Levantarnos para predicar el evangeliopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8726-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Himnos, #414 fue escrito por Fanny Crosby, una hermana estadounidense que era ciega. La primera estrofa de este himno y su coro dice:
Rescata con piedad
Los que perecen,
Para salvarlos de muerte eternal;
Llora por todo aquel
Que está perdido,
Dile de Cristo el fuerte en salvar.
Guía al perdido,
Alza al caído.
Con compasión Jesús
Los salvará.
Para el himnario chino utilizamos la misma melodía y reescribimos la estrofa y el coro mencionados anteriormente, utilizando palabras y expresiones actualizadas a fin de cantarlo en las reuniones de la predicación del evangelio. Una traducción literal de la adaptación hecha en chino dice lo siguiente:
¡Levántate para el evangelio!
¡Rescata las almas perdidas!
¡Mira! ¡Miles perecen día a día!
¡No seas despiadado!
¡No ames tu dinero!
¡Suéltalo y predica el evangelio de inmediato!
¡Levántate para el evangelio!
¡Rescata las almas perdidas!
¿Cómo puede tu corazón ser como acero
Mientras ellos mueren?
La clave para cantar un himno con el fin de predicar del evangelio es la liberación de nuestro espíritu. A fin de que nuestro espíritu sea liberado, ante todo, tenemos que estar liberados y desinhibidos, aunque no deberíamos estar desenfrenados. Cuando cantamos libremente, nuestro espíritu es liberado y nuestro corazón es abierto; entonces, espontáneamente predicaremos el evangelio a otros. Por el contrario, si nuestro espíritu está deprimido y nuestro corazón está cerrado, no podemos predicar el evangelio.
A fin de ser predicadores del evangelio, tenemos que aprender algunos puntos. Primero, debemos tener “piel gruesa”. Si consideramos esto seriamente, veremos que todos aquellos que han sido capaces de llevar fruto para el evangelio han tenido piel gruesa. Las personas que son sensibles no pueden predicar el evangelio, y mucho menos ser fructíferas. A fin de tener el impacto del evangelio, debemos tener una “piel más gruesa que la de la planta de nuestros pies”. No sólo eso, sino que mientras prediquemos el evangelio debemos tener un rostro como bronce. Si no tenemos un rostro como bronce, no podemos predicar el evangelio. Yo no era un predicador del evangelio por naturaleza, pero debido a la misericordia del Señor, fui obligado a salir de mi vieja naturaleza para llegar a ser un “loco” predicador del evangelio para el Señor. Hace cuarenta años, de 1940 a 1943, yo era un verdadero “fanático del evangelio” que predicaba el evangelio apasionadamente para el Señor.
El segundo punto que tenemos que aprender en la predicación del evangelio es que debemos abrir bien nuestra boca para hablar en todo lugar. Ni siquiera importa si usted habla ferozmente; siempre y cuando sea el evangelio, habrá efecto. Si usted tiene la intención de convencer a las personas al razonar y, por lo tanto, habla apropiadamente con elocuencia y persuasión, usted tendrá la tendencia de matarles con sus palabras. En los últimos cincuenta años en China, el predicador más eficaz fue el Dr. John Sung. Yo oí su predicación. Mientras predicaba el evangelio, a veces saltaba de la plataforma al suelo y luego utilizaba a alguien como peldaño para subir de nuevo a la plataforma. Sus mensajes no seguían orden lógico alguno. A veces él les gritaba a las personas y las regañaba, y en ocasiones incluso hacía ruidos extraños en su hablar. No obstante, su predicación del evangelio era muy eficaz.
El tercer punto que necesitamos aprender en la predicación del evangelio es la liberación del espíritu. A fin de predicar el evangelio, usted debe tener un espíritu tan liberado y fuerte, que si usted se enfrentara al diablo, le convencería a que reciba el evangelio. Éste es el espíritu del evangelio.
Éstos son los tres puntos relacionados con el evangelio: tener piel gruesa, una boca abierta y un espíritu liberado. Usted no debería ser tímido. Algunos hermanos son tan “poco varoniles” en su predicación del evangelio que parecen ser más femeninos que las mujeres. Ellos son tímidos y están nerviosos por todo. En particular, tienen temor de ofender a otros. Su predicación del evangelio está destinada al fracaso.
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