Riquezas y la plenitud de Cristo y el avanzado recobro del Señor hoy en día, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7727-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En segundo lugar, las reuniones cristianas no son solamente una oportunidad para disfrutar a Dios y para que Él nos disfrute a nosotros, sino que también es un tiempo en el que Dios nos enseña. La Biblia nos muestra que lo más grande entre Dios y nosotros es que Dios nos hable. Si Dios no nos hablara, eso significaría que Él nos ha rechazado. Pero si Dios está presente con nosotros, Él nos demostrará Su presencia con Su hablar.
Dios es un Dios que habla, pero a veces está callado. Su silencio es muy significativo. Incluso Su silencio es cierta clase de hablar. El principio es que cada vez que nos acercamos a Dios, Él nos habla. Su gracia, Su amor y Su paz vienen a nosotros mediante Su hablar. Por ello, cada vez que nos reunimos, debemos ejercitar nuestro espíritu para contactar a Dios y esperar que Él nos hable.
En el Antiguo Testamento Dios raras veces habló directamente. Por lo general, Él habló por medio de diferentes hombres. Hebreos 1 dice que Dios habló en muchas ocasiones y de muchas maneras en tiempos pasados a los padres en los profetas (v. 1), pero que en el Nuevo Testamento nos ha hablado en Su Hijo. En Hechos y en las Epístolas, Él habló por medio de los apóstoles. Pablo dijo que no tenía mandamiento del Señor, sino que sólo daba su parecer; pero al final dijo que también pensaba que tenía al Espíritu de Dios (1 Co. 7:25, 40). Por lo tanto, sus palabras fueron escritas en la Biblia y llegaron a ser la palabra de Dios. En esto consiste el que Dios hable por medio de hombres.
Cada vez que los cristianos nos reunimos, adoramos a Dios y le ofrecemos nuestras aspiraciones y adoración; esto es para la satisfacción de Dios. Al mismo tiempo, recibimos la gracia y el suministro de Dios; esto es para nuestro disfrute. Todo lo que viene de parte de Dios viene por medio de la palabra; sin embargo, Dios no nos habla directamente, sino que nos habla por medio de hombres.
Las reuniones cristianas dependen completamente de que hablemos. Esta clase de hablar ocurre en dos direcciones. Tan pronto como vengamos a la reunión, debemos abrir nuestra boca para hablar, cantar, alabar, dar gracias y orar; esto va hacia Dios. Por otro lado, tenemos que hablar por Dios. De este modo, la gracia y las riquezas de Dios entrarán en otros por medio de nuestras palabras. Cuando le hablamos a Dios, nos estamos dando nosotros mismos a Dios; y cuando hablamos por Dios, permitimos que Dios se dé a nosotros. Las reuniones cristianas no son más que una oportunidad para hablarle a Dios y para hablar por Dios. Todos podemos hablarle a Dios y todos podemos hablar por Dios.
Hay muchos tipos de reuniones cristianas; pero entre ellas se destacan dos: la reunión de grupo y la reunión de distrito. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, Él se reunió con los discípulos por tres años y medio. A veces estas reuniones tenían lugar en la casa de una persona, y otras veces en la casa de otra persona. A veces ocurrían junto a la orilla del mar, y otras veces en un monte. Todas estas reuniones eran reuniones de grupo. La verdadera vida de iglesia y el servicio tienen lugar en las reuniones de grupo. Esto se revela claramente en la Biblia. En Mateo 18:20 el Señor Jesús dice: “Porque donde están dos o tres congregados en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”. La reunión de dos o tres es ciertamente una reunión de grupo, pues obviamente no es un número grande. Aquí vemos que la reunión se efectúa en el nombre del Señor solamente.
Cuando llegamos a Hebreos 10, vemos algo más: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos” (vs. 24-25). Aquí se nos habla de considerarnos unos a otros, de estimularnos al amor y de exhortarnos mutuamente. La reunión en la que una persona habla y las demás escuchan no puede ser una reunión de mutualidad. Según nuestra experiencia, tener una reunión con mutualidad no es fácil cuando el número de asistentes es más de veinte. Hebreos 10:24-25 es una buena ventana que nos permite ver esto, pues nos muestra que la principal clase de reunión que tenían los primeros cristianos era la reunión de grupo. El versículo 25 dice: “No dejando de congregarnos”. Las reuniones cristianas de la época apostólica eran reuniones de mutualidad; esto era algo para los creyentes mismos. Por lo tanto, esta clase de reunión no pudo haber sido grande, sino que debe de haber sido una reunión de grupo.
Anteriormente, no vimos la reunión de grupo tan claramente como ahora. Si una iglesia es fuerte o no, ello depende de sus reuniones de grupo; si las reuniones de grupo son fuertes, la iglesia ciertamente será fuerte. Esto es como un ejército; si un ejército ha de poder combatir o no, ello depende del entrenamiento que reciban a nivel de su unidad más básica. Si las unidades son adiestradas apropiadamente, el ejército combatirá bien.
