Solo Cuerpo, un solo Espíritu, y un solo y nuevo hombre, Unpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4289-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En estos mensajes hablaremos acerca del único Cuerpo y del único Espíritu. Todos sabemos que en Efesios 4 se encuentran dos asuntos de crucial importancia: uno es el Cuerpo y el otro es el Espíritu. Debido a que muchos de ustedes, que están en la iglesia, han recibido mucha ayuda y han tenido muchas experiencias, saben de lo que hablo cuando menciono un Cuerpo y un Espíritu. Sin embargo, si alguien del cristianismo actual estuviera aquí y escuchara las expresiones, un solo Cuerpo y un solo Espíritu, podría preguntar: “Hay miles de cuerpos aquí. ¿Cómo puede haber únicamente ‘un solo Cuerpo’? ¿Y qué clase de espíritu es ‘un solo Espíritu’? ¿Se refiere esto al hombre como ‘el espíritu de toda la creación’ o quizás a un remedio que cura toda clase de males?”. Si dicho cristiano piensa de esta manera y empezara a sacudir la cabeza, el orador que está en la plataforma no podría continuar su mensaje. Esto es lo que realmente sucedería.
Sin embargo, el Señor siempre está con el espíritu del orador. Mientras les hablo, en mi espíritu puedo entender la situación en que se encuentran. Aunque la expresión de sus rostros no me indica si están de acuerdo con lo que les hablo o si reciben mis palabras con gozo, yo puedo percibir lo que ustedes están pensando. El espíritu del orador es muy sensible. Yo sé que ustedes necesitan que les ponga un fundamento para poder entender lo que son el Cuerpo y el Espíritu, que es de lo cual hablaremos aquí.
Por parte de ustedes, su corazón debe ser puro, su espíritu debe estar abierto y todo su ser debe estar listo para recibir. Si es así, entonces entre ustedes y yo habrá un abismo llamando a otro abismo. Las cosas en mi interior podrán fluir, y también las cosas en el interior de ustedes fluirán. De este modo, lo que debemos liberar será liberado.
Efesios 4:4a habla de “un Cuerpo, y un Espíritu”. ¿Sería igualmente correcto decir “un Espíritu, y un Cuerpo”? Por supuesto que no, porque en este versículo la palabra Cuerpo se menciona primero. Según nuestro entendimiento, podríamos preguntarnos: “¿No es el Espíritu más grande y elevado que el Cuerpo?”. Sí, el Espíritu es más elevado. Entonces, ¿por qué se menciona el Cuerpo primero y después el Espíritu? Porque el tema de Efesios 4 no es el Espíritu, sino el Cuerpo. En otras palabras, todo el libro de Efesios, con sus seis capítulos, trata específicamente sobre el Cuerpo. El Cuerpo es el tema, y el Espíritu es el contenido del tema. Es por ello que el capítulo 4 menciona primero el Cuerpo y después el Espíritu. El Cuerpo y el Espíritu son dos asuntos extremadamente importantes.
Antes del Día de Pentecostés que se menciona en Hechos 2, y antes de la resurrección y ascensión del Señor Jesús, ¿existía el Cuerpo en el universo? No, porque en aquel entonces la iglesia aún no existía. El Cuerpo es la iglesia. Antes del Día de Pentecostés no existía la iglesia y, por ende, tampoco existía el Cuerpo. Estamos hablando acerca del único Cuerpo y del único Espíritu. Es muy claro que el Cuerpo no existía antes de Pentecostés; sin embargo, antes de Pentecostés y antes de la resurrección y ascensión del Señor Jesús, ¿existía ya el Espíritu? No, porque Juan 7:39 nos dice: “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. El Espíritu de Dios estaba allí, pero aún no había el Espíritu.
Para explicar esto mejor usemos el ejemplo de cómo se hace el té. Si solamente tengo una taza de agua sin té, puedo decir: “En este momento el té aún no existe”. Hay agua, pero aún no existe el té. Pero si pongo unas hojas de té en el agua, y después de uno o dos minutos el elemento del té se ha disuelto en el agua, entonces tendremos té. Hace cinco minutos había sólo agua, mas no había té; pero ahora no sólo tenemos agua, sino también té.
Antes de que el Señor Jesús resucitara y ascendiera, el Espíritu de Dios ya existía, pero podemos compararlo al agua. Entonces, ¿cuál es el “té”? Hablando figurativamente, el té es el Señor Jesús en Su humanidad que pasó por la muerte, entró en la resurrección, y fue glorificado y exaltado. En ese momento, fue consumado todo el proceso por el cual el Señor Jesús se mezcló con el Espíritu de Dios, así como el té se mezcla con el agua. Así pues, antes de que el Señor Jesús resucitara, aún no había el Espíritu. Esto no es mi opinión; es lo que dice Juan 7:39. Además, este versículo explica por qué en ese entonces aún no había el Espíritu: porque Jesús no había sido aún glorificado.
