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Solo Cuerpo, un solo Espíritu, y un solo y nuevo hombre, Unpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4289-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 10 Sección 2 de 3

LA MANIFESTACIÓN DEL NUEVO HOMBRE
ESTÁ COMPLETAMENTE RELACIONADA
CON LA VIDA ESPIRITUAL

En este mensaje deseo tener comunión con ustedes respecto a algo más. Recuerden que la manifestación del nuevo hombre no vendrá como resultado de un movimiento. Más bien, depende por completo de la vida espiritual, la cual es nuestro Señor Jesús que llega a ser nuestra vida en verdad y en la práctica. No se trata de que usted me entusiasme a mí y yo lo entusiasme a usted; más bien, se trata de que cada uno de nosotros exprese a Cristo en nuestro vivir al disfrutarlo y experimentarlo. Esto es algo completamente relacionado con la vida de Cristo. Por una parte, ahora estamos muy entusiasmados porque hemos visto que los seis continentes se han convertido en un solo y nuevo hombre. Pero por otra parte, no queremos realizar ninguna actividad externa motivados por nuestro entusiasmo. Lo que deseamos es experimentar a Cristo interiormente como nuestra vida para que el nuevo hombre se produzca espontáneamente. Nosotros somos el nuevo hombre, y la razón por la cual lo somos es que Cristo está en nosotros como nuestra vida.

Algunas personas del cristianismo dicen que el nuevo hombre no puede llegar a ser una realidad. Dicen esto porque no conocen a Cristo como vida; cuando mucho, sólo conocen a Cristo como su Salvador. Pero hoy el Señor en Su recobro desea recobrar de manera cabal, total y completa el hecho de que el Espíritu todo-inclusivo sea nuestra vida diaria. Sin importar de qué continente seamos, cada uno de nosotros debe vivir por este Cristo todo-inclusivo, diariamente y en realidad, y esto sólo se logra cuando lo tomamos como nuestra vida y nuestra persona. A cada momento disfrutamos de Él, lo experimentamos y le permitimos que Él se manifieste en nuestro vivir; por consiguiente, estando en Él no podemos evitar ser uno. No necesitamos esforzarnos por estar unidos; pues espontáneamente somos uno. “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. No hay judío ni griego, esclavo ni libre, varón ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gá. 3:27-28). Somos un solo y nuevo hombre. Esto no es un movimiento que depende de las emociones o de la organización. Nosotros somos un solo y nuevo hombre porque vivimos por Cristo y le permitimos manifestarse en nuestro vivir. Aunque somos de diferentes nacionalidades, razas e idiomas, tenemos una cosa en común, a saber: el hecho de que Cristo es nuestra vida.

Efesios 4:14-15 dice: “Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y zarandeados por todo viento de enseñanza en las artimañas de los hombres en astucia, con miras a un sistema de error, sino que asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la Cabeza, Cristo”. Luego el versículo 16 continúa diciendo: “De quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado”. Primero crecemos en Él, y luego brotamos de Él. Primero viene el hecho de crecer en Él y luego el hecho de salir de Él. Toda organización tiene oficiales de enlace, pero en la iglesia no necesitamos tales oficiales de enlace porque Cristo es nuestro “enlace”. Podemos estar unidos y entrelazados porque todo el Cuerpo procede de Él. Sin embargo, si queremos proceder de Él, primero tenemos que crecer en Él. Cuando ustedes crecen en Cristo en todo, entonces a partir de Él, ustedes pueden espontáneamente estar unidos y entrelazados con todos los santos. Si no estamos en Cristo, o si no hemos crecido en Cristo en tantas cosas, no podremos unirnos ni siquiera a nuestros propios hermanos en la carne. Pero si hemos crecido en Cristo en todas las cosas, podremos unirnos unos con otros. Un hermano puede ser de Ghana, África y otro hermano de Taipéi, Taiwán. Ambos son de diferentes lugares que están lejos el uno del otro, y tienen diferentes costumbres, colores de piel, idiomas y conceptos, y a pesar de ello, cada vez que se reúnen experimentan que hay algo en su interior que los une. Ellos no necesitan un oficial de enlace a fin de experimentar unidad, porque ya han sido unidos. Ambos han crecido en Cristo en todas las cosas, y ahora, a partir de Él, están unidos y entrelazados.

EN LA ECONOMÍA DEL SEÑOR NO HAY EVOLUCIÓN, SINO TRANSFORMACIÓN

Además, quisiera decirles que en la economía del Señor no hay evolución; la evolución es del diablo. Lo que tenemos en la economía del Señor es la transformación. El Señor Jesús, quien es el Espíritu todo-inclusivo, puede transformar a las personas. El cristianismo no puede transformar a nadie. Lo único que puede hacer la religión es enseñar a las personas, y embellecerlas y maquillarlas. En lo que se refiere a la sociedad humana, la religión es buena. Sin embargo, la economía del Señor no tiene que ver con la religión, sino con el Espíritu viviente. El Cristo todo-inclusivo ha entrado en nosotros como Espíritu vivificante. Él no viene a “embellecer nuestro rostro”, sino que más bien a transformarnos.

