Información del libro

Era del nuevo hombre, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8421-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 7 Sección 3 de 5

Todos los creyentes llegan a ser
un solo y nuevo hombre en Cristo

Puesto que hemos creído en el Señor Jesús, hemos sido regenerados en Él para llegar a ser Su reproducción (Jn. 1:12; 3:6; 2 Co. 3:18). Por ende, así como el Señor Jesús es un reflejo de Dios, nosotros también deberíamos ser un reflejo de Dios. Desde la perspectiva de Dios, los creyentes no son personas individuales; somos un solo hombre corporativo. En Cristo somos el nuevo hombre. Efesios 4:24 dice que el nuevo hombre fue “creado según Dios en la justicia y santidad de la realidad”. Por ende, este nuevo hombre ha reemplazado al viejo hombre como reflejo de Dios. En el viejo hombre, Satanás no sólo utiliza el pecado para dañar al hombre y el mundo a fin de usurparlo, sino que también utiliza las maneras de vivir para crear divisiones entre los hombres. Por ende, existe una discordia no sólo entre países, sino que incluso las personas dentro del mismo país están separadas por las diferencias en sus maneras de vivir. Como resultado, el propósito de Dios al crear al hombre como Su reflejo ha sido anulado por completo. Sin embargo, Cristo, quien es la imagen de Dios (2 Co. 4:4), fue encarnado. Cuando fuimos salvos e introducidos en Cristo, llegamos a ser Su reproducción. En Cristo hemos sido librados del pecado, del diablo, del viejo hombre, de la carne, del mundo y de las ordenanzas relacionadas con las distintas maneras de vivir, y hemos llegado a ser un solo y nuevo hombre.

VESTIRNOS DEL NUEVO HOMBRE

Efesios 2:15 dice que la creación del nuevo hombre fue efectuada por Cristo en Sí mismo, pero el versículo 24 del capítulo 4 dice que los creyentes tienen que vestirse del nuevo hombre. Aunque la creación del nuevo hombre ha sido efectuada, todavía necesitamos vestirnos del nuevo hombre en un sentido práctico. Esto podría compararse a una vestimenta que ha sido cosida, pero que todavía tiene que ser puesta. Vestirnos del nuevo hombre significa vestirnos de la vida de iglesia. El vivir que se encuentra en la sociedad humana es el vivir del viejo hombre; la mayoría de las personas que no han sido salvas llevan una vida confusa. Su vida social es el viejo hombre, pero la vida de iglesia es el nuevo hombre. Cuando nos vestimos del nuevo hombre, nos vestimos de la vida de iglesia.

EXPRESAR EL NUEVO HOMBRE EN NUESTRO VIVIR

Los detalles del vivir
del nuevo hombre vistos en Efesios

Vestirnos del nuevo hombre equivale a vestirnos de la vida de iglesia, que significa vivir la vida de iglesia. No obstante, meramente vivir la vida de iglesia no es suficiente; necesitamos seguir adelante y expresar el nuevo hombre en nuestro vivir. Ésta es mi carga en este capítulo. El nuevo hombre ha sido creado, y sabemos que necesitamos vestirnos del nuevo hombre; pero mucho más necesitamos expresar el nuevo hombre en nuestro vivir. El versículo 24 del capítulo 4 habla de vestirnos del nuevo hombre. La sección desde el versículo 25 hasta el versículo 9 del capítulo 6 trata acerca de los detalles de la expresión práctica del nuevo hombre en nuestro vivir. El versículo 25 del capítulo 4 dice: “Desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo”. El versículo 1 del capítulo 5 dice: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”. Ser imitadores de Dios no es lo mismo que ser monos que simulan a las personas. Los monos no tienen la vida humana, así que ellos meramente pueden simular a la gente. Sin embargo, nosotros podemos imitar a Dios porque tenemos Su vida. Dios es nuestro Padre, y nosotros somos Sus hijos amados. Es fácil que los hijos imiten a sus padres puesto que ellos tienen la vida y la naturaleza de su padre. Ya que tenemos la vida y la naturaleza de nuestro Padre Dios, podemos imitarle y expresar Su vida en nuestro vivir.

Los versículos 7 y 8 dicen: “No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”. La palabra ellos en el versículo 7 se refiere a la gente en la sociedad. No deberíamos ser partícipes con ellos, lo cual equivale a vestirnos del viejo hombre. En otro tiempo éramos tinieblas, como las personas en la sociedad. Sin embargo, ahora somos luz en el Señor, así que debemos andar como hijos de luz. El versículo 15 dice: “Mirad, pues, atentamente cómo andéis, no como necios sino como sabios”. Los versículos subsiguientes describen cómo andar como los sabios: al redimir el tiempo (v. 16), al estar sujetas las casadas a sus propios maridos (v. 22), al amar los maridos a sus mujeres (v. 25), al honrar los hijos a sus padres (6:2-3), al criar los padres a sus hijos en la disciplina y la amonestación del Señor (v. 4), al ser obedientes los esclavos a sus amos y servirles de buena voluntad (vs. 5-8) y al tratar bien los amos a sus esclavos (v. 9). Somos necios si no honramos a nuestros padres. Igualmente, los padres son necios si ellos no crían a sus hijos apropiadamente. Los maridos que no aman a sus mujeres y las mujeres que no se sujetan a sus maridos también son necios. Esta sección extensa trata acerca de cómo expresar el nuevo hombre en nuestro vivir.


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