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RENUNCIAR A NUESTRA CAPACIDAD NATURAL

Supongamos ahora que usted fuera Bezaleel: usted tiene la disposición de hacer algo a favor del edificio de Dios. Sin embargo, debe entender que debe renunciar completamente a su capacidad natural. Su disposición es valiosa, pero su capacidad no tiene ningún valor. Dios estima mucho su disposición, la cual Él ha iniciado, pero su capacidad —lo que usted puede hacer y lo que sabe— a los ojos de Dios no significa nada. Si usted rechaza su capacidad, esto le permitirá a Dios venir y llenarlo. Así que, en primer lugar usted necesita estar dispuesto y, en segundo lugar, Dios necesita que usted esté completamente abierto.

Según mi observación, algunos de los ancianos, por la misericordia del Señor, han tenido la disposición; sin embargo, han introducido en el ancianato su capacidad, su conocimiento, su educación y su fuerza. Esto echa a perder todo el trabajo. Por un lado, la disposición es muy valiosa; pero, por otro, la capacidad natural debe ser descartada, e incluso completamente desechada.

EL EJEMPLO DE MOISÉS

Cuando Moisés era joven, él manifestó la disposición de ser usado por Dios para hacer algo por su pueblo, el cual estaba bajo la tiranía del faraón. La disposición de Moisés fue una obra iniciada por Dios, quizás mientras todavía era un adolescente. Pero después que creció, salió y con sus propias manos mató a un egipcio. Él hizo esto con su propia capacidad. Entonces Dios no pudo usarlo. ¿Por qué? Él tenía la disposición, mas no estaba abierto. Como todos sabemos, Dios tuvo que invertir cuarenta años para despojarlo al grado en quedó completamente privado de todo y estaba absolutamente vacío. Moisés vino a ser simplemente un pastor en el desierto, y hasta llegó a pensar que no sabía nada ni podía hacer nada. Pero Dios vino. Dios vino para darle la visión única. Como ustedes saben, él vio una zarza que ardía pero no se consumía. Esa zarza era Moisés. El significado de la visión era que Dios lo usaría, pero que el fuego no ardería con el combustible de Moisés. Dios no usará nada de lo que usted tenga.

USTED DEBE DESPOJARSE A SÍ MISMO

Dios lo usará únicamente a usted, no lo que usted tiene o puede hacer. Por esta razón, usted tiene que despojarse a sí mismo. Despojarse significa estar completamente abierto a Dios. Cuando uno está completamente abierto a Dios, eso significa que está vacío. Quizás usted diga que está abierto, pero está lleno. Un frasco puede estar abierto, pero a la vez puede estar lleno de arena. Tal vez usted diga que está abierto al Señor, y es posible que lo esté, pero no está vacío. Esto se debe a que nunca ha sido vaciado. ¿Qué parte de usted necesita ser vaciada? Su capacidad, su conocimiento, su sabiduría, su educación. Es únicamente cuando usted está vacío que Dios puede venir a llenarlo. Cuando Dios lo llena a usted, es Su Espíritu quien lo llena.

Nosotros, quienes participamos en el liderazgo de la vida de iglesia, sin duda tenemos la disposición. Al respecto no tenemos ningún problema. El problema estriba en que no hemos sido despojados y, por tanto, no podemos ser llenos del Dios Triuno, quien es el Espíritu que hoy nos llena. El problema es nuestra educación, nuestro conocimiento, nuestra experiencia. Algunos de ustedes llevan en el liderazgo más de quince años, y han tenido muchas experiencias. Sin embargo, aún tenemos que despojarnos de las verdaderas experiencias que tenemos en la vida de iglesia. Todos los días y todo el tiempo, ustedes y yo, quienes participamos en el liderazgo de las iglesias, necesitamos ser llenos del Dios Triuno de una manera fresca.

¿Creen que el Espíritu de Dios llenó a Bezaleel y a Aholiab sólo una vez? Yo creo que ellos fueron llenos continuamente, a cada minuto. En otras palabras, ellos eran realmente uno con Dios. Dios no puede edificar Su morada por Sí mismo; Él únicamente puede hacerlo por medio de vasos que estén dispuestos y vacíos. Lo único que determina que la iglesia sea viviente y fresca y enriquecida es esto: que nosotros seamos llenos continuamente del Dios Triuno. Para ello, queridos hermanos, necesitamos primeramente estar dispuestos y, en segundo lugar, necesitamos ser despojados.

ORAR CONTINUAMENTE

En tercer lugar, necesitamos las oraciones continuas y para el momento. Tenemos que orar. Si nos sentimos capaces de hacer las cosas, nos parecerá innecesario orar mucho. Nos sentimos seguros de nosotros mismos, y tenemos el conocimiento, los medios, la capacidad y la fuerza: estamos seguros de poder hacernos cargo de la situación. Por lo tanto, es preciso que nos despojemos a nosotros mismos, sabiendo que lo que podemos hacer no es lo que cuenta; esto es algo que Dios no sólo rechaza, sino que incluso condena. Dios condena todo lo que el viejo hombre puede hacer. Es preciso que comprendamos esto. Sólo así veremos nuestra necesidad de Dios y oraremos constantemente y para el momento.