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MAYOR QUE EL TEMPLO

Entonces el Señor mencionó otro pasaje de las Escrituras a los fariseos: “¿No habéis leído en la ley que en el Sábado los sacerdotes en el templo profanan el Sábado, y son sin culpa?” (Mt. 12:5). Incluso cuando no había cambiado la dispensación, era lícito que los sacerdotes quebrantaran el Sábado en el templo. Si se encontraban fuera del templo y quebrantaban la ley, entonces eran realmente desordenados. Sin embargo, si se encontraban en el templo y quebrantaban el Sábado, esto era lícito. Por tanto, el templo era mayor que la ley, y el templo era más elevado que la ley del Sábado. Fuera del templo, las personas tenían que guardar la ley del Sábado; pero cuando estaban en el templo, eran liberados de esa ley. Fuera del templo estaban atados, pero en el templo —aleluya— ¡eran libres! Cristo es mayor que el templo. Cuando estamos en Cristo, somos realmente liberados de las regulaciones, formalidades y rituales religiosos.

Parece que el Señor les decía a los fariseos: “¿No se dan cuenta de que Yo soy mayor que el templo y que todos Mis discípulos están en Mí? Por tanto, ellos son libres. No hay necesidad de que guarden la ley. ¿Por qué tienen ustedes que guardar la ley? Porque están fuera del templo. Sin embargo, aquellos que me siguen a Mí están en Mí; por tanto, tienen la libertad y el derecho de hacer todo lo que les diga, puesto que Yo soy el templo”.

El Señor Jesús no es tan sencillo. Sus palabras son sencillas, pero el significado de Sus palabras es profundo. Sus palabras son sencillas, pero están llenas del misterio de Dios. Él les dijo a los fariseos que si comen con David, son justificados, y que si hacen cualquier cosa el día del Sábado en el templo, también son justificados. Él es el verdadero David, y también es mayor que el templo. David es más elevado que la ley, y el templo también es más elevado que la ley. ¿Han visto ustedes que Cristo es más elevado que todas las leyes? Si no tenemos a Cristo, tenemos que guardar las leyes. Sin embargo, si tenemos a Cristo, ¡somos libres! ¡Aleluya! No somos libres para ser desordenados, sino que somos libres para ser llenos de Cristo.

EL SEÑOR DEL SÁBADO

El Señor también les dijo a los fariseos que Él era el Señor del Sábado. El Señor del Sábado es mucho más elevado que el Sábado. Incluso Él es dueño del Sábado y lo posee. Por tanto, el Dueño del Sábado puede hacer lo que quiera con él. Por supuesto, uno debe guardar el Sábado si no tiene al Dueño del Sábado.

Jesús es el verdadero David, Él es mayor que el templo, e incluso es el Señor del Sábado. ¡Cuán fuertes eran Sus respuestas! ¡Cuán correctas, profundas, todo-inclusivas y significativas eran! Nadie puede negar que Él es Cristo mismo: el más sabio.

EL CUIDADO DE LAS OVEJAS

Después de este suceso, el Señor hizo algo más en el Sábado para ofender a las personas religiosas. “Pasando de allí, entró en la sinagoga de ellos. Y he aquí había un hombre que tenía seca una mano; y para poder acusar a Jesús, le preguntaron diciendo: ¿Es lícito sanar en Sábado? Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cae en un hoyo en el día de Sábado, no le echa mano, y la levanta? Pues ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por consiguiente, es lícito hacer el bien en el Sábado. Entonces dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. Pero saliendo los fariseos, tomaron consejo contra Jesús para ver cómo matarlo” (vs. 9-14).

El primer Sábado el Señor hizo algo para revelar quién era; el siguiente Sábado hizo algo para rescatar a Su oveja. Nosotros somos los miembros de Su Cuerpo y, como tales, somos Sus ovejas. Lo que Él hizo en el primer Sábado fue en cierto modo una vindicación de Sí mismo en calidad de Cabeza. Sin embargo, lo que hizo el Sábado siguiente fue cuidar a los miembros de Su Cuerpo. Siempre y cuando hagamos algo con Él, seremos libres de las regulaciones; y siempre y cuando hagamos algo para Sus miembros, también seremos libres de las regulaciones. Algunos han preguntado si bautizar a alguien más de una vez concuerda con las Escrituras. Es un hecho que muchas ovejas muertas que han sido enterradas en el agua se han avivado; es algo provechoso para las ovejas. Algunos pueden decir que tal práctica no concuerda con las Escrituras, pero tenemos que considerar a tantas personas muertas que se han avivado al ser enterradas.

Sanar a las ovejas es mucho más importante que guardar el Sábado. ¿Qué camino preferimos? ¿Preferimos un camino que sigue la letra de las Escrituras y que no tiene vida, o un camino que ayuda a las ovejas a estar vivientes? ¿Acaso creen que al Señor le preocupa que Su pueblo guarde el Sábado? No, al Señor no le importa eso. Él es el buen Pastor, y tiene muchas ovejas. A Él le importan Sus ovejas, y no que se guarde el Sábado.

¿Debemos pensar que al Señor le importa el servicio religioso sin vida, aunque parece ser fundamentalista y de acuerdo con las Escrituras? ¡No! Lo que busca el Señor es que las personas estén vivas. ¿Creen que el Señor prefiere a un adorador silencioso y fundamentalista que se preocupa tanto por comportarse de acuerdo con las Escrituras, o a un cristiano ruidoso que grita: “¡Aleluya! ¡Jesús es el Señor!”? Si usted fuera el Señor Jesús, ¿qué clase de cristiano preferiría? ¡Aleluya! Hoy no es el día de la ley ni el día de las regulaciones, sino el día de Cristo. No nos debe importar la ley, sino Cristo y Sus ovejas. Otra vez vemos la sabiduría del Señor al contestar a las personas religiosas. Él les dio una respuesta muy sencilla; sin embargo, era muy profunda, pues se revela a Sí mismo y a la iglesia.