Economía de Dios, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-536-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-87083-536-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
El enemigo trata de frustrarnos de discernir nuestro espíritu, e inmediatamente después de que somos salvos, él hace esto por medio de ayudarnos a tomar la decisión de hacer el bien. Nadie está exento de esta sugerencia sutil. Aun esta mañana algunos han orado así: “Señor, yo quiero hacer Tu voluntad; quiero agradarte, haré todo lo posible por hacer las cosas que a Ti te satisfacen”. Esto parece que es una buena oración, sin embargo no procede del Señor. Procede del enemigo. Cada vez que tengamos estas buenas intenciones, debemos detenernos de inmediato y decirle a Satanás que se aparte de nosotros. En mi diccionario cristiano, no existe la palabra “mal”, ni la palabra “bien”. De principio a fin mi diccionario cristiano solamente contiene una palabra: ¡“Cristo”! Yo no entiendo ni el bien ni el mal. No quiero ayudar a hacer el bien; ¡solamente quiero a Cristo!
Ahora uno puede entender las palabras del Señor: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto”. Aquí no hay nada de esfuerzo propio, solamente permanecer en Aquel que mora en nuestro interior, y permitir que El more en nosotros; entonces todas las riquezas de Cristo serán forjadas en nosotros para que se expresen. Llevar fruto es simplemente el resultado de la obra del Cristo morador. Deberíamos decir: “Yo no sé esto ni aquello. Yo solamente sé una cosa: que soy un pámpano, y que El es la vid; yo debo permanecer en El, y permitir que El permanezca en mí”. Espontáneamente llevaremos fruto. Esta es la llave que se ha perdido. Tratar de hacer el bien es una verdadera tentación y una gran distracción que nos impide de experimentar a Cristo.
Las doctrinas forman otra estratagema que el enemigo usa para distraer a los buscadores de Cristo. Por siglos, las doctrinas tales como seguridad eterna, dispensaciones, predestinación, gracia absoluta, etc., han sido muy usadas por el enemigo, para distraer del Cristo viviente a los cristianos. Conocí a algunos cristianos que estaban muy familiarizados con la Biblia, incluso a uno de ellos le llamaban “la concordancia viviente”. Si usted no podía hallar cierta porción en la Escritura, ellos podían decirle a usted inmediatamente, el libro, el capítulo y el versículo. Pero yo puedo testificar que ellos sabían muy poco acerca de tener contacto con Cristo como su vida. Tener conocimiento de las Escrituras es una cosa, pero conocer al Viviente revelado por medio de las Escrituras es muy diferente. Se debe tener contacto con Cristo por medio de las Escrituras. Pero es lamentable que muchos cristianos tienen las Escrituras solamente en sus manos y en su memoria, con muy poco de Cristo en su espíritu. La Ley mosaica fue dada para traer la gente a Cristo y guardarlos para Cristo. Fue introducida para ayudar a la gente a conocer a Cristo; pero muchos solamente guardaron la ley e ignoraron a Cristo. Por lo tanto, la ley fue mal usada. Hoy el problema no ha cambiado. El mismo principio es aplicable a todas las enseñanzas y doctrinas de las Escrituras. Las doctrinas son el medio para experimentar a Cristo, pero los cristianos usan las doctrinas y el conocimiento para reemplazarlo.
Otra cosa que el enemigo utiliza es el asunto de los dones espirituales. Es necesario tener un entendimiento apropiado acerca de los dones, a fin de ver cómo están relacionados con la economía de Dios. Esto se aplica a todos los dones. Muchas personas dotadas ponen demasiada atención a sus dones y, más o menos, descuidan al Cristo morador. El Cristo que mora por dentro es el blanco de la economía de Dios, y todos los dones son para esto. Muchos saben cómo hablar en lenguas, y cómo obrar sanidades, pero ellos no saben cómo discernir al espíritu, y tener contacto con Cristo. Aunque yo no estoy hablando en contra de ningún don, estoy en contra de una cosa, esto es, poner toda la atención a los dones y no hacer caso del discernimiento del espíritu con el cual se tiene contacto con Cristo. Esto es definitivamente incorrecto.
El libro de Romanos dedica una porción muy pequeña a los dones. El libro de Romanos es un bosquejo general de la vida y el andar cristianos, y en esta descripción no se habla mucho acerca de los dones. De los 16 capítulos, solamente el capítulo doce habla algo acerca de ellos, y si leemos todo el capítulo doce, veremos que no sólo se menciona el don de profecía, sino que aun se mencionan los dones de hacer misericordia y de dar cosas materiales (Ro. 12:5-8). Los dones mencionados aquí son el resultado del Cristo vivo experimentado como gracia en cada creyente. No todos los cristianos tienen el don de profecía. Este es solamente uno de muchos dones. Aunque no estamos tratando de oponernos a ningún don, no obstante, debemos dar la proporción prudente a cada don; de otro modo, no seremos equilibrados.
Los dones también se mencionan en 1 Corintios 12 y 14. Los creyentes corintios tenían todos los dones, no les faltaba ninguno (1 Co. 1:7). Sin embargo, aunque los corintios tenían todos los dones, la condición espiritual de ellos es descrita como carnal e inmadura (1 Co. 3:1). Podemos tener los dones, y sin embargo permanecer infantiles y carnales. No hay duda de que podemos recibir ayuda de estos dones, pero necesitamos aprender algo más. Las señales y la sabiduría son dones (1 Co. 1:22), sin embargo el Apóstol predicó a “Cristo crucificado” y a “Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios”. La única intención del Apóstol fue ministrar a Cristo como el poder y la sabiduría, no las manifestaciones de los dones y de las señales. Los dones son una ayuda, sin embargo, no son la meta y el centro. El centro es el Cristo que mora en lo interior. Los dones solamente deben ayudarnos a comprender este centro.
