Pláticas adicionales sobre el conocimiento de la vidapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7126-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Efesios 1:17 dice: “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de Él”. En este versículo el apóstol habla de un espíritu de sabiduría y de revelación a fin de poder conocer a Dios. En otras palabras, si deseamos conocer a Dios, necesitamos tener un espíritu de sabiduría y de revelación.
Muchas veces pensamos que la sabiduría proviene de la revelación; no obstante, este versículo, en vez de empezar con la revelación, primero nos habla de la sabiduría. A fin de conocer los asuntos espirituales, una persona primero necesita tener sabiduría, no revelación. Nosotros pensamos que no importa si tenemos o no sabiduría, puesto que conoceremos los asuntos espirituales cuando el Espíritu Santo venga y nos dé revelación y la capacidad de ver. Sin embargo, en realidad no es así. Una persona primero necesita tener sabiduría espiritual y luego revelación espiritual a fin de conocer los asuntos espirituales. La sabiduría está relacionada principalmente con nuestra mente, mientras que recibimos revelación principalmente en nuestro espíritu. Si no tenemos sabiduría en nuestra mente, no podremos entender los asuntos espirituales aun cuando hayamos recibido una revelación en nuestro espíritu.
Por ejemplo, supongamos que una fábrica grande que tiene muchas máquinas ha abierto sus puertas para que vengan estudiantes de visita. Esta acción de abrir sus puertas a los estudiantes, en términos espirituales, es una revelación. Anteriormente, está fábrica tenía sus puertas cerradas al público; era un misterio. La gente no podía ver ni siquiera conocer la verdadera situación de la fábrica; pero una vez que la fábrica es revelada, una vez que abre sus puertas, todo queda a la vista de los estudiantes. No obstante, debido a la falta de adiestramiento en el conocimiento mecánico, es posible que un estudiante todavía no entienda lo que ha visto, pues no tiene la capacidad para entender la maquinaria. Por otra parte, supongamos que otro estudiante ha estudiado ingeniería mecánica por tres o cuatro años, ha adquirido cierta cantidad de conocimiento en cuanto a la maquinaria y ha sido adiestrado en su mente con un conocimiento acerca de la mecánica; en otras palabras, él tiene sabiduría en cuanto a la maquinaria. Cuando la fábrica le abra sus puertas, él entenderá las máquinas en cuanto las vea. Por lo tanto, es necesario ver que aun cuando una persona reciba revelación, es posible que no tenga entendimiento; así que primeramente necesita tener sabiduría. Quien no tenga sabiduría no tendrá el debido entendimiento, aun cuando le sea dada una revelación. A fin de ver la revelación y entender el significado de la misma, necesitamos primero ser equipados con la sabiduría. Es por ello que el apóstol mencionó primero la sabiduría y luego la revelación.
Sucede lo mismo en nuestra experiencia. Si bien es posible ver la revelación instantáneamente, se requiere un largo período de preparación para obtener sabiduría; es por ello que necesitamos ser adiestrados. Anteriormente, cuando teníamos problemas y necesidades en nuestro servicio, a menudo no sabíamos cómo resolver los problemas y atender las necesidades. Sólo hasta años recientes encontramos la solución y descubrimos la raíz del problema, es decir, que aunque tenemos un corazón dispuesto al Señor, estamos escasos de sabiduría espiritual, la cual se obtiene por medio del adiestramiento.
Debido a nuestra falta de adiestramiento y práctica, hemos estado escasos de sabiduría espiritual, y debido a nuestra carencia de sabiduría espiritual, no hemos podido entender la revelación espiritual que nos ha sido dada. Por lo tanto, en estos últimos años hemos hecho especial hincapié en el adiestramiento, y nuestra expectativa es que seamos preparados para los asuntos espirituales. Esta preparación echará un fundamento para la sabiduría a fin de que podamos desarrollar un sentido común en nuestra mente, pensamientos y percepción. Entonces cuando el Espíritu Santo nos ilumine y nos dé una inspiración o revelación, podremos entenderla inmediatamente.
Algunas personas cuestionan si nuestros entrenamientos deberían hacerse para adiestrar la mente. Lo que quieren decir con esto es que nuestros entrenamientos no son lo suficientemente espirituales. Es cierto que nuestros entrenamientos, en su mayor parte, se centran en el adiestramiento de la mente. Pero recordemos que si prestamos sólo atención a ser espirituales y descuidamos el adiestramiento de la mente, a la postre no tendremos ninguna posibilidad de ser espirituales. Cuando una fábrica abre sus puertas a alguien que se ha dedicado a la ingeniería mecánica por cinco o diez años, tal persona puede entender y comprender la maquinaria que está en la fábrica. Sin embargo, si alguien no ha recibido ningún entrenamiento, no podrá entender nada cuando la fábrica le abra sus puertas. Aun después que haya examinado cada una de las máquinas, será como si no hubiese visto nada.
Si no hemos sido adiestrados ni hemos aprendido a reunirnos, no sabremos qué hacer ni tampoco cómo liberar la inspiración que el Espíritu Santo nos dé; esto se debe a que no tenemos sabiduría. Pero si hemos sido adiestrados y hemos ejercitado la mente en los asuntos espirituales con la sabiduría espiritual como fundamento, tendremos la sabiduría necesaria para seguir la inspiración y atender la necesidad de la revelación cuando recibamos alguna inspiración y revelación en las reuniones. Por haber sido así adiestrados, podremos ofrecer una oración inmediatamente, dar un testimonio o escoger un himno.
A veces cuando escuchamos las oraciones de los santos en la reunión de la mesa del Señor, nos damos cuenta de que con respecto a esa persona hay un problema aunque su espíritu sea fuerte. Esto se debe a que su mente está confundida y su manera de pensar no ha sido adiestrada. Por ello, aunque reciben revelación, están faltos de sabiduría. Por supuesto, no podemos depender solamente de la sabiduría; si dependemos solamente de la sabiduría, estaremos totalmente en la mente. Por lo tanto, necesitamos tanto la sabiduría como la revelación. Lo que nos capacita para conocer a Dios es un espíritu de sabiduría y de revelación. Por esta razón, necesitamos ser adiestrados a fin de poder echar un fundamento de sabiduría en todos los asuntos espirituales y poder aplicar la sabiduría cuando venga la revelación del Espíritu Santo.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.