Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La iglesia en Filipos también tenía comunión con Pablo en cuanto al progreso del evangelio. En 1:5, Pablo dice: “Vuestra comunión en el progreso del evangelio, desde el primer día hasta ahora”. La palabra comunión significa participación, comunicación. La misma palabra griega se tradujo “contribución” en Romanos 15:26 y “ayuda mutua” en Hebreos 13:16. Los santos de Filipos tenían comunión en el evangelio, es decir, participaban en el progreso del evangelio por medio del ministerio del apóstol Pablo. Esta participación incluía sus contribuciones económicas al apóstol (4:10, 15-16); lo cual resultó en el progreso del evangelio. Esta clase de comunión, que los guardó de ser individualistas y de tener pensamientos distintos, indica que los filipenses eran uno, no sólo con el apóstol Pablo, sino también entre ellos. Esto les permitió experimentar y disfrutar a Cristo, lo cual constituye el tema principal de este libro. La vida en la cual se experimenta a Cristo y se le disfruta, es una vida que participa en el progreso del evangelio, una vida que predica el evangelio, no de forma individualista, sino corporativa. Por ende, se usa la expresión “la comunión para el progreso del evangelio”. Cuanto más comunión tenemos en el progreso del evangelio, más de Cristo experimentamos y disfrutamos. Esto pone fin a nuestro yo, nuestra ambición y preferencias.
Al contribuir los creyentes filipenses en el progreso del evangelio, o sea en el avance del mover de Dios sobre la tierra conforme a Su economía, ellos participaban de la gracia juntamente con Pablo. Los que participan de la gracia son aquellos que comparten y disfrutan al Dios Triuno procesado como gracia. El apóstol Pablo era esta clase de persona al defender y confirmar el evangelio, y los santos de Filipos par ticipaban con él de esa misma gracia. La gracia es el Dios Triuno procesado quien se nos imparte para que lo disfrutemos. Los filipenses disfrutaban de esta gracia mediante la comunión que tenían con Pablo en el evangelio. En griego, la expresión “participantes” implica que llegaron a ser partícipes de la misma gracia que Pablo, es decir de la misma gracia que él disfrutaba.
Además, la iglesia en Filipos también oraba por Pablo (1:19), completaba su gozo, le proporcionaba regocijo (2:1-2) y le proveía para sus necesidades materiales. Sin duda, ésta era una iglesia excepcional.
Aunque la iglesia en Filipos estaba establecida en buen orden y tenía comunión con Pablo en el progreso del evangelio, aun así, había disensiones entre ellos. Esto muestra que es muy difícil evitar las disensiones, las cuales pueden presentarse en cualquier lugar y en cualquier momento. Las disensiones provienen de las opiniones, las cuales a su vez se originan en la mente, que es la parte principal del alma. En la epístola de Filipenses, Pablo menciona muy a menudo el alma, la mente, y los pensamientos. En 1:27, él usa la expresión “unánimes”, en 2:2 usa la frase “unidos en el alma”, y más adelante, en 2:20, el término “mismo ánimo”.
Hoy, en la vida de iglesia, debemos ser uno en el alma. Los cristianos hablan mucho de ser uno en el Señor o uno en el Espíritu, pero ¿había oído usted alguna vez hablar de que tenemos que ser uno en el alma? Nuestra unidad sólo será práctica cuando seamos uno en el alma. De lo contrario, sólo consistirá en darnos la mano por encima del muro divisorio. Los cristianos hablan de unidad, pero no están dispuestos a abandonar sus opiniones disidentes. Pablo, en cambio, tenía un concepto diferente de la unidad. En Filipenses, él muestra claramente que debemos ser uno en el alma.
Para ser uno en el alma, primero necesitamos ser transformados y renovados en nuestra mente. Romanos 12:2 dice que somos transformados por medio la renovación de nuestra mente. Es posible que tengamos una mente vieja. Incluso la mente de los jóvenes puede ser muy vieja. Pero si nuestra mente ha sido renovada, será nueva y fresca, aun cuando tengamos una edad avanzada. Yo puedo testificar que Cristo nunca ha dañado mi mente, sino que por el contrario, la ha renovado.
