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Espíritu y el cuerpo, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4516-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 15 de 21 Sección 2 de 3

EL CUERPO SE COMPONE
DE PERSONAS DE TODAS LAS EDADES

Pablo en su sabiduría abordó el verdadero problema de la vida práctica del Cuerpo: el hecho de que algunos se menosprecian a sí mismos y se consideran inferiores a otros. Muchos de ustedes todavía tienen el concepto de que son inferiores a otros. Más aún, algunos hermanos de más edad piensan que están obsoletos. Aunque no lo digan, ciertamente este pensamiento está en su subconsciente. Como ustedes lo saben, a lo largo de los años mi carga ha sido promover a los jóvenes y cultivarlos. Esto ha hecho que algunos de los hermanos de más edad piensen que ya no son necesarios. Por lo tanto, han llegado a sentirse profundamente desilusionados. Algunos hermanos de más edad han dicho: “Yo he estado en el recobro del Señor desde el principio. Ahora pareciera que a los ojos del hermano Lee, todos los viejos no servimos para nada. Él ya no quiere usarnos más en su equipo. Nosotros no podemos aprender otros idiomas para ir a Europa. En particular, nunca podríamos aprender hebreo para ir a Jerusalén a iniciar la vida de iglesia allí, a fin de preparar el camino para la venida del Señor”. Debido a este sentimiento de desilusión, algunos hermanos de más edad piensan que únicamente sirven para jubilarse. Sin embargo, son muchos los hermanos de más edad que aún desean ser adiestrados. Por un lado, algunos de hermanos de edad se sienten desilusionados; por otro, hay muchos otros que aún anhelan ser adiestrados para ser útiles en el recobro. El Cuerpo es el Cuerpo. Los jóvenes no son todo el Cuerpo. Más bien, ellos son simplemente una parte del Cuerpo.

Es difícil para los hermanos de más edad contactar a los jóvenes en las universidades. Si yo, una persona anciana, fuera a las universidades, los jóvenes no tendrían ningún interés en hablar conmigo. Las personas se reúnen con los de su edad. Por ejemplo, es difícil que un niño de doce años juegue con un niño de cinco. El niño de cinco preferirá relacionarse con los de su misma edad. Lo mismo sucede con los de doce años. Es por eso que los de más edad no son útiles para contactar a los jóvenes en las universidades. Sin embargo, el Cuerpo no sólo se compone de los jóvenes. Aunque los hermanos de más edad no son los más adecuados para laborar en la universidad, ellos son quienes asumen la responsabilidad de orar por los jóvenes. Sin embargo, es muy difícil pedirles a los jóvenes que se queden en casa para orar, puesto que su deseo es ir a la universidad y contactar a las personas. Así que la función que les corresponde a los hermanos de más edad es orar por la obra en las universidades.

Uso este ejemplo para mostrarles que el Cuerpo no sólo se compone de una sola clase de personas. Por el contrario, se compone de personas de diversas edades. Los jóvenes deben ser osados y emprendedores para laborar en las universidades. Pero los de más edad tienen que estar muy ejercitados para orar por los jóvenes. Además, los de más edad pueden invitar a cenar a su casa a todos los jóvenes que laboran. Sin embargo, si los de más edad murmuran y se quejan de que son inútiles, nuestra situación será deplorable, y no tendremos el Cuerpo entre nosotros. No obstante, creo que muchos dirán: “¡Alabado sea el Señor por tantos jóvenes! El Señor los está usando para la obra en las universidades. Oremos por ellos y hagamos ciertas cosas prácticas para ayudarles”. Si esto sucede, todo el Cuerpo avanzará hacia la meta de ganar esta generación.

En todas las reuniones, incluyendo las reuniones del ministerio, todos los santos deben ejercitarse juntos. Si usted es indiferente o disiente conmigo mientras hablo, me será muy difícil hablar y mi hablar se debilitará y perderá peso espiritual. Sin embargo, si ustedes se ejercitan para desempeñar su función como miembros del Cuerpo y usan su espíritu y todo su ser para participar en mi hablar, mi hablar se fortalecerá y tendrá mucho peso espiritual. No simplemente será el hablar de la boca, sino el hablar del Cuerpo.

