Conocimiento de la vida, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-917-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El espíritu de vida en nosotros no sólo es el lugar donde el Espíritu de Dios y la vida de Dios moran, sino que también es el lugar donde se encuentra el nuevo hombre. Además, el espíritu en nosotros, el espíritu mezclado con la vida de Dios, también es el nuevo hombre dentro de nosotros. Si en nuestros hechos y comportamiento exteriores prestamos atención al espíritu de vida en nosotros, entonces estamos viviendo según el nuevo hombre espiritual que está en nosotros. De esta manera nuestro hombre interior y nuestras acciones exteriores corresponden uno a otro; como consecuencia, nos sentimos naturales y tranquilos. Podemos decir que esta consciencia de ser naturales y tranquilos es el resultado producido por el sentir de la ley del espíritu de vida. Si nos ocupamos del espíritu de vida dentro de nosotros, espontáneamente andamos y vivimos conforme a la ley del espíritu de vida que está en nosotros. Esto nos hace sentir naturales desde nuestro interior y nos da este sentir de paz. Este sentir de paz y el sentir de vida van juntos, mano a mano. El sentir de vida es fresco y viviente; el sentir de paz es natural y hace que nos sintamos a gusto. El sentir de vida es satisfacción y vigor en plenitud; el sentir de paz es descanso y bienestar. Si nos ocupamos del espíritu, y andamos y vivimos por el espíritu, no sólo tendremos el sentir de vida, es decir, no sólo nos sentiremos frescos, vivos, satisfechos y vigorosos, sino que también tendremos el sentir de paz, es decir, nos sentiremos naturales, tranquilos, cómodos y a gusto. Tal sentir también es el sentir del espíritu. Cuando tenemos ese sentir, podemos saber que estamos viviendo en el espíritu. Cuando seguimos ese sentir, seguimos el sentir del espíritu, lo cual significa que seguimos al espíritu. Tal sentir nos ayuda a conocer el espíritu y a reconocerlo. Cuanto más andamos conforme al espíritu y vivimos en el espíritu, más rico y profundo llega a ser este sentir dentro de nosotros.
En Romanos 8:6 hay un contraste. El apóstol dice que poner la mente en la carne da por resultado la muerte, mientras que poner la mente en el espíritu es vida y paz. Esta palabra revela que así como la carne está en contraste con el espíritu, así también el resultado de ocuparse de la carne, el cual es la muerte, es lo opuesto de los resultados de ocuparse del espíritu, los cuales son vida y paz. Así que el apóstol nos dice aquí que la muerte no sólo es lo opuesto de la vida, sino también lo opuesto de la paz. Por lo tanto, el sentir de muerte no sólo es lo opuesto del sentir de vida, sino también lo opuesto del sentir de paz. El sentir de vida nos hace sentir frescos, vivos, satisfechos y vigorosos; el sentir de muerte nos hace sentir lo opuesto: viejos, deprimidos, vacíos e impotentes. El sentir de paz hace que nos sintamos naturales, tranquilos, cómodos y a gusto. Estar conscientes de la muerte produce en nosotros el efecto contrario: nos hace sentir anormales, intranquilos, incómodos e inquietos. Por tanto, cada vez que por dentro nos sintamos afligidos, deprimidos, vacíos, secos, débiles y sin poder, ensombrecidos y torpes, o inquietos, inseguros, incómodos, fuera de armonía, llenos de conflicto, afectados, tristes y atados, debemos saber que no estamos viviendo en el espíritu; más bien estamos viviendo en lo opuesto del espíritu, esto es, la carne.
Aquí el apóstol habla de la carne y no sólo se refiere a las concupiscencias de nuestra carne, sino también a todo nuestro viejo hombre. Todo lo que pertenece a nuestro nuevo hombre interior, pertenece al espíritu; de igual manera, todo lo que pertenece a nuestro viejo hombre exterior, pertenece a la carne. Lo que no proviene del espíritu y no pertenece al espíritu es de la carne y pertenece a la carne. Aunque el alma es diferente de la carne, todo lo que proviene del alma o pertenece al alma también es de la carne y pertenece a la carne, porque el alma cayó y vino a ser prisionera de la carne. Así que, si vivimos por el alma, vivimos por la carne. En todo caso, si nos ocupamos de la carne o del alma, estamos ocupándonos de la carne. El resultado de ocuparnos de la carne es muerte. Este sentir de muerte o nos deprime y nos vacía o nos hace sentir inquietos e inseguros. Cada vez que tenemos esta consciencia, debemos saber que estamos ocupándonos de la carne y que estamos viviendo en la carne o en el alma. Tal sentir nos hace conocer lo que es opuesto al espíritu, lo cual es la carne, y nos permite reconocerlo. Por tanto, al conocer lo opuesto del espíritu, podemos conocer el espíritu mismo.
