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Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Unpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-9118-4
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EL MISTERIO DE QUE DIOS LLEGA A SER CARNE

No sólo eso, sino que la Biblia primero habla del hecho de que Cristo es Dios, y luego del hecho de que Cristo llega a ser hombre. Que Dios llegue a ser hombre verdaderamente es un misterio. En el universo, existe tal Persona que vivió en la tierra hace dos mil años por treinta y tres años y medio. Hoy en día, mientras leemos los Evangelios en el Nuevo Testamento, quizás no percibamos que estos relatos son muy maravillosos. Pero si consideramos calladamente que un día el Creador de los cielos y la tierra en realidad llegó a ser un hombre y creció en la ciudad menospreciada de Nazaret, en el hogar de un pobre y humilde carpintero, ¡nos daríamos cuenta de cuán maravilloso es esto! El Creador de todas las cosas no vino a la tierra para una corta visita, al igual que lo hizo con Abraham en Génesis 18. Más bien, Él vivió en la tierra por treinta y tres años y medio.

En Génesis 18, cuando Abraham se refrescaba a la entrada de la tienda, vinieron tres hombres, dos de los cuales eran ángeles y el tercero era Jehová Dios. La mayoría de la gente sólo sabe que Jesús llegó a ser carne para ser un hombre hace dos mil años. Pero en realidad, Él vino a visitar a Abraham en semejanza de hombre hace cuatro mil años, aun antes de llegar a ser carne. Abraham lavó Sus pies y le sirvió una comida de flor de harina y un becerro. Los Bautistas del Sur publicaron un artículo acerca de su fe, citando muchos versículos de las Escrituras como la base para su fe. Con respecto a Cristo, uno de los versículos citados es Génesis 18:1. Ellos dijeron que el Jehová en Génesis 18:1 era Jesucristo. Algunos podrían preguntar: “¿Cómo pudo Él tener la forma de hombre en aquel entonces y, no sólo eso, incluso tener la realidad de un hombre?”. Él estaba allí y Abraham lavó Sus pies; Él incluso comió la comida que la esposa de Abraham, Sara, le preparó. La Biblia verdaderamente es misteriosa, y Dios también es misterioso. Ni tan siquiera los teólogos pueden explicar estas cosas.

EL POSTRER ADÁN
LLEGA A SER EL ESPÍRITU VIVIFICANTE

Nosotros podemos recibir las cosas espirituales y misteriosas únicamente según las palabras claras de la Biblia. La Biblia establece claramente que Él era Dios que llegó a ser un hombre. Luego, en la plenitud de los treinta y tres años y medio, según el día, mes y año profetizados en las Escrituras, es decir, en el decimocuarto día del primer mes cuando el cordero de la Pascua fue inmolado, el Señor Jesús fue muerto en la cruz. Al ser crucificado, Él realmente era el Cordero pascual quien murió por nosotros para tomar medidas con respecto a nuestros pecados. Él fue sepultado y fue resucitado al tercer día, y en el momento en que fue resucitado, llegó a ser el Espíritu vivificante. Primero, Él era Dios que llegó a ser hombre, es decir, el postrer Adán. Él pasó por treinta y tres años y medio de vivir humano y finalmente murió en la cruz. Después de pasar por la muerte y la resurrección, el postrer Adán llegó a ser el Espíritu vivificante. El primer paso consistió en que Dios llegó a ser hombre, y el segundo paso consistió en que este hombre llegó a ser el Espíritu. En la noche del día de Su resurrección Él estuvo en medio de Sus discípulos como espíritu, pero con huesos y carne. Esto ciertamente trasciende nuestro entendimiento. No solamente Dios es un misterio, sino que nosotros mismos también somos un misterio que no podemos comprender.

