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Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 15 de 79 Sección 2 de 3

SACAR LA VIGA DE NUESTRO PROPIO OJO

En 6:41 y 42 el Señor dice: “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no consideras la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás claro para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano”. Nosotros, como los hijos de Dios que viven en un espíritu humilde, debemos primero sacar la viga de nuestro propio ojo cada vez que miremos la paja que está en el ojo de nuestro hermano. La paja que está en el ojo de nuestro hermano debe recordarnos de la viga que está en nuestro propio ojo. Mientras que la viga permanezca en nuestro ojo, veremos borrosamente y sin ninguna claridad.

MAS PALABRAS DE SABIDURIA

En 6:43 y 44 el Señor dice: “No es buen árbol el que da malos frutos, ni tampoco árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas”. Estas palabras son también bastante sencillas, pero indican que el Salvador-Hombre estaba lleno de la sabiduría divina. Lo que el Señor dice en cuanto al ciego guiando a otro ciego, la paja que está en el ojo de nuestro hermano, la viga que está en nuestro propio ojo y a cada árbol se le conoce por su fruto, expresa Su sabiduría.

En el versículo 45 el Señor dice que el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el hombre malo, del mal tesoro del corazón saca lo malo. Después el Señor explica que de la abundancia del corazón habla la boca. Después, el Señor pregunta: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que Yo digo?” (v. 46).

HACER LAS PALABRAS DEL SEÑOR

En 6:47-49 el Señor dice: “Todo aquel que viene a Mí, y oye Mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba bien construida. Mas el que oye y no hace, semejante es al hombre que edificó una casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, e inmediatamente cayó, y fue grande el derrumbe de aquella casa”. Aquí la casa se refiere tanto a nuestro ser como a nuestra obra, o sea nuestra conducta. Si nuestro ser concuerda con las palabras del Señor, nuestro ser tendrá el fundamento apropiado. Del mismo modo, si nuestra obra se basa en las palabras del Señor, nuestra obra tendrá un fundamento sólido. Si nuestro ser y nuestra obra se basan en las palabras del Señor, los dos podrán resistir cualquier tipo de prueba, cualquiera “inundación” o “río”. Pero si nuestro ser o nuestra obra no están basados en las palabras del Señor, el río se los llevará.

La roca de 6:48 no se refiere a Cristo, sino a las palabras sabias del Señor, las palabras que revelan la voluntad de Su Padre. Nuestro ser y nuestra obra deben fundarse en las palabras del Salvador-Hombre para que se realice la voluntad de nuestro Padre.

La casa que se edifica en la roca y la cual el río no puede conmover, es como la obra edificadora de oro, plata y piedras preciosas, que puede resistir el fuego de prueba (1 Co. 3:12-13). Pero la casa edificada sobre la tierra, sin un fundamento y que se derrumba cuando el río da contra ella es como la obra edificadora de madera, heno y hojarasca, que será quemada cuando sea probada por el fuego. Sin embargo, el constructor mismo será salvo (1 Co. 3:12-15).

UNA PERSPECTIVA CLARA
DEL MAS ALTO NIVEL DE MORALIDAD

La enseñanza del Señor en 6:17-49 nos da una perspectiva clara del más alto nivel de moralidad. Como uno que ha estudiado las obras de Confucio, puedo decir que la enseñanza de Confucio no presenta tal nivel de moralidad. La enseñanza de moralidad más alta es la del Salvador-Hombre. El mismo, como Dios-hombre, llevó una vida en el más alto nivel de moralidad. Su vida, Su obra y Su poder de salvar se hallan en el más alto nivel de moralidad. El Señor infundió Su gracia salvadora en Sus virtudes humanas con Sus atributos divinos. Esto es el más alto nivel de moralidad, y todos nosotros necesitamos prestar atención a esto e interesarnos en ello.


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