EL RECOBRO
DE UN ESPÍRITU QUE FUNCIONA

En estos días tengo una meta definida. Esta meta es llevar a cabo el recobro del Señor. Una de las cosas principales que necesitan ser recobradas es tener un espíritu que funciona. Todos nosotros, incluyendo a los nuevos, los jóvenes, los débiles y los ancianos, necesitamos ser restaurados al espíritu que funciona. Es hora de que nos reunamos para ejercer nuestra función. Todos somos jugadores en el equipo; ninguno es un espectador. Si nos reunimos con la carga de desempeñar nuestra función y con la actitud de que somos jugadores en el equipo, la condición de las reuniones se elevará, y el enemigo será echado. Todos los que asistan a una reunión así serán sojuzgados y convencidos. Los visitantes dirán: “¡Cuán diferente es esto del cristianismo! Esta reunión es diferente de cualquier otra reunión a la que asistí antes”. Todas las reuniones de la iglesia deben ser así. No se trata de tener un buen orador, sino de que todos los miembros ejerzan su función.

Todos necesitamos ser recobrados de regreso al espíritu que funciona, es decir, a la práctica genuina de ser espirituales. Ser espiritual es ejercitar nuestro espíritu que funciona. Debemos ser despertados de tal modo que aborrezcamos el hábito que tenemos de no ejercer nuestra función. Si usted participa aunque sea un poco en las reuniones, su espíritu se despertará y será nutrido, fortalecido y refrescado. Cuando se vaya a casa, comprobará la diferencia que hace desempeñar su función en las reuniones. Sin embargo, si se comporta demasiado cauteloso y no ejerce su función, al regresar a casa sentirá que carece de fuerza interiormente. Además, se sentirá insatisfecho en su interior. El hecho de que ejerzamos nuestra función en las reuniones tiene un efecto tremendo en nuestra vida diaria. Cada vez que usted participa en una reunión, sin importar si la atmósfera de esa reunión es elevada o no, si es rica o pobre, dicha reunión será rica para usted. Sin embargo, si no participa en la reunión, esa reunión será pobre para usted. Por lo tanto, si una reunión ha de ser rica o pobre para usted, ello dependerá de si usted participa o no en dicha reunión. Si participa, será fortalecido, refrescado y despertado. Pero si no participa, la reunión no será especial para usted. Esto lo podemos comprobar por experiencia. Si todos ejercemos nuestra función en las reuniones, en nuestra experiencia la reunión será rica.

¡Cuán buenas serían nuestras reuniones si en lugar de tener un solo orador, todos fueran oradores! Las personas suelen preguntar quién será el orador en determinada reunión. De ahora en adelante, cuando les pregunten quién será el orador, tienen que responder: “Yo soy el orador”. Si la persona no le cree, dígale: “Venga y vea. Yo me pondré de pie para hablar y me dirigiré especialmente a usted”. Todos debemos estar preparados para decir que somos el orador en la reunión. ¡Cuán maravilloso sería eso! Debemos erradicar de nuestras reuniones la vieja influencia del cristianismo. No debemos tener clero ni laico, sino la función de todos los miembros del Cuerpo.

La función de todos los miembros depende de dos cosas. En primer lugar, los que se sienten inferiores no deben menospreciarse a sí mismos ni ser humildes; al contrario, deben aprender a ser osados. En segundo lugar, los que se sienten superiores a otros deben aprender a limitarse. Ellos no deben pensar que pueden hacerlo todo, sino comprender que necesitan de otros. Si aprendemos estas lecciones, el Cuerpo conjuntamente será templado, y habrá un equilibrio apropiado. Esto es lo que necesitamos para llevar la vida genuina del Cuerpo.

Una vez me invitaron a cierto grupo que supuestamente tenía el ministerio del Cuerpo. Sin embargo, al referirse al ministerio del Cuerpo lo que este grupo quería decir era tener varios oradores en vez de uno solo. Yo les dije que esto definitivamente no era el Cuerpo. Tener varios oradores no significa que tengamos el Cuerpo, pues el Cuerpo no se compone de varios miembros, sino de todos los miembros. Fíjense cuántos miembros tiene su cuerpo. Con el tiempo, este grupo empezó a comprender que realmente no tenían el ministerio del Cuerpo.


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