Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7391-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-7391-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
La obra tiene muchos aspectos. No existe nada que apenas tenga un solo aspecto. Por ejemplo, al edificar una casa hay que tener en cuenta muchos aspectos. Una casa tiene no sólo paredes sino ventanas; tampoco puede tener ventanas y puertas en todas las paredes. No es nada sencillo planear dónde deberán ir las puertas y ventanas. Esto también se aplica a la obra espiritual. No debemos pensar que es suficiente ayudar a los santos a ser espirituales. Ciertamente necesitamos ser espirituales, pero también necesitamos estar en coordinación. La necesidad más obvia que tenemos es perfeccionar a los santos para la obra del ministerio de edificar el Cuerpo de Cristo. Éste es el aspecto más importante de la obra.
Si yo siempre hiciera todo por mí mismo y no perfeccionara a los santos, ¿cuál sería el resultado? Sólo unos treinta o cincuenta santos serían ayudados a ser espirituales, y a la postre ellos vendrían a ser reliquias espirituales. Serían cristianos hermosos y espirituales que sólo sirven para ser exhibidos. Si se organizara una exhibición cristiana, mi obra podría ser la mejor. Sin embargo, mi obra no tendría ninguna utilidad en la edificación. Es por ello que no laboré de esta manera.
Cuando empezamos a laborar, optamos por el camino de perfeccionar a los santos. Si se organizara una exhibición, ninguno de los santos sería lo suficientemente bueno para ser exhibido, porque nuestra obra no es para exhibición. Únicamente teníamos materiales de baja calidad que de algún modo logramos reparar y juntar. Sin embargo, damos gracias al Señor porque aunque los materiales eran deficientes y no eran agradables a la vista, miles de creyentes, al ser juntados, aprendieron a servir al Señor y ya traen la bendición. Éste es el principio correcto que hemos usado para nuestra obra.
Debemos ver este principio y ceñirnos al mismo. Esto no significa que no necesitemos ser espirituales, sino que, en todo cuanto hagamos, debemos aprender a perfeccionar a otros. Debemos perfeccionar a los santos cada vez que hagamos algo. Nuestros dones y nuestra capacidad varían; pero, aun así, debemos echar mano de este principio para que los hermanos y hermanas a quienes guiamos aprendan a hacer todo lo que nosotros hacemos. Permítanme repetirles: aunque podemos diferir en nuestros dones y capacidad, no está bien que los hermanos y hermanas que son guiados por nosotros no entiendan lo que hacemos. El principio de nuestra obra debe ser ayudar a los hermanos y hermanas que guiamos a que hagan todo lo que nosotros podemos hacer, aunque ellos no tengan nuestra capacidad ni sepan tanto como nosotros.
Al igual que el apóstol Pablo en Hechos 20:27, en nuestra labor no debemos rehuir anunciar todo el consejo de Dios a los santos. Debemos anunciarles a los santos todo lo que sabemos y enseñarles todo lo que podemos hacer. No debemos reservarnos nada. Queremos que los santos sepan lo que nosotros sabemos y que sean mejores en hacer lo que nosotros hacemos. Esto es lo que significa perfeccionar a otros. Debemos ceñirnos a este principio cuando laboremos. El resultado de esto será la edificación de la iglesia.
Cuando la iglesia en una localidad haya sido edificada, podremos irnos. Mientras estamos con la iglesia, ella recibe la ayuda adicional de un par de manos; y cuando nos vayamos, la iglesia sólo perderá ese par de manos. Esto no será una gran pérdida. Sea que estemos presentes o ausentes, el servicio en la iglesia seguirá adelante. El servicio en la iglesia no debe detenerse cuando nos vayamos. Esto no es lo que sucede en algunos grupos del cristianismo donde el servicio de los domingos se suspende cuando el pastor se marcha. Nuestra labor no debe tener este resultado. Una iglesia fuerte y un servicio fuerte deben permanecer cuando nos vayamos de la localidad. Ésta es la obra apropiada que es según el principio apropiado.
Esta clase de obra nos obligará a aprender muchas cosas y a cambiar nuestras viejas costumbres. Nunca debemos contentarnos simplemente con conducir personas a la salvación ni con ayudarlas a que amen al Señor. Mientras conducimos las personas a la salvación y a que amen al Señor, debemos aprovechar cada oportunidad que tengamos para enseñarles todo lo que nosotros podemos hacer a fin de perfeccionarlas y hacerlas vasos útiles. Debemos laborar con los santos individualmente y hacerlos vasos útiles a fin de que puedan ejercer su función conforme a su medida. Esto equivale a edificarlos. Además, ellos podrán coordinar con otros santos en el servicio. Si laboramos de esta manera, seremos un obrero apropiado que realiza una buena obra. Entonces el Señor podrá obtener un vaso corporativo en la localidad donde laboramos. Este vaso corporativo posee una capacidad que es mayor y más útil que la nuestra. El resultado espiritual y la bendición de esta labor son ilimitados. Nosotros somos una sola persona, pero el resultado es una iglesia que procede de nuestra labor y perfeccionamiento continuo de los santos. Debemos ver este principio y aprender a laborar de esta manera.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.