Ministerio de oración de la iglesia, Elpor Watchman Nee
ISBN: 978-1-57593-908-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ya dijimos que Dios tiene una sola voluntad en todo lo que hace. Sin embargo, El no actúa solo; El no hará cosa alguna por Su cuenta. Aunque Dios tiene Su voluntad, El desea que la voluntad libre que hay en la tierra corresponda a Su voluntad, antes de hacer cualquier cosa. Si sólo existe la voluntad del cielo, Dios no se moverá. La acción celestial sólo se realizará en la tierra cuando la tierra desee lo mismo que el cielo. Esto es lo que llamamos hoy el ministerio de oración de la iglesia. Hermanos y hermanas, el ministerio de la iglesia no consiste solamente en predicar el evangelio. Esto no quiere decir que no debemos predicar el evangelio. El ministerio de la iglesia es hacer descender a la tierra la voluntad que está en el cielo. Pero, ¿como realiza esto la iglesia? Mediante la oración que hace en la tierra. La oración no es algo insignificante como algunos piensan. Es algo indispensable. La oración es una labor. La oración consiste en que la iglesia le dice a Dios: “Dios, queremos que se haga Tu voluntad”. La oración equivale a que la iglesia conozca el corazón de Dios y abra su boca para pedir que se haga lo que está en Su corazón. Si la iglesia no hace esto, no es de mucha utilidad sobre la tierra.
Ni las muchas oraciones hechas pidiendo edificación espiritual ni mucha comunión ni mucha súplica pueden reemplazar las oraciones cuyo origen es la obra o el ministerio. Si todas sus oraciones tienen como fin la edificación espiritual, la comunión y la súplica, carecen de significado. La oración que concuerda con el carácter de la obra o del ministerio es aquella en la que uno se pone del lado de Dios y desea lo que El desea. Hermanos y hermanas, una oración expresada conforme a la voluntad de Dios es lo más poderoso que existe. El hecho de que la iglesia ora, indica que ha descubierto la voluntad de Dios y la expresa. Orar no es sólo pedirle algo a Dios. Cuando la iglesia ora se pone del lado de Dios para declarar que el hombre quiere lo que Dios desea. Si la iglesia hace esto, tal declaración será efectiva.
Examinemos ahora tres principios importantes del ministerio de oración hallados en Mateo 18:18-20.
En el versículo 18 el Señor dice: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”. ¿Quién lleva a cabo la acción de atar y desatar? La iglesia, pues el versículo 17 la menciona y el versículo 18 es una continuación del versículo 17. Cualquier cosa que la iglesia ate en la tierra será atada en el cielo, y cualquier cosa que desate en la tierra será desatada en el cielo. Este es un principio muy importante: Dios obra por medio de la iglesia. El no hace lo que quiere; El tiene que hacer todo por medio de la iglesia. Dios no puede hacer nada aparte de la iglesia. Hermanos y hermanas, éste es un principio muy serio. Hoy Dios no obra solo, porque existe otra voluntad libre además de la Suya, sin la cooperación de la cual El no puede hacer nada. La medida del poder de la iglesia expresa la medida del poder de Dios, pues Su poder se expresa mediante la iglesia. Dios se ha puesto en la iglesia. La altura y la extensión que la iglesia pueda alcanzar equivalen al poder que Dios puede alcanzar. Si el poder de la iglesia es poco y restringido, Dios no podrá expresar la altura ni extensión de Su poder. La represa del suministro local de agua puede ser grande, pero si la tubería de la casa es pequeña, no saldrá mucha agua. Si usted necesita más agua en su casa, debe instalar una tubería de mayor diámetro. La capacidad de la iglesia determina el grado de la expresión del poder de Dios. Esto se puede ver en la manera en que Dios se expresaba en Cristo. La expresión de Dios era tan grande como la capacidad de Cristo. En la actualidad Dios se expresa en la iglesia; y la capacidad de ésta determina el grado de la expresión de El y del conocimiento que uno tenga de Dios.
Dios desea hacer muchas cosas hoy en la tierra. Pero es necesario que la iglesia se ponga de Su lado para poder hacerlas por medio de ella. El no puede hacer lo que quiere solo; debe hacerlo con la cooperación de la iglesia, ya que la iglesia es el medio por el cual se expresa. Permítanme repetirlo: la iglesia es como una tubería. Si ésta es demasiado pequeña, no dejará pasar mucha agua, aunque el agua disponible sea tanta como la del río Yangtze. Ciertamente Dios quiere obrar en el cielo, pero El debe esperar que haya una acción en la tierra antes de poder obrar. Hay muchas cosas que Dios quiere atar y desatar en el cielo. El desea atar a muchas personas y muchos objetos que se le oponen; también quiere desatar muchas cosas que son espirituales, valiosas, útiles y santas y que le pertenecen. Lo que queda pendiente es si habrá hombres en la tierra que aten lo que Dios quiere atar y que desaten lo que El quiere desatar. El quiere que la tierra dirija al cielo. Dios quiere que la iglesia dirija el cielo.
