Conocimiento de la vida, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-917-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ya hemos visto cómo la ley de vida y la enseñanza de la unción difieren, y cómo están relacionadas mutua y recíprocamente. Ahora veremos una comparación sencilla y clara entre los dos aspectos del conocimiento de Dios que la ley de vida y la enseñanza de la unción nos proporcionan, lo cual nos permitirá entender aun más claramente.
Por ser la ley de vida la función natural de la vida de Dios, el conocimiento de Dios que nos proporciona es de una sola índole, es decir, nos permite conocer la naturaleza de la vida de Dios.
Sin embargo, puesto que la enseñanza de la unción es la operación del Espíritu de Dios mismo, el conocimiento de Dios que nos da tiene por lo menos tres aspectos:
Primero, nos hace conocer a Dios mismo. Esto significa que tocamos a Dios mismo y así le experimentamos y ganamos más de El.
En segundo lugar, nos hace conocer la voluntad de Dios. Esto significa que entendemos la guía que Dios nos da en nuestras acciones. Esta puede dividirse en dos clases: la guía común y la guía especial. La guía común es para nuestra vida diaria. La guía especial es para el plan de la obra del Señor. Como ya hemos dicho, el comprar o no comprar cierta ropa, el organizar las bodas en este día o en otro, etc., son ejemplos de la guía común de nuestra vida diaria. Por otro lado, cuando el hermano Hudson Taylor sintió que debía llevar el evangelio del Señor al interior de la China, ésa fue una guía especial en la obra del Señor.
En tercer lugar, nos hace conocer la verdad. Esto significa que recibimos revelación con respecto a la verdad. Esta también se divide en la común y la especial. La revelación común está relacionada con nuestro comportamiento humano: por ejemplo, los creyentes no deben unirse “en yugo desigual con los incrédulos” (2 Co. 6:14), y en lo que hagamos, debemos hacerlo “todo para la gloria de Dios” (1 Co. 10:31). Por otro lado, la revelación especial está relacionada con el plan de Dios, tal como ver el misterio de Dios en Cristo (Col. 2:2), y la función de la iglesia en relación con Cristo (Ef. 1:23).
Después de ver estos puntos, nos damos cuenta de que el conocimiento interior que nos proporcionan la ley de vida y la enseñanza de la unción, es verdaderamente rico. Incluye casi toda la operación de Dios dentro de nosotros, y así nos capacita para tener un conocimiento de Dios que sea pleno, rico y cabal.
El sentir interior que nos dan la ley de vida y la enseñanza de la unción, nos capacita para conocer a Dios. Sin embargo, aunque este sentir interior puede ser absolutamente real y verdadero, necesita ser comprobado por la enseñanza y los principios de las Escrituras. Si nuestro sentir interior no concuerda con la enseñanza y los principios de las Escrituras, no lo debemos aceptar. Así podemos evitar los engaños y los extremos, y podemos ser exactos y estables.
Ya sea que nuestra consciencia interior provenga de la ley de vida en nuestro espíritu o del Espíritu Santo como la unción, debe estar conforme a la verdad de las Escrituras. Si nuestra consciencia interior no está conforme a la verdad de las Escrituras, probablemente no proviene de la ley de vida ni de la enseñanza de la unción. Aunque nuestra consciencia interior sea viviente, la verdad de las Escrituras es exacta y segura. Aunque la verdad de las Escrituras en sí sólo es exacta y segura sin ser viviente, la consciencia interior en sí puede ser a veces viviente pero no precisa, puede ser viviente pero no segura. Esto es semejante a un tren que avanza: no sólo debe tener poder por dentro, sino también las vías por fuera. Por supuesto, si sólo hay vías exteriores y no hay poder interior, el tren no podrá moverse hacia adelante. Pero si sólo hay poder interior sin vías exteriores, aunque el tren se mueva hacia adelante, ciertamente se precipitará hacia la calamidad. Por lo tanto, no sólo necesitamos el sentir viviente por dentro, sino también la verdad exacta por fuera. La consciencia viviente que está en nuestro interior proviene de la ley de vida y la enseñanza de la unción; la verdad exacta que tenemos por fuera se encuentra en la enseñanza de las palabras escritas de la Biblia y en la luz de sus principios.
Cuando los hijos de Israel andaban en el desierto, una columna de nube los conducía de día, y una columna de fuego los guiaba de noche. De la misma manera, cuando nuestra condición espiritual está tan clara como la luz del día, cuando interiormente estamos tan brillantes como el mediodía y nuestro sentir interior es claro y exacto, con la guía del Espíritu Santo como tipificado por la columna de nube, entonces podemos andar en la senda correcta de Dios. Pero a veces, nuestra condición espiritual se parece a lo oscuro de la noche; en nuestro interior somos tan oscuros como la medianoche y nuestro sentir interior es borroso e impreciso. En esta ocasión necesitamos que las Escrituras, tipificada por la columna de fuego, sea una lámpara a nuestros pies y una lumbrera a nuestro camino para hacernos andar en el camino recto de Dios.
Por lo tanto, si deseamos andar en el camino seguro de la vida y la verdad, debemos examinar y comprobar cada sentir, guía y revelación ante la enseñanza y los principios del verdadero poder y fortaleza. Esta combinación es lo único que nos capacitará para seguir adelante sin estar desequilibrados.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.