Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 9 Sección 2 de 8

TENER EL MISMO ANIMO

Pablo tenía muchos colaboradores, pero Timoteo fue el único del cual dijo que era del mismo ánimo. En cuanto a su preocupación por las iglesias, sólo Timoteo tenía el mismo ánimo que Pablo. Aprecio mucho la expresión “del mismo ánimo” que Pablo usó en 2:20. Estas palabras son como una ventana a través de la cual vemos el secreto de experimentar a Cristo: experimentarlo de una manera que nos lleve a sentir una preocupación genuina por las iglesias. Espero que todos lleguemos a conocer este precioso secreto.

Puesto que Pablo y Timoteo tenían el mismo ánimo, podían experimentar a Cristo al máximo. Si solamente experimentamos a Cristo en nuestro espíritu, pero no somos uno en el alma con los demás santos que aman y buscan al Señor, la experiencia que tenemos de El será limitada. Los colaboradores de Pablo que no tenían el mismo ánimo suyo, podían experimentar a Cristo, pero no al grado en que lo experimentaban Pablo y Timoteo.

Me sorprendí mucho la primera vez que leí que, a excepción de Timoteo, Pablo no tenía a nadie más del mismo ánimo en cuanto a la preocupación que sentía por los santos de Filipos. ¿Acaso no había más creyentes que se preocuparan por las iglesias? Sí, pero su preocupación no nacía de un alma semejante a la de Pablo.

Tarde o temprano se probará si somos uno en el alma con los hermanos que presiden y con aquellos de más experiencia. Si no tenemos el mismo ánimo de los que conocen verdaderamente la condición de la iglesia, no podremos avanzar en la experiencia que tenemos de Cristo. Pero si somos uno con ellos en el alma, seremos guardados y no tendremos ningún problema en experimentar a Cristo.

ARRIESGAR NUESTRA ALMA

En 2:25 Pablo menciona a Epafrodito y se refiere a él como “mi hermano y colaborador y compañero de milicia”. También declara a los creyentes filipenses que Epafrodito es el apóstol de ellos, uno que es enviado con una comisión, y ministrador de las necesidades suyas. La expresión “ministrador” se refiere a un ministro cuyo ministerio es semejante al de un sacerdote. Todos los creyentes neotestamentarios son sacerdotes para Dios (1 P. 2:9, Ap. 1:6). Por esto, nuestro ministerio al Señor, en todo aspecto, es un servicio sacerdotal (Fil. 2:17, 30).

En 2:30 Pablo resalta una característica muy notable de Epafrodito. Dice que por la obra de Cristo, Epafrodito “estuvo próximo a la muerte, arriesgando su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí”. La palabra griega traducida “arriesgando” significa aventurando, imprudentemente exponiendo su vida, como un jugador que lo arriesga todo. En el versículo 30, la palabra griega para vida es psujé, que significa alma. Por lo tanto, decir que Epafrodito arriesgó su vida significa que arriesgó su alma. Epafrodito era alguien que estaba dispuesto a arriesgar su alma por causa de las iglesias y los santos. El Señor Jesús habló claramente acerca de sacrificar el alma en Juan 10:11, donde dijo que El, como el buen pastor, estaba dispuesto a poner la vida de Su alma por nosotros para que pudiéramos recibir Su vida divina.

En Filipenses 2:19 y 30 tenemos dos lecciones cruciales relacionadas con el alma. Primero, debemos ser uno en el alma; y segundo, debemos estar siempre dispuestos a sacrificar o arriesgar nuestra alma. Si deseamos tener un interés sincero por la iglesia y por los santos, debemos aprender estas dos lecciones. Timoteo tenía el mismo ánimo que el apóstol, y Epafrodito estaba dispuesto a arriesgar su alma. Al igual que ellos, nosotros también debemos ser uno en el alma y estar dispuestos a arriesgar nuestra alma. Debemos estar dispuestos a sacrificar nuestra mente, voluntad y parte emotiva, a fin de ser uno con nuestros queridos colaboradores.

En particular, es crucial que los ancianos y los hermanos que llevan la delantera tengan el mismo ánimo y estén dispuestos a arriesgar su alma. En lugar de amarla, debemos aprender a arriesgarla, a sacrificarla y a pagar el precio por causa de la vida de iglesia. Si el alma de los ancianos no cumple con estos dos requisitos, ciertamente no son las personas indicadas para llevar la delantera en su localidad. Si amamos al Señor y a la iglesia, debemos primeramente experimentarle en nuestro espíritu, y luego tener el mismo ánimo en cuanto a la preocupación por iglesia, estando listos y dispuestos a sacrificar nuestra alma por causa de los santos. Hoy en día, en el recobro del Señor, necesitamos santos que busquen al Señor y lo disfruten en su espíritu, y que además demuestren tener un interés sincero por las iglesias, teniendo el mismo ánimo y arriesgando la vida de su alma. Si somos uno tanto en el alma como en el espíritu, la experiencia que tenemos de Cristo llegará a su punto máximo.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top