En Ciudad Quezón, Filipinas, tenemos unos trescientos hermanos y hermanas que asisten a la reunión el día del Señor por la mañana. Sin embargo, la reunión grande sólo puede liberar algunas verdades generales, pero no puede satisfacer las necesidades especiales de los santos, ni tampoco resolver sus problemas. Asimismo, en esta reunión es difícil conocer la condición de cada uno de los santos o que haya un cuidado mutuo. Supongamos que dividiéramos a los trescientos hermanos y hermanas que se reúnen en la iglesia en Ciudad Quezón en veinte grupos, y que los quince o dieciséis santos que están en cada grupo se reúnan al menos una vez a la semana. No habría ninguna restricción de tiempo y todos podrían hablar libremente unos a otros. Esto entonces propiciaría la comunión, y la comunión traería consigo la intercesión. De ese modo, espontáneamente habría mutualidad.
Supongamos que una persona recién salva hace una pregunta en cuanto a la verdad. Todos entonces deben hablar con palabras sencillas según lo que hayan aprendido. Al final, un hermano más maduro podría añadir un poco más. De este modo, en pocos minutos los doce o más hermanos y hermanas que asisten a la reunión podrían participar en la enseñanza de la verdad. Todos podrán hablar por Dios. Por medio de este hablar, vendrán la gracia y el suministro. No sólo el hermano que hace la pregunta recibirá la ayuda, sino también todos los asistentes.
Cuando escribimos Lecciones de la verdad, no era nuestra intención que todas las iglesias realizaran otra reunión para enseñar las verdades como cualquier otro servicio religioso. En vez de ello, nuestra esperanza era que los hermanos y hermanas leyeran primero estas lecciones en casa. Mientras alguien lea, recibirá algo. Es posible que se encuentre con algo que no entiende. En ese caso, simplemente debe leerlo una vez más. Si lo lee unas cuantas veces más, entenderá. En aquellas partes donde realmente no entienda, puede escribir una nota; y entonces, cuando venga a la reunión de grupo, puede presentar dicho asunto a fin de que todos puedan contestar y todos puedan aprender. Los que entienden pueden enseñar a los que no entienden, y al final los hermanos de más experiencia pueden enseñar más. Si enseñamos la verdad de esta manera, al cabo de un año, o sea, al final de las cincuenta y dos semanas, habremos escuchado toda clase de verdades, y la vida de iglesia estará llena de un espíritu de aprendizaje.
Si los nuevos hacen preguntas en cuanto a la vida, se aplica el mismo principio. Todos aprenden y todos enseñan. Todos hacen preguntas y todos las contestan. Esta clase de reunión de grupo será viviente y rica. No habrá ningún programa, forma ni reglas escritas, sino que todos seguirán el espíritu y todos ejercitarán su espíritu para hablarle a Dios, para hablar por Dios, para recibir la gracia de Dios o para transmitir dicha gracia a otros. De este modo, habrá comunión, así como también intercesión, exhortaciones y cuidado mutuos. En esto consiste la reunión de grupo.
En estos veinte grupos todos los trescientos santos, es decir, toda la iglesia, recibirá cuidado en todo aspecto. Éste es el resultado de mi estudio de sesenta años. Le pido al Señor que todas las iglesias en las Filipinas puedan implementar esta práctica, y que las iglesias en todas las localidades conduzcan a todos los santos por este camino nuevo.
Una vez que ganemos a algunas personas tocando a sus puertas, debemos de inmediato ir a nutrirlas en sus hogares. Esta nutrición que se efectúa en sus hogares es la reunión de hogar. Al mismo tiempo, tenemos que conducirlas a la reunión de grupo. En la reunión de grupo, se llevan a cabo el cuidado y el perfeccionamiento mutuos. Esto entonces será el cumplimiento de lo dicho en Efesios 4:12 acerca del perfeccionamiento de los santos. Ellos serán como las personas dotadas, llevando a cabo la obra del ministerio neotestamentario para la edificación del Cuerpo de Cristo. Año tras año, estos hermanos serán perfeccionados, y por medio de la predicación del evangelio se añadirán otras personas nuevas. Para entonces se podrá formar otra reunión de grupo. Durante la segunda mitad del año, los dos grupos harán exactamente las mismas cosas: por un lado, predicarán el evangelio para ganar a nuevas personas; por otro, nutrirán a los nuevos creyentes al reunirse con ellos en sus hogares. Los nuevos creyentes también serán conducidos a las reuniones de grupo, donde podrán ser cuidados y perfeccionados.
Hay algo que debemos tener en cuenta: no debemos salir demasiado a tocar a las puertas, pues de lo contrario, no podremos criar bien a los nuevos creyentes. Usted debe tener siempre tres o cuatro nuevos creyentes bajo su cuidado. Si algunos se mudan a otro lugar, usted debe entonces volver a completar ese número predicando el evangelio.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.