Por un lado, la Biblia nos dice que el Señor Jesús era Dios que llegó a ser hombre como nuestro Salvador a fin de llevar nuestros pecados en la cruz. Por otro, la Biblia nos dice que Él murió y resucitó, y en Su resurrección Él llegó a ser el Espíritu vivificante para entrar en nosotros. Ahora que le tenemos en nuestro interior, podemos estar a cara descubierta ante Él. En 2 Corintios 3:18 se nos dice que somos como espejos que continuamente miramos y reflejamos al Señor. No sólo eso, sino que este reflejar hace que seamos transformados a Su imagen, como por el Señor Espíritu. Este Señor ahora es el Espíritu, quien está en nosotros transformándonos a Su imagen gloriosa. En 1 Corintios 6:17 se nos dice: “Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”. Somos un solo espíritu con el Señor en nuestro espíritu, no en nuestra mente, parte emotiva y voluntad. Por consiguiente, Pablo le dijo a Timoteo: “El Señor esté con tu espíritu” (2 Ti. 4:22). Quizás esto sea una declaración sencilla, pero es una gran bendición. Esta declaración trae consigo dos puntos importantes. Primero, el Señor tiene que ser Espíritu. Si el Señor no fuera Espíritu, ¿cómo podría Él estar en nuestro espíritu, y cómo podría Él estar con nosotros? Segundo, nosotros también debemos tener un espíritu en nuestro interior. Nuestro espíritu es el lugar donde el Señor está con nosotros. Romanos 8:16 dice: “El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Hay dos espíritus en nuestro interior: uno es nuestro espíritu y el otro es el Espíritu, el Señor Jesucristo.

NO ANDAR CONFORME A LA CARNE,
SINO CONFORME AL ESPÍRITU

Queridos hermanos y hermanas, creo que todos ustedes ahora están claros. Hoy en día nuestro Señor Jesús, quien era Dios, llegó a ser un hombre que murió en la cruz para ser nuestro Salvador a fin de resolver el problema de nuestros pecados. Además, Él fue resucitado de los muertos y llegó a ser el Espíritu vivificante para morar en nosotros y mezclarse con nuestro espíritu regenerado. Por consiguiente, en nosotros no hay dos espíritus, puesto que en realidad estos dos espíritus se han mezclado para ser uno solo, tal como el té y el agua se mezclan para formar una sola entidad. Si queremos beber té, no nos tomemos el agua primero y luego el té. Cuando bebemos, recibimos tanto el té como el agua puesto que se han mezclado para formar una sola entidad. Ahora el Señor como Espíritu se ha unido y mezclado con nuestro espíritu, formando así un solo espíritu. Es por esto que Romanos 8:4 dice: “Para que el justo requisito de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu”. Somos aquellos que andan conforme al espíritu. En el griego, no hay un artículo definido antes de la palabra espíritu; por tanto, es difícil para los traductores de la Biblia determinar si el espíritu aquí se refiere al Espíritu o a nuestro espíritu. ¿Por qué? Esto se debe a que ambos han llegado a ser uno solo: los dos espíritus han llegado a ser un solo espíritu. Es igual que cuando se hace té, que es difícil decir si lo contenido en la taza es té o agua.

La palabra griega traducida “andamos” en la frase andamos [...] conforme al espíritu denota nuestro vivir, nuestro mover, nuestra conducta, nuestras acciones y nuestra existencia. La Biblia nos enseña y nos dice que todos los que son salvos saben que Dios existe en el universo. Este Dios llegó a ser un hombre para morir por nuestros pecados y fue resucitado para ser el Espíritu que mora en nuestro espíritu. Ahora lo que Él requiere de nosotros es que en nuestro vivir, nuestro andar, nuestra conducta y en cada palabra y acción nuestra tengamos nuestro ser en conformidad con el espíritu mezclado que está en nuestro interior. Si nos acordamos de esto y lo ponemos en práctica, seremos realmente bendecidos. Andar conforme al espíritu no equivale a andar según el esfuerzo humano. Siempre que andamos conforme al espíritu, el Espíritu emana y el Señor Jesús es expresado en nuestro vivir debido a que Él está en nuestro espíritu. Por consiguiente, todos deberíamos practicar el vivir conforme al espíritu. Andar conforme al espíritu debería ser el lema de nuestro vivir. ¡Cuán bueno es hacerlo todo, sea grande o pequeño, conforme al espíritu!


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