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Echar mano de la vida eterna

Después de esto, 1 Timoteo 6:12 nos dice que debemos echar mano de la vida eterna, la cual es el Señor mismo, Dios mismo. Ésta es la vida de la que debemos echar mano. En otras palabras, debemos vivir en esta vida que hemos recibido, no en interpretaciones ni en doctrinas. He señalado brevemente estas cosas para mostrarles que 1 Timoteo también habla de la vida en el espíritu.

2 TIMOTEO

Avivar el fuego del espíritu

En 2 Timoteo 1:6-7 Pablo dijo: “Te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de cordura”. ¿Qué significa que debamos avivar el fuego de nuestro ser interior? Esto no es otra cosa que levantar nuestro espíritu. Cuando nuestro espíritu está abatido y deprimido, eso quiere decir que el fuego de nuestro ser interior se está extinguiendo. En ese momento necesitamos avivar el fuego de nuestro ser interior, hacer que arda de nuevo. Esto es levantar interiormente nuestro espíritu. Aquí vemos que lo que más necesitamos es ejercitar, usar, nuestro espíritu y no dejarnos influenciar por nuestro entorno, a fin de que nuestro espíritu pueda ser levantado, ferviente y avivado.

El Espíritu que mora en nosotros
es el Espíritu que nos guarda

En 2 Timoteo 1:14 se nos dice: “Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”. No podemos hallar esta expresión en las otras Epístolas. Nuestro espíritu, el cual es de poder, de amor y de cordura, debe ser avivado. Además, el Espíritu de Dios mora en nosotros a fin de que, por medio de Él, podamos guardar las cosas que Dios nos ha encomendado. Tales expresiones halladas en 1 y 2 Timoteo no se relacionan con la doctrina, sino que se relacionan totalmente con la experiencia. Esto nos dice que durante la decadencia de la iglesia, no sólo debemos tener un espíritu fuerte interiormente, sino que también debemos saber que el Espíritu que mora en nosotros es el Espíritu que nos preserva, el Espíritu que nos guarda. Debe darse una comunión íntima entre Él y nosotros. Cuando nuestro espíritu es fuerte, y disfrutamos cómo el Espíritu nos preserva y guarda, entonces estamos viviendo en el espíritu. De esta manera podemos vencer la situación de la decadencia de la iglesia, la condición deforme de la iglesia.

El Señor está con nuestro espíritu

Finalmente, el último versículo de 2 Timoteo dice: “El Señor esté con tu espíritu” (4:22). Al final del libro Pablo concluyó con este versículo tan maravilloso. En todas las Sagradas Escrituras, sólo este versículo dice con tanta claridad que el Señor está con nuestro espíritu.

“El Señor esté con tu espíritu”. ¿Quién es el Señor? El Señor es el Espíritu. ¿Quién es el Señor? El Señor es la vida en el Espíritu. El Señor es el Espíritu y también la vida. Hoy Él está con nosotros en nuestro espíritu. Por tanto, es inútil que nosotros los cristianos escuchemos simplemente miles de palabras y miles de mensajes. Debemos recordar que hoy el Señor mora en nuestro espíritu y que Él es nuestra vida, Él es nuestro Señor y Él es nuestro todo. A fin de experimentarlo a Él, debemos entrar en nuestro espíritu. Ésta es la vida revelada en 1 y 2 Timoteo.

TITO

En Tito 3 se hace referencia al Espíritu de un modo particular. Los versículos 5 y 6 dicen: “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, mediante el lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador”.

