Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-251-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Es difícil tener las reuniones pequeñas. Consideren la iglesia en Taipéi como ejemplo. En el octubre pasado dividimos la iglesia allí en 399 grupos pequeños. Si las reuniones de estos grupos hubiesen de ser conducidas por predicadores dotados, nos harían falta 399 predicadores. Una forma más sencilla sería consolidar los grupos pequeños en veintiuna salas de reuniones. Con tener sólo veintiún oradores, el problema sería simplificado grandemente. Esta es la razón por la cual todas las denominaciones tienen que tener seminarios. Sin embargo, este medio de organización no se encuentra en la Biblia. No podemos tomar el camino de las denominaciones, dando énfasis sólo a las reuniones grandes, con sólo un número pequeño de personas que pueden dar mensajes. Este camino es atractivo sólo al gusto natural Debemos ver que aunque las reuniones grandes pueden reunir y despertar a la gente, no pueden edificarlos.
La sala de reuniones en Anaheim no empezó a existir de repente. No fue que estuvieron montones de materiales tirados por todas partes y que un día de repente todos se juntaron y resultaron ser un edificio. El diseño de aquel local fue esbozado primero personalmente por mí. Luego fue entregado a los hermanos para que trazaran el plan arquitectónico. Todos los días yo venía para supervisar. Camiones de materiales llegaron, pero había la necesidad de que algunos hicieran la obra fina de edificar juntos toda la madera, las piedras y el acero. Solamente entonces tendríamos la edificación. Si solamente recogiéramos el material, y no hubiese nadie que lo edificara, entonces después de todos estos años de lluvia y deterioro, todo el material estaría arruinado.
Por esta razón decimos que la obra del Espíritu Santo en Pentecostés fue absolutamente correcta. Dios es el Creador, y todo lo que El ha creado es bueno. Allá tuvieron las reuniones grandes bajo la dirección de Pedro, las cuales atrajeron a los tres mil y luego a los cinco mil (Hch. 2:41; 4:4), y tuvieron las casas a las cuales fueron añadidos los nuevos. Fue en las casas donde estos creyentes como materiales para edificación fueron edificados de manera práctica. No es suficiente simplemente reunir los materiales. Eso es fácil de hacer. Pero poner juntos los materiales para formar un edificio no es obra de un solo hombre. Debe haber muchos grupos pequeños que obren juntamente. Solamente entonces el edificio gradualmente será completado.
Las reuniones grandes pueden reunir a las personas, pero, ¿cómo pueden ser edificadas? Muchos evangelistas pueden traer miles de personas al Señor, pero, ¿dónde está la edificación? A lo más, estos evangelistas han hecho que los pecadores se convirtieran en creyentes. Pero todos los materiales están amontonados, y no hay edificación. Este principio también puede aplicarse a nosotros. Entre nosotros, grupo tras grupo de personas ha sido salvo y bautizado. Pero hoy día hemos perdido el contacto con muchos de ellos. Pocos han permanecido y han sido edificados. Yo creo que muchos de los santos en el recobro del Señor tienen un deseo de buscar al Señor. Pero mi pregunta para ustedes es, ¿cuánto de nosotros estamos edificados juntos?
La historia nos muestra que hasta hoy hay muy poca edificación en el cristianismo. Lo que se ha realizado durante todos los siglos es sólo una obra de avivamiento. Toda la historia del cristianismo es una historia de avivamientos. Es como el libro de Jueces. Cada vez que un gigante espiritual tal como Sansón fue levantado, los israelitas fueron revividos. Pero cuando se murió el gigante espiritual, el avivamiento fue enterrado con él. Este es el problema en el cristianismo. El camino del cristianismo es el camino de las reuniones grandes. Pero la manera de reunirse creada por Dios, como se registra en los primeros capítulos de Hechos, era tener reuniones pequeñas así como reuniones grandes.
El fundamento de la edificación de la iglesia está en las reuniones pequeños. No está en las reuniones grandes. Necesitamos las reuniones grandes para reunir el material para edificación, porque sin el material no puede haber edificación. Pero el trabajo no se termina cuando llegan los materiales. Todavía es necesario la obra fina de edificación. Así como un avión requiere ambas alas para volar, así también estos dos lados deben tener el balance adecuado.
Tener solamente reuniones grandes es como tener sólo una ala; es imposible volar así. Tener sólo las reuniones pequeñas asimismo sería insuficiente. Es solamente cuando tengamos tanto las reuniones grandes como las reuniones pequeñas que podemos despegar con las dos alas. Lo mismo es verdad en la creación de Dios. Todos tenemos dos piernas, dos manos, dos orejas y dos ojos. De manera semejante, necesitamos tanto las reuniones grandes como las reuniones pequeñas.
Las reuniones grandes pueden atraer a la gente, pero sólo las reuniones pequeñas pueden edificar a la gente. Nuestra necesidad actual es encontrar una forma de mejorar las reuniones pequeñas para que lleguen a ser ricas, fuertes, vivientes, atractivas y capaces de sostener a todos los santos. Las reuniones pequeñas son el fundamento de la edificación de la iglesia; ésta es una ley inquebrantable. Si no guardamos esta ley, no tendremos edificación en absoluto. Es fácil reunir materiales, pero no es fácil edificarlos. En el cristianismo vemos solamente la colección del material; no vemos la edificación. Sin embargo, nosotros mismos hemos cometido el mismo error. Por esta razón, todos debemos tener un cambio. Todos necesitamos ser puestos en equilibrio. Esto no significa que no necesitamos ir y reunir a la gente. Sólo significa que no debemos reunirlos a costa de sacrificar la edificación.
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