Dios-hombres, Lospor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-877-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los constituyentes del nuevo hombre son los creyentes, los Dios-hombres, quienes son Cristo y en quienes está Cristo (Col. 3:10-11). Según Colosenses 3:11, Cristo es todos los miembros del nuevo hombre y está en ellos. El lo es todo en el nuevo hombre. En realidad, Cristo es el nuevo hombre, Su Cuerpo (1 Co. 12:12). En el nuevo hombre El es la centralidad y la universalidad. El es lo que constituye el nuevo hombre, y El es el todo en todo en el nuevo hombre.
Todos los Dios-hombres son el Cristo corporativo. El Cristo corporativo está en todos los constituyentes, los miembros, del nuevo hombre. Esto significa que el nuevo hombre, como el conjunto de los Dios-hombres, llega a ser el Cristo corporativo. ¿Qué clase de enseñanza nos convierte en Cristo e incluso en el Cristo corporativo? Sólo la enseñanza de la Biblia. La Biblia les enseña a los Dios-hombres constituir el nuevo hombre, y el nuevo hombre es el Cristo corporativo.
El nuevo hombre fue creado por Cristo, pero los creyentes deben participar de esta creación. Para producir este nuevo hombre, primero se necesitaba la obra creadora de Cristo en la cruz. Cristo ya logró esto. Además, todos los días debemos despojarnos del viejo hombre y vestirnos del nuevo hombre al ser renovados en el espíritu de nuestra mente (Ef. 4:22-24).
Nuestro espíritu está mezclado con el Espíritu divino (Ro. 8:16). Hoy nuestro espíritu no es un espíritu singular; es un espíritu mezclado. Este espíritu mezclado puede entrar en nuestra mente. Al amar al Señor, al orar a El y al leer la Biblia, nuestra mente es llena del espíritu mezclado. Esto cambia nuestra mente y la renueva. Nuestra mente renovada luego llega a ser una mente renovadora. Después de ser salvo empecé a amar al Señor, a orar a El y a leer Su Palabra año tras año. Esto introdujo en mi mente el espíritu mezclado, y este espíritu mezclado cambió mi mente, mi perspectiva y mi manera de pensar. La mente cambiada renueva todo nuestro ser. Esto completa la obra que Cristo hizo de crear el nuevo hombre.
Cristo creó el nuevo hombre, pero esta obra no ha llegado a su consumación. El nos creó para que fuéramos el nuevo hombre, pero después de ser salvos, debemos participar de esta creación despojándonos del viejo hombre y vistiéndonos del nuevo al llenar nuestra mente del espíritu mezclado. Todas estas palabras pertenecen a un idioma celestial; no tienen nada que ver con la filosofía ni la lógica humana. Esta es la revelación divina de la Biblia. Todos necesitamos ver esto. Puesto que yo lo he visto, nadie me puede mover en cuanto a mi visión.
El nuevo hombre, creado por Cristo en la cruz y consumado al despojarnos nosotros del viejo hombre y al vestirnos del nuevo hombre siendo renovada nuestra mente por el espíritu mezclado, finalmente llega a ser la nueva creación producida por Dios. Los Dios-hombres constituyen el nuevo hombre, y el nuevo hombre llega a ser la nueva creación.
La nueva creación está en Cristo, el elemento (2 Co. 5:17). El propio Cristo es el elemento, el factor, de la nueva creación.
La nueva creación es el logro único en la economía de Dios (Gá. 6:15). El punto culminante de la economía de Dios es la nueva creación. La nueva creación con el tiempo llega a ser la Nueva Jerusalén como la máxima consumación de la obra divina producida por Dios (Ap. 21:2), la cual El logró a lo largo de cuatro eras de la humanidad en Cristo y mediante el Espíritu, como el Dios Triuno. Esta nueva creación es consumada, por Dios en Cristo y mediante el Espíritu que está en nuestro espíritu, para ser la Nueva Jerusalén. Esto exhibirá la sabiduría de Dios y avergonzará a Satanás, el enemigo de Dios, en el cosmos de Satanás (Ef. 3:10).
En este capítulo hemos abarcado tres asuntos principales: los Dios-hombres, el nuevo hombre y la nueva creación. Los Dios-hombres son los creyentes de Cristo, quienes nacieron de Dios para ser Sus hijos. Estos hijos poseen la vida divina de Dios y Su naturaleza divina. Viven por esta vida con esta naturaleza para así constituir el nuevo hombre.
