Estudio-vida de 1 y 2 Reyespor Witness Lee
ISBN: 0-7363-1278-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los capítulos del seis al ocho describen cómo Salomón edificó el templo de Dios y sus propios palacios. El templo tipificaba a Cristo y también al Cuerpo de Cristo.
La edificación del templo, la casa de Jehová, empezó en el año cuatrocientos ochenta después de que los hijos de Israel salieron de Egipto, en el cuarto año del reinado de Salomón, 1012 a. de C. (6:1). ¡Cuán paciente es nuestro Dios! El sacó al pueblo de Israel de Egipto con la intención de edificar Su reino y Su casa, el templo, pero Sus elegidos no cooperaron con El; por consiguiente, no pudo llevar a cabo Su deseo sino hasta la época de David. Por eso Dios estaba muy complacido con David, pues éste era un hombre conforme a Su corazón. Lo que llenaba el corazón de Dios era Su reino y Su casa; sin embargo, antes de David, no hubo nadie que se preocupara por Su deseo. Pero David era un hombre conforme al deseo de Dios, el cual consistía en establecer un reino y edificar una casa para Sí mismo sobre la tierra. La edificación del templo empezó en el cuarto año del reinado de Salomón, pero fue David quien hizo todos los preparativos.
El templo fue edificado sobre el monte de Sión, llamado el monte de Moriah, donde Abraham ofreció a Isaac (Gn. 22:2) y donde David ofreció su sacrificio a Jehová (1 Cr. 21:18—22:1; 2 Cr. 3:1). Esto muestra que la Biblia es un relato que gira en torno a la economía de Dios. Isaac era un tipo de Cristo, quien fue crucificado sobre el mismo monte donde Isaac fue ofrecido a Dios.
Salomón edificó el templo según la promesa que Jehová hizo a David (2 S. 7:12-13; 1 R. 5:5).
Salomón construyó el templo según el mandato de su padre el rey David (1 Cr. 22:6-11). Esto indica que Salomón no hizo nada a la ligera, sino que en todo siguió las instrucciones de su padre.
Salomón edificó el templo con los materiales que había preparado su padre David (1 Cr. 22:14-16).
Salomón no edificó el templo conforme a su mente sabia, sino según el modelo que Dios le había mostrado a David (1 Cr. 28:11-19).
Todos los materiales que se usaron para la edificación del templo de Dios y todo su mobiliario tienen un significado en tipología.
El oro representa la naturaleza divina, la divinidad (1 R. 6:20-22).
Las distintas clases de madera representan los distintos aspectos de la humanidad de Cristo.
El cedro representa la humanidad resucitada de Cristo, el Cristo resucitado (vs. 9, 10b, 15a, 16).
El ciprés representa la humanidad crucificada de Cristo, el Jesús crucificado (vs. 15b, 34).
La madera de olivo representa la humanidad de Cristo, la cual está en el Espíritu de Dios, el Cristo ungido (vs. 23, 31-33).
Las piedras costosas representan la humanidad transformada de Cristo, el Cristo transformado (vs. 7, 36; 5:17). Nosotros no somos los únicos que necesitamos transformación; también Cristo la necesitó. El era Dios, y al encarnarse se vistió de carne humana. El Verbo se hizo carne (Jn. 1:14). Al hacerse un hombre de carne, Cristo adquirió la semejanza de carne de pecado (Ro. 8:3); y por tanto, necesitaba que la parte humana que había adquirido, fuera transformada.
El bronce representa al Cristo que Dios enjuició, el Cristo juzgado (1 R. 7:15-16, 27, 30).
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