Esto de ninguna manera implica que Dios no sea omnipotente. El es verdaderamente omnipotente, pero necesita un canal en la tierra para poder manifestar Su omnipotencia. No podemos aumentar el poder de Dios, pero sí podemos estorbarlo. El hombre no puede aumentar el poder de Dios, pero sí puede obstruirlo. No podemos pedirle a Dios que haga lo que no quiere, pero sí podemos limitarlo. No podemos pedirle a Dios que haga algo que no está dispuesto a hacer, pero sí podemos impedirle que haga algo que desea hacer. Hermanos y hermanas, ¿pueden ver esto? La iglesia tiene un poder que pone el poder de Dios bajo su control, pues puede permitir que Dios haga lo que desea u obstaculizarlo. Nuestros ojos necesitan ser abiertos para ver el futuro. Un día Dios ensanchará Su iglesia hasta hacerla la Nueva Jerusalén. La gloria de Dios se manifestará en la iglesia sin impedimento alguno. El quiere que la iglesia desate en la tierra primero, antes de que El desate en el cielo. El desea que la iglesia ate en la tierra primero, antes de que El ate en el cielo. El cielo no tomará la iniciativa, sino que seguirá a la iglesia cuando ésta obre. Hermanos y hermanas, puesto que éste es el caso, ¡cuán grande es la responsabilidad de la iglesia!
Ya vimos que Mateo 18:15-17 habla de un caso particular y que el principio general es dado en los versículos subsiguientes. Cuando un hermano peca contra otro, es posible que no confiese sus pecados o errores. Si la iglesia le reprende, y aún así no hace caso, la iglesia lo tendrá por gentil y publicano. Puede ser que el hermano que haya pecado diga: “¿Quienes son ustedes? ¿Cómo pueden tenerme por gentil o publicano? Ya no vendré a las reuniones. Si no puedo venir aquí, hay otros lugares adonde puedo ir”. Pero, ¿qué dice el Señor Jesús inmediatamente después? “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”. Por tanto, si la iglesia decide tener a alguien por gentil, Dios en el cielo también lo tendrá por gentil. Si la iglesia tiene a un hombre por publicano, Dios en el cielo también lo considerará como tal. En otras palabras, Dios hará en el cielo lo que la iglesia haga en la tierra. Si la iglesia tiene a un hermano por gentil y publicano, Dios en el cielo lo tendrá por gentil y publicano. Este principio se aplica no sólo a este caso, sino también a otros mil asuntos. Este caso es sólo un ejemplo que nos muestra todo lo que la iglesia puede hacer y la grandeza de este principio.
La iglesia es el vaso que Dios escogió y en el cual depositó Su voluntad, para que ella la declare en la tierra. Cuando la tierra quiere algo, el cielo también lo querrá. Cuando la iglesia quiere algo, Dios también lo querrá. Por tanto, si la iglesia rechaza lo que Dios exige, Dios no podrá realizar en el cielo lo que quiere.
Muchos hermanos y hermanas llevan sobre sí cargas pesadas día y noche. Están tan cargados porque no han orado. Una vez se abre el grifo, el agua fluye; pero cuando se cierra, el agua se detiene. ¿Es más fuerte la presión de agua cuando se abre la llave o cuando se cierra? Todos sabemos que cuando el agua fluye, la presión disminuye. Cuando el agua es bloqueada, aumenta la presión. Cuando la iglesia ora, es como si abriera el grifo: cuanto más se abre, tanto más disminuye la presión. Si la iglesia no ora, es como si el grifo se estuviera cerrando, lo cual hace que la presión aumente. Cada vez que Dios desea lograr algo, pone una carga en un hermano, en una hermana o en toda la iglesia. Si la iglesia ora y cumple su responsabilidad, la carga será aliviada. Cuanto más ore la iglesia, más aliviada se sentirá de la carga. Al orar una, dos, cinco, diez o veinte veces, se sentirá aliviada. Si la iglesia no ora, se sentirá seca y agobiada. Si la iglesia persiste en no orar, se sofocará y morirá. Hermanos y hermanas, si se sienten cargados y oprimidos interiormente, sepan que no han cumplido su ministerio delante del Señor; la presión de parte de Dios está sobre ustedes. Traten de orar por media hora o una hora; la presión será liberada y ustedes se sentirán desahogados.
¿En qué consiste, entonces, el ministerio de oración de la iglesia? Consiste en que Dios le dice a la iglesia lo que El desea hacer, y la iglesia en la tierra ora por ello. Esta oración no consiste en pedirle a Dios que haga lo que nosotros queremos, sino en pedirle que logre lo que El desea. Hermanos y hermanas, la responsabilidad de la iglesia es declarar en la tierra la voluntad de Dios. En la tierra la iglesia declara por Dios: “Esto es lo que deseo”. Si la iglesia no hace esto, no será de mucha utilidad en las manos de Dios. Aun si todo lo demás es bueno, no será de mucha utilidad si falla en este aspecto. La utilidad de la iglesia ante Dios radica en que ella toma su postura para que la voluntad de Dios se haga en la tierra.
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