Según la Biblia el nuevo hombre fue creado por Cristo en la cruz y llega a su consumación por obra del Espíritu que está en nuestro espíritu. Cristo creó al nuevo hombre en Su muerte. En Su muerte puso fin al viejo hombre y caído, y redimió al hombre que Dios creó originalmente. Al mismo tiempo liberó la vida divina de Su interior y la impartió en la humanidad redimida. El nuevo hombre fue creado de este modo. Sin embargo, según la Biblia, el nuevo hombre todavía necesita ser consumado. El nuevo hombre llega a su consumación por obra del Espíritu, quien es la realidad de la resurrección de Cristo, la cual es la continuación de Su muerte. Este Espíritu obra en los creyentes despojándolos del viejo hombre, al cual Cristo mató en la cruz, y vistiéndolos del nuevo hombre, el cual Cristo produjo al impartirse como vida en la humanidad redimida. El Espíritu consuma lo que Cristo creó como nuevo hombre al renovar a los creyentes despojándolos del viejo hombre y vistiéndolos del nuevo hombre al renovar su mente, la cual es saturada por el Espíritu que está en su espíritu, el cual llega a ser el espíritu mezclado en su mente para renovar toda su persona. Hoy en el universo existe este hombre que, por un lado está constituido de los Dios-hombres y, por otro, es creado por Cristo mediante Su muerte y consumado por el Espíritu por medio de la renovación que ocurre en los creyentes.
Este nuevo hombre necesita obrar, actuar y llevar algo a cabo. Para hacer esto, el nuevo hombre necesita un nuevo universo. Este nuevo universo es la nueva creación. El nuevo hombre es la persona que lleva a cabo algo en la nueva creación, la cual es el nuevo universo. En este nuevo universo, el cual es la nueva creación, el nuevo hombre como una persona corporativa, el Cristo agrandado y corporativo, produce el Cuerpo de Cristo, el cual es el beneplácito de Dios y el deseo de Su corazón. El Cuerpo de Cristo llega a su consumación en la Nueva Jerusalén, la meta final de Dios, para cumplir Su economía eterna.
Durante los últimos diecinueve siglos millares de personas que aman la Biblia la han estudiado. Si alguien les preguntara qué enseña la Biblia, darían muchas respuestas distintas. Lo que yo les he presentado en este capítulo es la norma más elevada de lo que la Biblia enseña. La Biblia enseña sólo cinco asuntos: los Dios-hombres, el nuevo hombre, la nueva creación, el Cuerpo de Cristo y la Nueva Jerusalén. Los primeros tres —los Dios-hombres, el nuevo hombre y la nueva creación— son los factores que producen un objeto de dos aspectos, a saber, el Cuerpo de Cristo y la Nueva Jerusalén. Los Dios-hombres, el nuevo hombre y la nueva creación tienen como fin producir el Cuerpo de Cristo, el cual tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén como la meta final de Dios. Este es el entendimiento verdadero e intrínseco de lo que la Biblia enseña.
Durante los últimos setenta y tres años, desde 1922 hasta ahora, el Señor en Su recobro nos ha usado para desarrollar el entendimiento intrínseco de Su Palabra. En estos setenta y tres años el ministerio del hermano Watchman Nee ocupó los primeros treinta años, desde 1922 hasta 1952, el año en que fue encarcelado. Durante ese período el hermano Nee puso un buen fundamento. Desde 1952 hasta ahora, un período de cuarenta y tres años, nosotros los colaboradores del hermano Nee hemos seguido desarrollando lo que él puso como fundamento. En los últimos dos años hemos alcanzado la máxima consumación de nuestro desarrollo. Este desarrollo tiene su consumación en los Dios-hombres, el nuevo hombre, la nueva creación, el Cuerpo de Cristo y la Nueva Jerusalén. Esta es la conclusión de setenta y tres años de labor en este santo Libro. Creo que no hay nada más elevado que esto. En los últimos dos años he estado ocupado en esto día y noche. Para comunicar esta revelación elevada, se necesita publicar el estudio de cristalización de la santa Palabra.
El contenido intrínseco de la enseñanza de la Biblia es los Dios-hombres, el nuevo hombre, la nueva creación, el Cuerpo de Cristo y la Nueva Jerusalén. En este capítulo hemos abarcado los primeros tres asuntos, o sea, los Dios-hombres, el nuevo hombre y la nueva creación. Debe quedar en nosotros una profunda impresión de que nosotros los creyentes somos los Dios-hombres nacidos de Dios que crecen para constituir el nuevo hombre. El nuevo hombre fue creado por Cristo mediante Su muerte y llega a su consumación por obra del Espíritu mediante Su obra renovadora. El nuevo hombre llega a ser una persona que actúa y lleva a cabo el propósito de Dios en un nuevo universo, es decir, en la nueva creación.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.