Todo lo que hagamos, no importa si pensamos que es correcto o incorrecto, espiritual o no espiritual, si en lo más profundo de nuestro ser nos sentimos inquietos, inseguros, vacíos y deprimidos, esto demuestra que estamos andando por la carne y que no estamos viviendo en el espíritu. Incluso al orar y predicar, sin tomar en cuenta otras cosas u obras malas, si nos sentimos vacíos y deprimidos por dentro, insatisfechos o descontentos, esto demuestra que estamos orando o predicando por la carne, y no en el espíritu. Muchas veces, oramos por medio de nuestra mente o nuestra carne (pues, no están en el espíritu) como si estuviéramos recitando un libro. Cuanto más oramos, más nos sentimos secos y deprimidos, sin riego y sin gozo. Después de orar, nos sentimos simplemente vacíos; no nos sentimos satisfechos. Esta oración que procede de nuestra mente impide que nuestro espíritu obtenga el suministro de vida; al contrario, sólo toca el sentir de muerte. Por muy apropiada que haya sido nuestra oración, no fue en el espíritu; por lo tanto, no pudimos tocar el riego y gozo de la vida y paz, sino que sólo sentimos la sequedad y opresión de la muerte. Muchas veces, nuestra predicación también es así. Cuando no predicamos conforme al espíritu sino según la mente, nos sentimos vacíos y secos por dentro, o sentimos la muerte; no nos sentimos satisfechos ni sentimos que hemos recibido riego, ni tampoco tenemos el sentir de vida. Si estuviéramos en el espíritu, si habláramos por el espíritu, deberíamos sentirnos satisfechos y tranquilos por dentro, lo cual significa que sentiríamos vida y paz. Por tanto, por medio de tal sentir, podemos saber si lo que hacemos está en la carne o en el espíritu. Mediante este sentir podemos conocer la carne y, al conocer la carne, conocemos al espíritu.
La muerte no sólo nos hace sentir la depresión, el vacío, la inquietud y la infelicidad, sino que también nos hace perder el sentir de vida. Tales sensaciones de muerte son advertencias para nosotros, que nos instan a librarnos de la carne y a vivir en el espíritu. Si tenemos este sentir de muerte, pero continuamos actuando y comportándonos según la vida de la carne, después de un período continuo la muerte puede causar una pérdida de sensibilidad a nuestro espíritu y puede entumecerlo. Si nuestro espíritu está entumecido e inconsciente, se debe al hecho de que hemos vivido por la carne durante un período de tiempo tan prolongado que nuestro espíritu ha quedado dañado por la muerte. Por lo tanto, podemos y debemos saber de qué manera estamos tratando nuestro espíritu y si estamos o no viviendo en el espíritu.
Todas las sensaciones mencionadas aquí son las que el Espíritu de vida dentro de nosotros nos hace sentir; por lo tanto, podemos decir que pertenecen al espíritu. Si queremos conocer el espíritu directamente, resulta un poco difícil, pero es relativamente fácil conocer el espíritu mismo por medio de estas sensaciones producidas en el espíritu. De modo directo no podemos comprender exactamente lo que es en realidad el espíritu, pero mediante el sentir del espíritu, no es difícil conocerlo. Si andamos y vivimos siguiendo fielmente el sentir del espíritu, entonces estamos siguiendo al espíritu y ocupándonos del espíritu. Si seguimos lo que es propio de la ley del Espíritu de vida, prestamos atención al sentir de vida y paz, atendemos a la advertencia que nos da el sentir de muerte y vivimos según ella, entonces estaremos viviendo en el espíritu. Estas sensaciones provienen del espíritu; por consiguiente, nos permiten tocar el espíritu y conocer de esta manera el espíritu.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.