Una de las razones por las que tenemos una mente vieja es que recordamos ofensas pasadas. Es posible que hace años nos haya ocurrido algo que no estamos dispuestos a olvidar. Esto indica que no estamos dispuestos a perdonar, puesto que el verdadero perdón implica el olvido de la ofensa. Debido a que algunos santos recuerdan las ofensas del pasado, su mente se ha envejecido. Si nuestra mente es vieja, nos causará problemas, los cuales resultarán en disensiones. Por lo tanto, es crucial que nuestra mente sea renovada.
El único defecto de la iglesia en Filipos era la disensión, la cual proviene de las opiniones. En 4:2, Pablo dijo: “Exhorto a Evodia y exhorto también a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor”. Estas dos hermanas, que eran colaboradoras de Pablo, no tenían un mismo sentir. Probablemente su desacuerdo no era sobre cosas seculares, sino en cuanto al mover de Dios en la tierra. Al respecto, ellas tenían diferentes opiniones en su alma. Puesto que eran uno en el espíritu, no estaban divididas. Pero en la práctica, había disensiones entre ellas debido a sus distintos conceptos. Esta era una deficiencia de la iglesia en Filipos, una iglesia muy buena. No obstante, por causa de las disensiones, los filipenses no eran unánimes en la predicación del evangelio (1:27).
Conforme a 2:2 y 4:2, vemos que los filipenses no tenían el mismo pensamiento ni el mismo amor, es decir, no estaban unidos en el alma ni eran de un mismo sentir. Hoy en día, en el recobro del Señor algunos hermanos se encuentran en esta situación. Ciertamente el Señor los ha cautivado para Su recobro, han visto el terreno de unidad de la iglesia y lo honran, pero no tienen el mismo pensamiento que los demás santos, ni el mismo amor ni son unánimes. Sin duda alguna, ellos pueden afirmar que son uno en el espíritu con todos los santos, pero no pueden declarar que son unánimes, ni que tienen un mismo pensamiento ni “este único pensamiento”.
¿Qué significa tener “el mismo pensamiento” y tener “este único pensamiento”? Ambas expresiones se encuentran en 2:2. Y más adelante, en 4:2, Pablo exhorta a Evodia y a Síntique a tener un mismo sentir. El mismo sentir es Cristo mismo, y el único pensamiento es ir en pos de Cristo para ganarlo, asirse de El y poseerlo. No debemos pensar que la frase “un mismo sentir” del que habla Pablo, es otra cosa aparte de Cristo. Muchos grupos cristianos tienen en común algo que ellos consideran “el mismo pensamiento”. Pero según Pablo, “el mismo pensamiento” es Cristo, y “este único pensamiento” es ir en pos de El para ganarlo. Esto lo reafirma el contexto de la epístola de Filipenses.
Debemos tener el mismo sentir, Cristo; y el único pensamiento, ir en pos de El para ganarlo. Esto hará que nuestra mente sea disciplinada y renovada. Ser renovados en nuestra mente equivale a experimentar un cambio metabólico, que consiste en eliminar todo lo viejo y en recibir un elemento nuevo. Cuando el elemento de Cristo se infunde en nuestro ser, desecha el viejo elemento y lo reemplaza. De esta forma, nuestra mente es renovada. Aun los jóvenes tienen muchos elementos viejos que deben ser eliminados y reemplazados por el elemento de Cristo.
Debemos permitir, por tanto, que Cristo sea el elemento positivo en nuestra constitución que renueve nuestra mente. Muchos se valen de su astucia natural de una manera negativa, por ejemplo, al centrarse en las ofensas u otras cosas negativas. Pero nosotros debemos fijar nuestros pensamientos en Cristo y permitir que El ocupe nuestra mente. Si nuestra mente no es renovada, habrá disensiones entre nosotros, como las hubo en Filipos. La iglesia en Filipos tenía esta deficiencia porque los santos no estaban dispuestos a renunciar a su mente natural y a su vejez.
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