Estos dos versículos hablan del Espíritu Santo de un modo particular. El Espíritu que mora en nosotros no sólo nos proporciona la regeneración, sino que esta regeneración que se nos proporcionó es un lavamiento. Éste no es el lavamiento de nuestros pecados, sino el lavamiento de nuestra naturaleza, de nuestra vieja creación. La sangre preciosa sólo puede limpiarnos de nuestros pecados, de nuestra inmundicia; no puede depurar las cosas presentes en nuestra naturaleza, en nuestra vieja creación. Esta clase de depuración sólo se logra mediante el lavamiento de la regeneración. No sólo eso, el Espíritu Santo continúa efectuando en nosotros la obra de renovarnos. Por tanto, el lavamiento de la regeneración es un comienzo, y la renovación del Espíritu Santo es una continuación. Cuanto más vivimos en el espíritu, más nuevos llegamos a ser de día en día. Así pues, el Espíritu siempre lleva a cabo en nosotros la obra de renovarnos.

Hermanos y hermanas, en todo el libro de Tito éstos son los versículos más importantes. Esto se debe a que este libro nos muestra que la obra del Espíritu Santo en nosotros comienza con el lavamiento de la regeneración, y de ahí Él continúa para efectuar, paso a paso, la obra de renovarnos para renovar nuestro ser, el cual pertenece a la vieja creación. Esto no es una doctrina, ni es cuestión de corregirnos. Más bien, es enteramente la obra del Espíritu en nuestro interior.

LA NECESIDAD DE LA IGLESIA HOY
ES LA VIDA Y EL ESPÍRITU

Hermanos y hermanas, durante la decadencia de las iglesias, lo que las diferentes localidades necesitan no son mensajes sobre otros asuntos, sino mensajes sobre la línea de la vida y el Espíritu. Por tanto, verdaderamente espero que los colaboradores, mientras sirven en diversos lugares, hagan más excavaciones, sean más perceptivos y tengan más experiencias en cuanto a este punto y esta línea. También espero que cuando ellos hablen puedan liberar lo que han obtenido, y así conducir a los hermanos y hermanas hacia esa misma dirección. Por esta razón, debemos ir en procura de la vida y conocer el espíritu y sus dos aspectos. Debemos conocer que el Señor es el Espíritu, y también debemos conocer el espíritu de poder, de amor y de cordura que está en nosotros. Por medio de este espíritu y conforme a nuestra conciencia vivimos en el Señor, quien es el Espíritu. Esto dará por resultado que la iglesia será rescatada en el tiempo de la decadencia.

Si sólo dependemos del estudio de la Biblia para investigar las verdades y las doctrinas, entonces más confusión será introducida en la iglesia durante la decadencia. Cuánto más investiguemos las doctrinas bíblicas y cuánto más estudiemos las interpretaciones al pie de la letra, tanto más la iglesia sufrirá pérdida. Hoy debemos ver que cuando la iglesia se halla en un estado deteriorado y deforme, el camino de la salvación no se encuentra en las páginas impresas ni en las doctrinas, sino en la vida y el espíritu. Debemos traer de regreso a las personas desde todas las páginas impresas, desde la simple investigación de la Biblia, desde la lectura de la Biblia y desde el estudio de la Biblia. Debemos hacer que ellas vuelvan su atención a la vida interior y ayudarles a vivir en el espíritu.

En estos escasos capítulos hemos abarcado las epístolas de Pablo desde Romanos hasta 1 y 2 Timoteo y Tito. Por supuesto, además de éstas se hallan la Epístola a Filemón y la Epístola a los Hebreos. Puesto que éstos son libros secundarios, no los abarcaremos aquí. En resumen, las epístolas escritas por Pablo son totalmente la corporificación del Espíritu. Espero que los hermanos y hermanas puedan encontrar la médula, el alma, de estas epístolas. Ahora lo que debemos excavar, abrir y conocer, no es la estructura ósea ni la piel de estas epístolas, sino el espíritu y la vida que contienen. Aunque he hablado mucho, estos mensajes les proveen a los hermanos solamente una directriz y un bosquejo. Yo espero que de ahora en adelante todos ustedes vayan y excaven lentamente; entonces verán más y lo que toquen será más enriquecedor. Cuando sus experiencias sean más profundas, ustedes podrán adquirir expresiones más enriquecedoras.