el correcto; Babilonia era el lugar equivocado. Sólo el lugar que el Señor escoge es el terreno apropiado de la unidad.

Si fuéramos al grupo de Cefas o de Apolos, e incluso al que era “de Cristo”, el resultado sería el mismo. No importaría cuánto los amáramos y fuéramos uno con ellos, el terreno estaría equivocado. Quizá haya cierta unidad, pero no sería la base correcta. Pablo dice que ¡éstas son divisiones!

Así que ante todo, debemos conocer la unidad, y debemos conocer la unidad adecuada. Es imposible guardar la unidad apropiada en Babilonia o en cualquiera de las divisiones de Corinto. Es necesario regresar a Jerusalén, es decir, al terreno de la localidad. Si estamos en Babilonia, debemos regresar a Jerusalén; si estamos en una de los grupos sectarios de Corinto, tenemos que regresar al terreno de la unidad en Corinto. Es imposible tener la unidad apropiada en un grupo sectario; es necesario regresar al único terreno de la unidad.

LA BENDICION ENVIADA POR EL SEÑOR

Quizá usted esté solo. ¿Qué debe hacer? Primero, debe salirse de Babilonia. No diga que como está solo, es mejor esperar hasta que el Señor traiga a otros que se unan con usted. Si adopta esa actitud, ciertamente tendrá que esperar, lo cual indica que usted no se ha entregado incondicionalmente al Señor, pero si lo hace, se dará cuenta que es imposible guardar la unidad genuina si permanece en cualquier grupo divisivo, no importa cuán espiritual sea usted. Debe guardarse de todo lo que divide y regresar al terreno de la unidad. Si usted verdaderamente se entrega incondicionalmente a los intereses del Señor, tendrá la experiencia de que el Señor mandará la bendición de vida sobre usted.

Cuando tenemos la unidad, allí el Señor manda la bendición, y disfrutamos el óleo y el rocío de la vida divina. Lo que ha sucedido en Los Angeles realmente da testimonio de esto. Desde que los hermanos empezaron a reunirse tomando la posición de la unidad aquí en el terreno de la localidad, ¡hemos disfrutado mucho el óleo de la unción y el rocío! Jamás me olvidaré de la primera conferencia que tomó lugar en Los Angeles en diciembre de 1962. La primera vez que cantamos el himno “¡Oh, qué vivir! ¡Oh, qué solaz!” ¡sentíamos que el techo se levantaba hasta el cielo! Solamente éramos como setenta, pero ¡qué bendición de vida! Durante los últimos años, creo que los hermanos y las hermanas han probado la bendición ordenada por el Señor.

No tema que vaya a estar solo. Debe ser fiel a El y entregarse absolutamente a la unidad. Ore de modo sencillo: “Señor, ten misericordia de mí. Tengo que tomar la posición del terreno local. No estoy a favor de ningún terreno de división, sino a favor del terreno de la iglesia local”. Si usted sostiene la posición de la unidad, el Señor enviará la bendición. El Señor levantará a otros para que se reúnan con usted. Entonces podrá testificar a todo el universo de la bendición de la unidad. El número quizá sea pequeño, pero la unidad será genuina y adecuada.

Los hermanos y hermanas aquí pueden testificar que, por la gracia y misericordia del Señor, tenemos el verdadero amor fraternal. No se trata de que animemos a los hermanos a amar; simplemente tenemos el amor. Esta es la unidad genuina de Filadelfia. El Señor abre la puerta, y nadie puede cerrarla.

En 1932, cuando el Señor nos levantó en el norte de China, la mayoría éramos jóvenes menores de treinta años. Empezamos a reunirnos en pequeña escala, y los líderes de las denominaciones dijeron: “Déjenlos jugar. No durarán mucho”. Pero en menos de diez años, ese pequeño testimonio se extendió por todo el norte de China. Hemos oído lo mismo en este país. Recientemente alguien dijo que la iglesia local no funcionaría en América, pero esperemos y veamos. Todo depende de nuestra resolución absoluta y de nuestra fidelidad para con el Señor.

LOS NEGOCIOS DEL REY

Si este asunto fuera nuestro, no significaría nada; pero ya que se trata de los negocios del Señor, no es algo insignificante. Verdaderamente, la iglesia local es lo que el Rey desea; así que debemos adoptar una actitud firme. Por supuesto, algunos se nos opondrán; sin embargo, debemos seguir el camino del Señor, el camino de la unidad. Y si lo seguimos, es menester ser resueltos. Si usted no tiene la carga de tomar este camino, no le animo a que lo siga. Si siente tranquilidad de quedarse con las denominaciones, simplemente hágalo; pero si va a seguir el camino del terreno de la unidad, hágalo de una manera resuelta. No lo haga a la ligera; tómelo en serio ante el Señor.

Estamos en el recobro del Señor, y el tiempo es corto. Lucas 21:24 dice que Jerusalén será hollada bajo los pies de los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan. Pero Jerusalén ya ha sido devuelta a los judíos. Realmente creo que el Señor hará un trabajo rápido y debemos ser sabios; por lo tanto, creo que todos los hermanos y hermanas esparcidos deben concentrarse juntos en uno o más centros. Es preferible que los estudiantes no estudien en algún lugar donde no haya iglesia, sino que deben estudiar donde haya una iglesia prevaleciente. No debemos poner ni nuestros estudios ni nuestros trabajos en primer lugar; mientras podamos ganar el sustento, centrémonos en la vida de iglesia. Entonces podremos declarar a todo el mundo y a Satanás el hecho de nuestra unidad: el óleo fluirá, el rocío descenderá, y veremos que el Señor mandará Su bendición. Incluso las puertas del Hades no prevalecerán en contra nuestra.

Creo que ésta es la manera estratégica. Primero necesitamos estar concentrados, y luego equipados para llevar el testimonio y avergonzar al enemigo. Después saldremos a esparcir la unidad de la vida de iglesia a otras ciudades.

Esta es la manera de guardar la unidad. Debemos salir de todas las divisiones y tomar el terreno de la unidad. Además, debemos buscar la dirección del Señor para concentrarnos juntos. Por supuesto, nadie controla esto. Todos necesitamos buscar al Señor para que nos guíe. Quizá el Señor dirija a algunos a reunirse aquí con nosotros en Los Angeles, o con los que están en Akron, o con los que están en Houston. Todos debemos buscar la dirección del Señor tocante a este asunto. Sólo en el terreno de la unidad tenemos el óleo y el rocío con la bendición de vida que manda el Señor.


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