Información del libro

Estudio-vida de Efesiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0334-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 15 de 19 Sección 1 de 2

I. PUESTOS EN CRISTO, LA CABEZA,
QUIEN REUNE TODAS LAS COSAS

La primera parte del versículo 11 declara: “En El asimismo fuimos designados como herencia”. La expresión “en El” se refiere al Cristo que, como Cabeza, reúne todas las cosas bajo El. El versículo 10, que habla de que todas las cosas hayan de ser reunidas bajo una cabeza en Cristo, concluye con las palabras “en El”, y el versículo 11 comienza con las palabras “en El”. La redacción de Pablo aquí es bastante difícil de seguir y redundante. Sin embargo, Pablo escribió de esta manera a propósito para recalcar el hecho de que todas las cosas en el cielo y en la tierra serán reunidas bajo una cabeza en Cristo. Al subrayar este hecho, a Pablo no le interesó una redacción excelente. Las palabras “en El” revelan que se nos puso en el Cristo que como Cabeza reúne todas las cosas bajo El.

II. DESIGNADOS HERENCIA PARA DIOS

Nosotros fuimos designados como herencia en el Cristo que como Cabeza reúne todas las cosas bajo El. La palabra “asimismo” del versículo 11 alude a dicha reunión. Todas las cosas han de ser reunidas bajo una cabeza en Cristo, y en El nosotros fuimos hechos herencia. En Cristo fuimos designados como herencia. Presten mucha atención al tiempo de estos verbos. En el futuro, todas las cosas serán reunidas bajo una cabeza en Cristo; sin embargo, nosotros ya fuimos designados como herencia en El. Las palabras griegas traducidas “fuimos designados como herencia” también se podría traducir, “hemos obtenido una herencia”. El verbo griego significa elegir o asignar por suertes. Así que, esta cláusula literalmente significa que fuimos designados como herencia. Fuimos designados como herencia para recibir la herencia de Dios. Por un lado, fuimos hechos herencia de Dios (v. 18) para Su deleite; por otro, heredamos a Dios como nuestra herencia (v. 14) para nuestro deleite.

¿Qué piensan ustedes que es más importante, ser designados como herencia o que Dios haga que sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas en Cristo? Yo diría que ser hecho herencia es más grande. El hecho de que seamos designados como herencia de Dios abre el paso para que El haga que sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas del universo.

Aunque ya fuimos designados como herencia, debemos preguntarnos si vivimos como herencia de Dios. ¿Vive usted como herencia de Dios? ¿Tiene aspecto de herencia de Dios o de un simple pedazo de barro? ¿Podría acaso el barro ser la herencia de Dios? Por nosotros mismos no somos dignos de ser la herencia de Dios, pero fuimos designados como tal en el Cristo que es Cabeza sobre todas las cosas. Conforme a nuestro ser natural no velemos nada, pero en el Cristo que es Cabeza sobre todas las cosas, fuimos designados herencia de Dios.

A medida que permitimos que Dios se forje en nosotros, llegamos a ser una herencia. Dios se sigue forjando en nosotros hasta el día de hoy. La mayoría de nosotros somos hechos parte de barro y parte de oro. La parte de oro es la herencia de Dios. Doy gracias a Dios que mientras avanza el proceso de ser designados como herencia Suya, el oro aumenta en nosotros y el barro disminuye.

No debemos detenernos en la enseñanza objetiva de que somos la herencia de Dios. Hace muchos años se me enseñó que somos la herencia de Dios, y me puse muy contento de oírlo. Con el tiempo me di cuenta de que no soy más que barro. Me parecía absurdo que el barro pudiera ser la herencia de Dios. Después de mucha experiencia y de estudiar el Nuevo Testamento, aprendí que aún estamos en el proceso de llegar a ser la herencia de Dios. En este proceso, la vida natural tiene que ser eliminada, y el oro, la naturaleza divina, tiene que aumentar al forjarse más en nuestro ser. Cuando se haya completado este proceso, seremos plenamente la herencia de Dios, no sólo de manera objetiva, sino también de forma subjetiva.

El proceso por el cual somos hechos herencia de Dios va a la par con que todas las cosas sean reunidas bajo una cabeza en Cristo. Cuanto más dispuestos estemos a someternos a Cristo la Cabeza, más aumentará el oro, el elemento divino, en nosotros. Esto es la transformación; y también es la santificación subjetiva. En la santificación subjetiva, nuestro ser es saturado de la sustancia de Dios, la esencia de Dios. A medida que se forja en nosotros el elemento de Dios, llegamos a ser Su herencia. Sí, ya fuimos puestos en el Cristo que es Cabeza sobre todas las cosas, pero aún seguimos en el proceso de ser designados herencia de Dios en plenitud.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top