Lo que el reino es para los creyentespor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7228-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Sin embargo, los requisitos del reino no han sido dados para que los cumplamos y guardemos valiéndonos de nosotros mismos; estos requisitos deben cumplirse y guardarse por medio de la vida de Dios. Los requisitos del reino declaran cuán competente es Dios; en contraste, los requisitos de la ley muestran cuán impotente es el hombre. El Señor Jesús dijo: “Difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos [...] más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios” (Mt. 19:23-24). No sé si hay alguien que haya visto el ojo de una aguja que sea lo suficientemente grande para que un camello pase por él. En realidad, no importa cuán grande sea el ojo de una aguja, no es posible que por él pueda pasar un camello. Aun si nunca hemos visto un camello y no sabemos qué tan grande es, al menos hemos visto el ojo de una aguja. Incluso el ojo más grande de una aguja no es lo suficientemente grande. Por grande que sea el ojo de una aguja, no hay ninguna persona que pueda pasar por él. ¿Cómo entonces podría pasar un camello? El Señor Jesús usó este ejemplo para decirles a los discípulos que a un rico le es más difícil entrar en el reino de los cielos que a un camello pasar por el ojo de una aguja. Esto significa que entrar en el reino de los cielos es imposible para el hombre. Después de oír y entender esto, los discípulos inmediatamente le preguntaron al Señor: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?” (v. 25). Ésta es una muy buena pregunta: ¿quién podrá ser salvo? Esto es algo imposible.
Por esta razón, el Señor inmediatamente respondió: “Para los hombres esto es imposible” (v. 26). Para el hombre, cumplir los requisitos de Dios es ciertamente imposible; es algo inalcanzable. Es imposible para el hombre ser perfecto como Dios es perfecto. Asimismo, es imposible para el hombre tener una justicia que supera la justicia de los escribas y fariseos. Es aún más imposible para el hombre no tener ningún pensamiento impuro ni enojarse. Nadie puede cumplir ninguno de estos requisitos. Cuando alguien nos abofetea en la mejilla derecha, debemos volverle también la mejilla izquierda; esto no es algo que podemos hacer nosotros. Esto es igual de imposible que exigirle a un gato que vuele.
¿Quién entonces puede entrar en el reino de los cielos? El Señor Jesús dijo: “Para los hombres esto es imposible”, pero luego añadió, diciendo: “mas para Dios todo es posible” (v. 26). ¡Aleluya! Para el hombre esto es imposible, más para Dios es posible. Por consiguiente, entrar en el reino no depende del hombre, sino de Dios. Los requisitos del reino no los puede cumplir el hombre; únicamente Dios los puede cumplir.
¿Cómo cumple Dios los requisitos del reino? Lo hace al entrar en nosotros como nuestra vida. En el Nuevo Testamento debemos ver dos cosas: el reino y la vida. Estas dos cosas revisten gran importancia y son de mucho peso. El Señor dijo: “El reino de los cielos se ha acercado” (4:17), y también dijo: “Si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (5:20). Los requisitos para entrar al reino de los cielos son sumamente elevados. Sin embargo, hay una vida que es capaz de cumplir estos requisitos. La Palabra de Dios dice: “Para que todo aquel que en Él [el Señor Jesús] cree, tenga vida eterna” (Jn. 3:15); “el que tiene al Hijo, tiene la vida” (1 Jn. 5:12); y “el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn. 3:3). Esto significa que si somos regenerados, podemos ver el reino de Dios; si poseemos la vida de Dios, podemos entrar en el reino de Dios.
En el Nuevo Testamento no sólo encontramos el reino, sino también la vida. El reino nos impone exigencias, mientras que la vida nos da el suministro. En el Nuevo Testamento encontramos una exigencia muy estricta. Esta exigencia no es la ley, sino algo mucho más elevado que la ley. Ella no simplemente nos exige ser perfectos o excelentes, sino ser como Dios y, en última instancia, ser perfectos como Dios es perfecto.
¿Hay algo que sea más elevado que Dios? ¿Hay algo que sea más perfecto que Dios? El reino nos exige ser tan elevados como Dios y tan perfectos como Él. La Palabra de Dios dice: “Si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos...” (Mt. 5:20). La justicia de los escribas y fariseos es la justicia de los moralistas y de los que guardan la ley. Si nuestra justicia no supera esta clase de justicia, no podremos entrar en el reino. Esto nos muestra cuán elevados son los requisitos del reino. Debemos ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto (v. 48); esto equivale a ser perfectos como Dios es perfecto. Éste es un requisito elevado que el hombre no puede cumplir; para el hombre esto es imposible. Sin embargo, para Dios es posible. ¿Cómo puede ser posible para Dios? Es posible al entrar Él en nosotros como vida. Cuando Él entra en nosotros como vida, nos suministra el poder que nos capacita para hacer lo que de otro modo no podríamos hacer.
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