Primera Corintios 12 menciona los dones espirituales, incluso el hablar en lenguas, pero al final del capítulo Pablo menciona “un camino aun más excelente”. El texto griego menciona esto aun de una manera más enfática: “el camino más excelente”. ¿Cuál es el camino más excelente? El capítulo 13 es la continuación de este versículo: Si hablásemos lenguas humanas y angélicas, y no tenemos amor, solamente venimos a ser metal que resuena. ¡Solamente oímos un ruido, pero no vemos la vida! El amor es la expresión de la vida. Esto comprueba que las lenguas, en el sentido más estricto, no son un asunto de vida. Hablar en lenguas sin tomar en cuenta la vida es llegar a ser metal que resuena. Muchas personas que frecuentemente hablan en lenguas son muy superficiales e inmaduras en su vida cristiana.
En el capítulo 14, el Apóstol nos anima bastante a que ejercitemos nuestro espíritu para el beneficio espiritual de la iglesia. Esta es la conclusión de todo el capítulo. Aunque Pablo hablaba en lenguas más que otros, no obstante él prefería hablar cinco palabras inteligibles, en las reuniones, que diez mil palabras en lenguas (vs. 18, 19). En estos capítulos, el Apóstol manifestó una actitud en cierto modo negativa hacia el asunto de hablar en lenguas. En vez de fomentar la práctica de los dones, él reconviene a los corintios con algunas instrucciones para corregirlos. Por lo tanto, debemos concluir que todos los dones son para experimentar a Cristo, y deben ser usados en una proporción prudente.
La llave de la economía de Dios es Cristo como el todo forjado en nuestro espíritu. Por supuesto, necesitamos ciertas enseñanzas y ciertos dones para ayudarnos a comprender el centro. Pero no debemos permitir que las doctrinas y los dones reemplacen este centro. El centro no es las enseñanzas ni los dones, sino Cristo quien es el Espíritu viviente, morando en nuestro espíritu. Con algunos, tal vez sea necesario un don a fin de ayudarlos a comprender este centro. No todos necesitan el mismo don. Puede ser que algunos necesiten el don de profecía, mientras que otros necesitan el don de hablar en lenguas. Algunos tal vez necesiten el don de sanidad, mientras que otros necesitan ciertas doctrinas. Muchas personas son atraídas a Cristo mediante ciertas enseñanzas. Pero entendamos claramente que el Cristo que mora en nuestro espíritu, es la llave de la economía de Dios. Debemos prestar toda nuestra atención a esta llave. En realidad, no hay necesidad de poner especial atención a toda clase de enseñanzas o dones, si el Cristo que mora en nosotros ya ha sido realmente conocido en nuestro espíritu.
El criado viejo de Abraham fue enviado con varios dones para obtener una esposa para Isaac. Todos estos dones ayudaron a Rebeca a comprender que debía ir para conocer a Isaac. Este es el verdadero lugar de los dones. Pero después de que Rebeca recibió estos dones, parece que se olvidó de ellos y dijo: “¡Iré a Isaac! ¡No estaré satisfecha si permanezco aquí disfrutando estos dones y me olvido de Isaac! ¡Iré al encuentro de mi novio!” Después de que Rebeca se casó con Isaac, estos dones no vuelven a ser mencionados. Día tras día Rebeca solamente disfrutó el vivir con Isaac. ¡Cristo es mucho mejor que hablar en lenguas, mucho mejor que profetizar, mucho mejor que cualquier otra cosa!
Teniendo la llave en mi mano, yo puedo abrir todas las puertas, y disfrutar todo lo que hay en la casa. Si no tengo llave, debo acudir al cerrajero; pero si tengo una llave, no necesito los servicios del cerrajero. La verdadera necesidad es la llave, no el cerrajero; y así como no necesito al cerrajero mientras tenga la llave, así mismo no necesitamos los dones ni las enseñanzas, mientras nos demos cuenta de que el Cristo morador está en nuestro espíritu.
Tal vez algunos necesiten ciertas enseñanzas y ciertos dones a fin de encontrar la llave; pero, alabado sea el Señor, mientras la llave esté en nuestras manos para realmente conocer a Cristo, olvidémonos de las enseñanzas y de los dones. Pongamos toda nuestra atención en discernir nuestro espíritu, teniendo contacto con el Cristo viviente, y teniendo comunión con El. Con el fin de que nosotros obtengamos la llave, Dios ha proporcionado ciertos dones y enseñanzas. Podemos alabar al Señor por esta misericordia, pero debemos tener cuidado. No debemos poner mucha atención al cerrajero, de tal manera que acudamos a él todos los días. ¡Una vez que obtengamos la llave, démosle las gracias al cerrajero y dejémoslo! Usemos la llave para entrar en el edificio y descubrir las riquezas que hay en él. Día tras día aprendamos a conocer a este maravilloso Dios Triuno, al Cristo inescrutable, al Espíritu Santo todo-inclusivo, quien ahora está en nuestro espíritu. Cuando discernimos nuestro espíritu tenemos la llave. ¡Tenemos la llave! Todo lo que necesitamos de Cristo, lo tenemos por medio de ejercitar nuestro espíritu para tener contacto con El. Este es el blanco de la economía de Dios, el cual no debemos errar. Aunque el Señor nos dé enseñanzas y dones, El mismo es la meta, Aquel que es completo y todo-inclusivo. No estemos conformes con nada menos que Cristo. El objeto de la economía de Dios es que el Cristo todo-inclusivo more en nuestro espíritu. Durante todo el día debemos procurar volvernos a nuestro espíritu, discernir nuestro espíritu y tener contacto con Cristo como el todo. De esta manera tenemos la llave para una vida cristiana apropiada y normal.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.