Expresión práctica de la iglesia, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-905-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En el capítulo anterior mencionamos la liberación del espíritu. Sin la liberación del espíritu, no existe una verdadera función de vida en la iglesia. Quizá tengamos ciertas funciones relacionadas con enseñanzas, doctrinas y conocimiento, pero no podemos tener ninguna función de vida si no experimentamos la liberación del espíritu. Esto se debe a que sólo “el Espíritu vivifica”. La función de vida en la iglesia requiere la liberación del espíritu, y hemos encontrado por nuestras propias experiencias que la mejor manera de liberar el espíritu consiste en orar-leer la Palabra. Si queremos encontrar una manera que realmente nos lleve a la liberación de nuestro espíritu, necesitamos probar el orar-leer la Palabra.
Es menester ver algo más referente a orar-leer la Palabra, ya que el orar-leer que hemos experimentado en el pasado todavía no es adecuado. Cuando oramos-leemos, estamos palpando la Palabra de Dios. Nosotros los seres humanos somos muy torpes y lentos cuando venimos a la Palabra de Dios. Quizá seamos inteligentes al leer libros científicos o filosóficos, pero cuando nos acercamos a la Biblia estamos ciegos. Aunque algún tema esté claro y definido en la Biblia, es posible que lo leamos una y otra vez, lo estudiemos diligentemente y hagamos una investigación cuidadosa, sin jamás verlo.
¿Ha notado usted alguna vez que en Deuteronomio 27:14-26 el pueblo dice “Amén” a la Palabra de Dios doce veces? ¡Debemos decir “Amén” a la Palabra de Dios! En el Antiguo Testamento Dios incluso ordenó que Su pueblo hiciera esto. En este capítulo tuvieron que decir “Amén” después de que se proclamaba la Palabra de Dios. ¿Ha oído usted alguna vez al pueblo de Dios decir “Amén” a Su Palabra? Hay nueve bienaventuranzas en Mateo 5. ¿Ha dicho usted alguna vez “Amén” a estas bienaventuranzas? Yo he sido cristiano por más de cuarenta años, y nunca lo he oído.
Algunos quizá sostendrán que decir “Amén” es una práctica que pertenece al Antiguo Testamento, pero en 1 Corintios 14:16 el apóstol Pablo nos dice que oremos con palabras claras para que otros puedan decir “Amén” a nuestras oraciones. Aún más, no sólo se dice “Amén” en la tierra, sino también en los cielos. Apocalipsis 5 dice que cuando el Señor Jesús ascendió a los cielos, los cielos se llenaron del “Amén”. Apocalipsis también muestra que en el futuro habrá un gran “Amén” en los cielos. No sólo se proclama “Amén” en la tierra, sino también en los cielos.
¿En toda la tierra ha visto usted alguna iglesia que hace esto? Quizá dirá que ha visto bastantes iglesias cantando: “¡Amén! ¡Aleluya!”, pero eso es cantarlo, no proclamarlo. En Apocalipsis cinco y diecinueve no lo cantan sino que lo hablan; no es un canto sino una proclamación. ¿Ha visto usted alguna vez que los cristianos se congreguen sólo para decir: “¡Amen! ¡Aleluya!”? Muchas veces he oído a cristianos cantar: “¡Amén! ¡Aleluya!”, pero nunca he oído a un grupo de cristianos proclamar: “¡Amén! ¡Aleluya!”. ¿A qué debemos decir “Amén?”. Debemos decir “Amén” a la Palabra de Dios. ¿Usted ha oído o practicado esto? Yo creo que el Señor nos guiará a hacerlo.
Supongamos que estuviéramos leyendo Efesios 4:4-7. Cuando se leyera “un Cuerpo”, los demás dirían: “¡Amén!” Cuando se dijera: “un Espíritu”, todos dirían: “¡Amén!”. Y cuando se leyera: “una esperanza”, dirían: “¡Amén!” ... “Un Señor” ... “Amén”, y así sucesivamente. ¡Creo que sería maravilloso! Congreguémonos para decir “Amén” a la Palabra del Señor. Al abrir la Biblia, podemos decir “Amén” a cada palabra. Al decir “Amén” a la Palabra, liberamos el espíritu. Escoja cualquier libro, cualquier capítulo, cualquier frase y lea; luego diga “Amén” a lo que lea.
Algunas veces debemos dejar que las hermanas lean y que los hermanos digan “Amén”; otras veces, cuatro hermanos se pueden poner de pie para leer y todo el resto decir “Amén”. En una congregación grande, diez pueden leer y toda la congregación puede decir: “Amén”. Creo que esto ya lo hacen en Taipei, donde hay una multitud que dice: “Amén”.
No podemos ver esto sin la misericordia, la gracia y la iluminación celestial, pero alabado sea el Señor porque tenemos esta luz. ¿Por qué sólo usamos himnos para alabar al Señor y no la Biblia? La Biblia está llena de alabanzas. Necesitamos aprender a proclamar la Palabra juntos, a orar-leer la Palabra juntos. No necesitamos sólo cantar la música, sino hablar las palabras, es decir, orar-leer las palabras. Creo que después de un corto tiempo de orar-leer la Palabra de esta manera, nuestro espíritu será liberado. Esto es maravilloso y muy bueno. No necesitamos componer nada, porque ya todo está compuesto; sólo necesitamos orar-leer y decir “Amén” a cada porción de la Palabra.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.