Experimentamos a Cristo como las ofrendas para presentarlo en las reuniones de la iglesiapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1188-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Cristo se ofreció a Dios una sola vez para siempre a fin de ser nuestra ofrenda por el pecado, y esta ofrenda tiene mucha sangre. Es un hecho cumplido, pero no estamos hablando de eso, sino de nuestra experiencia. No nos referimos a lo que Cristo cumplió. El no podría efectuar nuestra redención sin derramamiento de sangre. ¡No! Esto ofendería a Dios. Eso jamás sería aceptado por Dios. Por eso, Cristo era el Cordero de Dios. “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29). Como tal, El tiene mucha sangre, la cual vertió en la cruz.
Carlos Wesley escribió un himno que habla de cinco heridas sangrantes, lo cual significa que toda Su sangre fue derramada en la cruz. Juan 19:34 dice claramente que mientras El moría en la cruz brotaron sangre y agua de Su cuerpo crucificado. El tenía mucha sangre, y la derramó toda para cumplir la redención por nuestro pecado. El énfasis aquí no es el cumplimiento de la redención efectuada por nuestro pecado, sino nuestra experiencia o nuestra aplicación de la redención. Cristo efectuó la redención por nuestro pecado en perfecta conformidad con los requisitos de Dios. ¡No le faltó nada! Pero cuando hablamos de aplicar la redención, de apreciarla, de ponerla en práctica o de experimentarla, estamos muy escasos. Aunque clamemos: “He aquí el Cordero de Dios”, no son más que palabras, pues nuestro verdadero aprecio no es un cordero, sino un puñado de harina fina.
Dios es misericordioso hoy, pues es el día de la gracia. El evangelio de Mateo nos muestra que Dios manda la lluvia sobre justos injustos (5:45). En esta era, la misericordia y la gracia de Dios se pueden comparar con la lluvia. Cuando la lluvia desciende del cielo, nos llena en seguida, si estamos abiertos. Si no lo estamos, el agua apenas entrará por las pequeñas grietas. ¿Por qué acepta Dios los diferentes sacrificios de Cristo que presentamos? Porque El es misericordioso. A veces somos más estrictos que Dios. El puede perdonarnos a todos, pero nosotros sólo podemos perdonarnos a nosotros mismos, y a veces ni siquiera a nosotros mismos. Esto se debe sencillamente a que no apreciamos mucho a Cristo, y por eso dudamos de que Dios nos perdone.
Sin embargo, el perdón que Dios nos da no depende de nuestra aplicación, sino del cumplimiento de Cristo. Basta con invocar Su nombre y presentarnos ante Dios en Su nombre. Dios nos perdona por este nombre, independientemente de que nuestra ofrenda, sea un puñado de harina fina o un enorme toro. Dios nos perdona por el nombre de Aquel que efectuó una redención completa por nuestro pecado. La redención es un hecho cumplido. Pero el aprecio que le tenemos no es suficiente. Gran parte de nuestro aprecio no tiene ningún derramamiento de sangre. No creo que apreciemos la sangre del Señor tanto como apreciamos Su humanidad excelsa. Cuando yo era joven, no valoraba el derramamiento de la sangre del Señor tanto como Su humanidad excelente. En la fe y en la doctrina yo creía en la sangre del Señor, pero interiormente yo amaba mucho al Señor, no por la sangre que El derramó por mí, sino por la excelencia de Su calibre humano.
Esta es la razón por la cual la Biblia dice en varias ocasiones: “Si no pudiere”. Si uno no puede presentar un cordero, debe llevar un par de avecillas. Si tampoco puede llevar eso, puede lleve la décima parte de un efa de harina fina. Este no es un cuadro de lo que Dios exige, sino de lo que uno puede hacer; es un cuadro de nuestra experiencia.
Por tanto, en nuestra experiencia limitada no hay ninguna sangre. Aunque uno mencione la sangre repetidas veces al orar, en realidad, tal vez tenga muy poca y lo que más tiene es la excelsa humanidad del Señor, Su bondad, Su mansedumbre, Su afabilidad, Su carácter equilibrado, Su constancia, la excelencia de Su vida humana. Todo ello ocupa la mayor parte del aprecio que uno tiene por el Señor, pero no hay derramamiento de sangre.
Una ofrenda así no tiene sangre y tampoco aceite. Si el aprecio que tenemos por el Señor es tan limitado, no tendrá mucho Espíritu. Esta es la razón por la cual algunas veces hemos sentido aridez al reunirnos a la mesa del Señor y orar; no teníamos nada de aceite, sino sólo harina seca. A eso se debe que nuestro aprecio por el Señor sea natural casi en todo. El problema es que carecemos de iluminación; nunca hemos sido iluminados por la Palabra de Dios ni por la luz de Dios. Esto sólo puede venir por medio del Espíritu. Si tenemos mucho del Espíritu, recibiremos mucha iluminación y mucha revelación. En consecuencia, valoraremos al Señor mucho más. No limitaremos nuestro aprecio a Su humanidad excelente. La iluminación nos hará libres y ensancharemos nuestro aprecio al Señor. Tendremos mucho aceite en nuestra ofrenda; mientras que si nuestro aprecio por el Señor es limitado, la harina estará seca sin gota de aceite.
Además, nuestra ofrenda carece de incienso; es decir, carecerá del elemento de la resurrección. Nuestro concepto acerca de la excelencia del Señor es completamente natural y no está en la vida de resurrección. Si no recibimos iluminación ni unción del Espíritu, no podremos ver cómo el Señor laboraba en la tierra, cómo trabajaba para cumplir la voluntad de Dios, cómo fue a la cruz para ser inmolado y derramar Su sangre a fin de realizar una redención completa. En ese caso, nuestra mayor valoración del Señor sería, a lo sumo, harina fina sin sangre, sin aceite y sin incienso. Esto significa que no tiene Espíritu ni resurrección. Ese es el aprecio más pobre que uno puede tener del Señor; aun así, El nos aceptará por Su misericordia y Su gracia. El acepta aun esta ofrenda. En síntesis, lo que presentamos se basa enteramente en nuestra experiencia.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.