¿Cuándo fue glorificado el Señor Jesús? Cuando el Señor resucitó, Él entró en la gloria. El relato de Lucas 24 nos dice que después de Su resurrección y antes de Su ascensión, cuando el Señor se encontró con los dos discípulos que iban camino a Emaús, el Señor les dijo: “¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en Su gloria?” (v. 26). Esto comprueba que cuando Él resucitó, aunque todavía no había ascendido, ya había entrado en Su gloria.
¿Qué significa el hecho de que el Señor Jesús fuera glorificado? Originalmente, el Señor Jesús era el Dios de gloria, pero en la encarnación se vistió de humanidad. La carne y la humanidad de la cual se vistió no tenía ni una pizca de gloria; en este sentido, eran como nuestra propia carne y humanidad. Pero el Dios de gloria, o dicho de otro modo, la gloria de Dios, estaba en Su interior. Luego un día, Él fue crucificado y quebrantado en la cruz, fue sepultado en la tumba, y luego salió de la muerte; en ese momento la gloria que estaba dentro de Él fue liberada. Además, Su cuerpo, que había pasado por el proceso de encarnación, muerte y sepultura, fue completamente saturado de Su gloria para ser plenamente transformado, transfigurado y elevado. Por lo tanto, después de Su resurrección, Él llegó a tener un cuerpo humano y una naturaleza humana, transformados, transfigurados y elevados. En ese entonces, la humanidad de la cual el Señor se había vestido, entró en la gloria. “Aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”; esto significa que en ese entonces Su cuerpo físico, Su humanidad, aún no había entrado en la gloria de Dios, pero después de que se levantó de entre los muertos, este hombre, Jesús el Nazareno, entró en la gloria, y Su cuerpo, Su humanidad, de la cual se vistió, también entró en la gloria. En ese momento el Espíritu llegó a existir como tal.
Efesios 4:4 dice: “Un Cuerpo, y un Espíritu”. Este Espíritu es “el Espíritu”. Espíritu aquí no se refiere simplemente al Espíritu de Dios, sino que Espíritu se refiere a “el Espíritu”. Si yo le echo agua a un pañuelo blanco, no quedará en él ninguna mancha de color, sino que seguirá siendo blanco. Pero si le echo té al pañuelo blanco, quedará en él una mancha redonda y amarillenta. Antes de que el Señor Jesús muriera y resucitara, el Espíritu de Dios era solamente el Espíritu de Dios sin el elemento de la humanidad ni la humanidad elevada, sin la dulzura de la muerte del Señor Jesús y sin el poder de Su resurrección. Sólo poseía un elemento: la divinidad. Pero después de que el Señor Jesús resucitó, los elementos de Su humanidad, Su muerte y Su resurrección entraron a formar parte del Espíritu de Dios, y desde ese momento el Espíritu de Dios llegó a ser “el Espíritu”. Es por ello que la expresión el Espíritu aparece en todo el Nuevo Testamento. Sin embargo, debido a que los traductores de la Biblia en el idioma chino temían que las personas no fueran a entender el significado de la expresión el Espíritu, la tradujeron como Espíritu Santo, añadiendo en una nota que la palabra santo no aparece en el original. Además de esto, omitieron el artículo el en su traducción. Ellos pensaron que el artículo el no era muy importante, ignorando lo crucial que es esta palabra. “¡El Espíritu!”. Así pues, nos habla de un Cuerpo y un Espíritu.
Si queremos entender más acerca del Espíritu, debemos estudiar el ungüento santo para la unción mencionado en Éxodo 30. El ungüento santo para la unción se preparaba mezclando aceite de olivas (el cual tipifica al Espíritu Santo) con cuatro diferentes clases de especias. Estas cuatro especias tipifican la humanidad del Señor, Su muerte y Su resurrección. Después de que se mezclaban estas cuatro especias con el aceite de olivas, el aceite de olivas dejaba de ser solamente aceite y se convertía en un ungüento. Este ungüento santo para la unción tipifica al Espíritu. Si examina al Espíritu únicamente en el Nuevo Testamento, no verá muchos detalles, pero si examina el tipo del Antiguo Testamento, verá todos los detalles. Un hin de aceite de olivas se mezclaba con cuatro tipos de especias. Además, se nos dan detalles en cuanto a las medidas de las cuatro especias: de la primera y última especias se requerían quinientos siclos de cada una, mientras que de la segunda y tercera especias se requerían sólo doscientos cincuenta siclos de cada una. En conjunto, se requerían tres unidades de quinientos siclos cada una, lo cual se refiere a tres unidades de responsabilidad. Esto alude al Dios Triuno, de quien el Segundo fue quebrantado.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.