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Vasos útiles para el Señorpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4462-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 12 Sección 1 de 9

CAPÍTULO DOS

APRENDER A SERVIR

EL ÉXITO DEL CAMBIO DE SISTEMA
DEPENDE DEL MINISTERIO DE LA PALABRA

Con respecto al cambio de sistema, el asunto por el cual siento una gran carga interior, es lo débil que está el ministerio de la palabra en las reuniones. En la actualidad, la nueva manera ha demostrado ser el camino correcto tanto en el oriente como en el occidente. Sin embargo, todas las situaciones y condiciones que se presentaron durante el periodo experimental demostraron que la forma en que hablamos la palabra en las reuniones es muy débil. No estamos pidiéndoles que hablen la palabra de una manera extraordinaria, pero al menos deben hablarla para suplir la necesidad. En este momento nuestro hablar no es ideal ni satisface la necesidad. En otras palabras, somos como un equipo que no logra clasificar para ir a las competencias, porque no ha llegado al estándar requerido.

Siempre he sentido una carga muy pesada por el ministerio de la palabra, y me he visto obligado a considerar cuidadosamente, ante el Señor, cómo atenderlo. Tomemos como ejemplo la iglesia en Taipéi. Si bien ésta es una iglesia muy numerosa que cuenta con más de veinte salones de reunión y más de cuatrocientos grupos pequeños, es evidente que tienen deficiencias en cuanto al ministerio de la palabra, por lo que hay poco suministro tanto en las reuniones grandes como en las pequeñas. Tenemos que resolver este problema cuanto antes. Todos sabemos que el alimento, el vestido, la vivienda y el transporte constituyen las grandes necesidades del hombre, pero la más esencial de todas es el alimento. Importa muy poco si una persona se viste con ropa vieja o si hay una pequeña gotera en su vivienda; sin embargo, su estómago no puede quedarse con hambre. Si un hombre sufre de hambre en el lugar donde vive día tras día, tarde o temprano terminará por abandonar ese lugar, pues no se resignará simplemente a esperar la llegada de su muerte. Por consiguiente, el hecho de que no nos hemos multiplicado en número se debe en un ochenta por ciento a la escasez de alimento y a nuestra incapacidad para alimentar a la gente.

Aunque es probable que ustedes no tengan las experiencias ni el conocimiento en cuanto a cómo guiar un grupo pequeño, aun si tan sólo lo intentaran, ustedes podrían aprender ciertos secretos y descubrir algunos puntos básicos. Por ejemplo, una persona no necesita asistir a un taller de carpintería para ser carpintero. Si ella practica desde su juventud tal oficio, bajo la dirección de un experto carpintero, con el tiempo adquirirá más experiencias y llegará a ser también un experto en la materia. De igual manera, a medida que asisten a las reuniones de grupo, y después de guiar a este grupo pequeño por cierto tiempo, ustedes descubrirán algunos secretos y factores esenciales. Según mis observaciones, el destino de los grupos pequeños depende completamente del ministerio de la palabra.

CÓMO CONDUCIR LAS REUNIONES DE GRUPO PEQUEÑO

Primeramente, todos los colaboradores, todos los que sirven a tiempo completo, así como los ancianos y los miembros núcleo que conforman el grupo pequeño deben estar preparados para traer una palabra apropiada que sirva de alimento al grupo. Sin embargo, al preparar lo que van a decir, no deben considerarse como maestros que enseñan a sus estudiantes, ni como ancianos que visitan a los santos para que sean edificados. Si ustedes hacen eso, sin lugar a dudas fracasarán. Aun cuando tienen que preparase de antemano, deben adoptar la actitud de un estudiante, porque en los grupos pequeños no hay maestros ni líderes.

Segundo, no deben asistir a la reunión con la intención de dar una palabra de introducción. Ciertamente es un factor relevante que la reunión comience temprano o tarde, pero esto no es muy importante; lo que importa es si ustedes imparten o no el rico suministro a los demás y les proveen las riquezas divinas. Si ellos no comienzan la reunión de una manera adecuada, es decir, si los santos se ponen a charlar o si cantan el himno equivocado, entonces ustedes deberán abrir la reunión de manera apropiada. Si los santos inician la reunión de manera apropiada, ustedes simplemente deben dejarles que prosigan por sí solos.

Basándome en la condición de los grupos pequeños, me di cuenta de que la manera en que conducíamos las reuniones y perfeccionábamos a los santos era sumamente débil. En el pasado dependíamos de las reuniones grandes a las cuales asistía un gran número de gente. Ahora, después de implementar el cambio de sistema, tenemos reuniones de grupo pequeño con menos personas, y nadie sabe cómo llevar a cabo una reunión así. He asistido a varias reuniones de grupo, y todos se hallan en la misma condición. Asistían santos muy buenos, pero simplemente no sabían qué hacer en tales reuniones. Esto se debe a que nunca habíamos sido entrenados en esta nueva manera. Los santos saben cómo orar, cómo cantar y cómo leer las Escrituras, pero no saben cómo implementar estas mismas prácticas cuando se reúnen en grupos pequeños.

Si tuviéramos tiempo, les enseñaría cómo deben iniciar una reunión, o sea, cómo deben usar los himnos o los mensajes del Estudio-vida a fin de iniciar la reunión. De momento sólo puedo presentarles algunos principios. Para iniciar debidamente una reunión, ustedes deben señalar los puntos cruciales de la verdad que los santos han estado estudiando durante la semana. Por ejemplo, digamos que en esta semana están estudiando el mensaje diez del Estudio-vida de Gálatas, y el punto crucial es que “ya no vino yo, mas vive Cristo en mí”. Sabiendo esto, ustedes pueden aprovechar la oportunidad para guiar a los santos a que canten Himnos, #213; tan pronto ellos empiezan a cantar, la reunión habrá comenzado. Por tanto, antes de asistir a las reuniones de grupo pequeño, ustedes deben familiarizarse con el mensaje que se cubre durante la semana y tomar nota de los puntos cruciales. Una vez que estén en la reunión del grupo, deben aprender a compartirles estos puntos a los santos. No es necesario que lean todo el mensaje; simplemente aprendan los puntos cruciales y alimenten a los santos. Para comenzar la reunión, también pueden usar la Biblia y guiar a los santos a leer los versículos relacionados con el tema que están estudiando esa semana. Si ninguno sabe leer de manera apropiada; si leen de manera desorganizada y desordenada, o no saben cómo repetir-leer, ni cómo enfatizar-leer ni cómo orar-leer, entonces ustedes deben asumir la posición de un entrenador y procurar encontrar la manera de enseñarles y perfeccionarles, para que ellos aprendan a leer apropiadamente.


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