Conforme a la Biblia, la economía de Dios equivale a la transformación. ¿Cómo somos transformados? No somos transformados por medio de enseñanzas, sino por nuestro Señor, quien lo realizó todo por medio de Su muerte y resurrección. Él logró todo lo que Él necesitaba y también logró todo lo que nosotros necesitábamos; Él logró todo lo que Dios y el hombre necesitaban. Después de esto llegó a ser el Espíritu vivificante y todo-inclusivo. El Espíritu entra en cualquiera que invoque el nombre del Señor, y luego opera y trabaja en dicha persona por muchos años, a fin de transformarla. El Señor ciertamente puede transformar a las personas; esto es algo que yo mismo he experimentado. Nosotros somos de diferentes nacionalidades y tenemos diferentes costumbres y diferentes trasfondos. La razón por la cual podemos llegar a ser un solo y nuevo hombre es que el Señor ha realizado en nosotros una obra de transformación. El Señor ciertamente nos transforma. Incluso teniendo las doctrinas más elevadas ninguno de nosotros puede cambiarse a sí mismo.

Cuando fui por primera vez a los Estados Unidos, el Señor me dio la sabiduría para ver que yo no iba allí a vender mi “mercancía china”, sino a suministrar a Cristo a las personas. Por lo tanto, no compartí doctrinas a las personas, sino que les prediqué lo que yo había experimentado y les brindé lo que yo mismo había comido. Por un lado, les suministré a Cristo y, por otro, comí al Cristo que les suministraba. Este Cristo me transformó interiormente, y también los transformó a ellos interiormente. Por esta razón, nos resultó fácil compenetrarnos. Esto no quiere decir que yo me hubiera americanizado, sino que fui “Cristificado” y ellos también fueron “Cristificados”. Esto no es cuestión de simple sabiduría, sino de transformación.

No sólo hay diferencias entre los chinos y estadounidenses, sino también hay muchas diferencias entre los chinos del norte y los chinos del sur del país. En 1933 cuando fui del norte de China a Shanghái, el hermano Nee y los colaboradores convocaron una reunión especial para mí. Después de los mensajes, muchas personas vinieron a tener comunión conmigo. Ellos hablaban el dialecto de Shanghái, y yo no podía entenderles nada. Sin embargo, sin importar si les entendía o no, les hablé. Al final ellos me entendieron y yo también los pude entender porque Cristo estaba en ellos y en mí. Aunque no podíamos entender el dialecto muy bien, realmente sabíamos de lo que hablábamos, así que nos resultó fácil llegar a ser el nuevo hombre y hablar una misma cosa. Hoy en día nosotros también estamos hablando acerca del nuevo hombre.

Hoy todos debemos ver que esto no es simplemente una conferencia en la que participan todos los continentes y en la cual decidiremos lo que vamos a hablar de ahora en adelante. De ninguna manera. En lugar de ello, debemos ver que el Señor es nuestra vida y nuestra persona. El Señor hoy desea mostrarle a Satanás que Él puede producir un solo y nuevo hombre con personas de toda lengua y pueblo de entre las naciones. Esto no es una enseñanza externa ni un movimiento externo, sino que es Él mismo en nosotros como vida y como nuestra persona. Todos hemos recibido de Él y crecemos en Él en todo y, de este modo, todo el Cuerpo es unido y entrelazado a partir de Él.

Queridos hermanos y hermanas, quizás ustedes me pregunten: “¿Hay algo en estos versículos de Efesios 4 que diga algo acerca de la transformación?”. No, no hay nada, pero si avanzan al versículo 23, se menciona algo acerca de la transformación. Nosotros crecemos en Él, y luego brotamos de Él; esto es la transformación. Nadie puede crecer en Cristo y brotar de Él sin ser transformado. Únicamente al asirnos a la verdad en amor y al crecer en todo en la Cabeza, que es Cristo, puede todo el Cuerpo ser unido y entrelazado a partir de Él. Cuando somos unidos y entrelazados, somos transformados. Entonces los hermanos chinos serán iguales a los hermanos de Ghana; los hermanos de todos los diferentes países habrán sido transformados y habrán llegado a ser iguales. Creo esto con toda certeza. Cuando todos seamos transformados, todas las diferentes culturas, orígenes, costumbres e idiomas serán absorbidos por Cristo. Ésta es la gloria de Cristo. Un hermano de Ghana, África, hablará, cantará, tendrá comunión y alabará con un hermano de Alemania; ésta es la gloria de Cristo. Creo que esta palabra es una profecía de lo que sucederá en los próximos diez años.

En diez años ustedes verán que muchas personas que hablan diferentes idiomas, podrán tener comunión, alabar y proclamar juntos el santo nombre del Señor. En esta ocasión sólo han venido unos cuántos hermanos de África, pero creo sin duda que un día centenares e incluso miles se reunirán. Cuando crezcamos en Cristo en todas las cosas, todo el Cuerpo será unido y entrelazado a partir de Él. Cuando crezcamos en Él y brotemos de Él, entonces estaremos completamente en Él y no en nosotros mismos. En nosotros mismos no tenemos manera de avanzar. Además, sin necesidad de mencionar a los chinos y estadounidenses, ustedes mismos que viven en la misma isla y en la misma casa no podrán ser uno. En ustedes mismos es imposible estar unidos y entrelazados, pero cuando crecemos en Él y brotamos de Él, fácilmente estamos unidos y entrelazados. Ustedes y yo y todos los demás necesitamos crecer en Él, pasar por medio de Él y brotar de Él; entonces este nuevo hombre se hará realidad.


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