Información del libro

Manera práctica de llevar una vida conforme a la cumbre de la revelación divina contenida en las santas Escrituras, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-825-5
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LA META FINAL DE LA ECONOMIA DE DIOS

Desde que vine a los Estados Unidos en 1962, he publicado muchos mensajes que enseñan una sola cosa. Hemos subido más y hemos llegado a la cumbre de la revelación divina; hemos visto que la meta final de la economía de Dios consiste en que El se hizo hombre para que muchos de los que El escogió llegaran a ser Dios en vida y en naturaleza, pero no en deidad. Sólo Dios, y nadie más, es el objeto de nuestra adoración. Nosotros somos Sus muchos hijos. Si el Padre es Dios, ¿cómo puede uno decir que los muchos hijos no son Dios? La Nueva Jerusalén es un grupo de Dios-hombres. Dios es un hombre. Si usted dice que Dios nunca ha sido un hombre y todavía no lo es, no conoce la Biblia. Dios ha sido Dios desde los siglos de los siglos, sin comienzo y sin fin, pero como hombre sólo tiene unos dos mil años de edad. Jesucristo, quien fue Dios hecho hombre, nació hace unos dos mil años.

Dios se vistió de humanidad en Su encarnación. Algunos piensan que después de que resucitó y ascendió, se quitó la humanidad. Piensan que Jesús ya no es humano. Esto es incorrecto. El Señor Jesús sigue siendo un hombre. No se despojó de la humanidad cuando resucitó y ascendió. En Mateo 26 el Señor Jesús fue juzgado por el sumo sacerdote que le dijo: “Te ordeno que jures por el Dios viviente y nos digas si eres Tú el Cristo, el Hijo de Dios” (v. 63). El Señor Jesús respondió diciendo: “Tú lo has dicho; pero además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo en las nubes del cielo” (v. 64). El sumo sacerdote le preguntó al Señor si era el Hijo de Dios, pero El respondió llamándose “el Hijo del Hombre”. El Señor ha sido el Hijo del Hombre en los cielos, a la diestra de Dios, desde Su resurrección y lo seguirá siendo cuando regrese en las nubes. Cuando Esteban estaba muriendo como mártir, dijo: “He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios” (Hch. 7:56). Esteban dijo esto después de que el Señor había ascendido a los cielos.

Himnos, #116, cuyo tema es la exaltación del Señor en Su ascensión, nos muestra esta revelación intrínseca:

¡Ved a Jesús sentado en el cielo!
    Cristo el Señor al trono ascendió,
Como un hombre fue exaltado,
    Con gloria Dios lo coronó.

Naturaleza humana se puso,
    Conforme al plan de Dios El murió.
Resucitado fue con un cuerpo,
    Y como hombre ascendió.

Dios se humilló en El en la tierra,
    Dios con el hombre así residió;
El hombre en El al cielo exaltado,
    Reconciliado fue con Dios.

El como Dios, se unió con el hombre,
    Dios en el hombre se expresó;
El se mezcló con Dios como hombre,
    Glorificando al hombre en Dios.

Vino el Espíritu inclusivo
    Desde el glorificado Jesús,
Toda Su obra y Su persona
    Proclama este Espíritu.

La Iglesia está identificada
    Con el glorificado Jesús,
Siendo Sus miembros edificados
    Por Su glorioso Espíritu.

¡Ved en el cielo a un hombre entronado!
    De todos es ahora Señor;
Dios con Su gloria lo ha coronado,
    Este es Jesús, el Salvador.

Después de que llegué a los Estados Unidos en 1962, me di cuenta de que necesitábamos un himnario. Seleccionamos unos ochocientos himnos de otros himnarios, y añadimos más de doscientos que nosotros escribimos. Uno de los que añadimos fue el himno #116.

Nuestro Dios era solamente Dios hasta hace dos mil años. Luego se hizo hombre. Por supuesto, no se quitó Su divinidad. Seguía siendo Dios. Por tanto, el hombre Jesús era un Dios-hombre. Pasó por el vivir humano, la muerte y la resurrección y entró en la ascensión. Después de la ascensión sigue siendo Dios-hombre, y mediante Su muerte y Su resurrección fueron producidos muchos Dios-hombres.

La Nueva Jerusalén es el conjunto, la totalidad, de los muchos Dios-hombres. Entre los muchos Dios-hombres, los hijos de Dios, está el Padre. Cristo es el Hijo primogénito de Dios y nosotros somos Sus muchos hermanos “gemelos”. La Nueva Jerusalén consta de Dios Padre y muchos “Dios hijos”. En ciertas ocasiones, algunas familias tienen un reencuentro. Esta clase de reunión le agrada mucho al padre de la familia. Yo creo que en la Nueva Jerusalén Dios el Padre mirará a los “Dios hijos”, y se alegrará mucho. Nosotros estaremos allí como los muchos Dios-hombres. En la Nueva Jerusalén el Padre será un solo, y todos los demás serán los hijos.

He hecho lo posible en este mensaje por ayudarlos a entender e interpretar la santa Palabra de Dios de manera intrínseca para que todos podamos ver el significado intrínseco de este santo libro.


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