Información del libro

Núcleo de la Biblia, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4442-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 19 de 20 Sección 3 de 4

UNA CIUDAD DE ORO

El elemento básico de la ciudad misma es oro. La ciudad misma es de oro (Ap. 21:18). Como ya mencionamos, esta ciudad es una montaña de oro. El oro representa la naturaleza divina. El hecho de que la Nueva Jerusalén sea una ciudad de oro significa que toda la ciudad está constituida de la naturaleza de Dios. Asimismo, el elemento básico de la iglesia hoy es la naturaleza de Dios. La iglesia está constituida de la naturaleza divina.

PUERTAS DE PERLA

Las doce puertas de la Nueva Jerusalén son doce perlas (21:21). El hecho de que las doce puertas de la santa ciudad sean doce perlas significa que la regeneración efectuada por el Cristo que venció la muerte y segregó la vida es la entrada a la ciudad. En Juan 3:3 y 5 el Señor Jesús le dijo a Nicodemo que el que no naciera de nuevo no podía entrar en el reino de Dios. La regeneración es la entrada al reino, la entrada a esta ciudad. Todos fuimos regenerados y pasamos por esta puerta para entrar en la ciudad. La regeneración fue nuestra entrada.

LA CALLE DE ORO

Después de entrar por las puertas, nos encontramos en la calle de oro (Ap. 21:21). Esto significa que nuestro camino, nuestra calle, es la naturaleza de oro de Dios. Todo lo que hagamos debe corresponder a la naturaleza divina. Si las hermanas me preguntan acerca del color y el estilo de la ropa que deben usar, yo les diría que el color y el estilo de su ropa debe ser conforme a la naturaleza de Dios. La naturaleza divina es su camino, su calle. Si ustedes me preguntan cómo deben peinarse, también les diría que deben hacerlo conforme a la calle de oro, conforme a la naturaleza de Dios. Después de que somos regenerados, debemos andar por la calle de oro, es decir, conducirnos conforme a la naturaleza de Dios.

UNA ESTRUCTURA COMPUESTA
DE PIEDRAS PRECIOSAS

La Nueva Jerusalén es una ciudad compuesta de piedras preciosas (21:19). Las piedras preciosas son el resultado de la transformación, y son producidas por el calor y la presión. Cuando una sustancia natural es sometida a un intenso calor y mucha presión se convierte en una piedra preciosa. Después de que somos regenerados, empezamos a ser quemados y puestos bajo presión. Este calor y presión finalmente nos transformará en piedras preciosas. Hoy algunos no son tan preciosos, pues todavía está cubiertos de polvo. Sin embargo, todos estamos en el proceso de transformación. Estoy completamente seguro de que cuando entremos en la Nueva Jerusalén, allí no habrá más polvo ni barro, sino únicamente piedras preciosas.

Las perlas simbolizan la regeneración, y las piedras preciosas simbolizan la transformación. Después de que somos regenerados, debemos pasar por el proceso de transformación. ¡Alabado sea el Señor porque ya fuimos regenerados y pasamos por la puerta de perla! ¡Alabado sea el Señor porque también estamos llegando a ser piedras preciosas! Muchos todavía son mayormente de barro. En un mensaje anterior les dije que algunos de ustedes son como hojuelas, y que por ello no me atrevo a tratarlos severamente. Si uno derrama agua sobre una hojuela, ésta se deshace. Así que yo sé qué tanto puedo decirles y cuánta agua verter sobre ustedes. Si ustedes son mayormente de barro y yo derramo agua sobre ustedes, estarán aún más enlodados. Pero si son una piedra preciosa y yo derramo agua sobre ustedes, no se dejarán afectar. Un día ya no seremos de barro, sino que seremos jaspe. Por medio de la transformación, llegaremos a ser piedras preciosas.

EL EDIFICIO

Las piedras preciosas en la Nueva Jerusalén no se encuentran amontonadas, sino que más bien han sido edificadas. Por lo tanto, las piedras preciosas en esta ciudad no sólo simbolizan la transformación, sino también la edificación. Hoy en día, en la vida de iglesia, diariamente estamos siendo transformados y conjuntamente edificados. Hace unos años había muy poca edificación en Alemania. Pero en Stuttgart hoy podemos ver cierta medida de edificación, pues ustedes no sólo han sido transformados, sino que también han sido edificados. Por lo tanto, las piedras preciosas que conforman el muro de la Nueva Jerusalén simbolizan tanto la transformación como la edificación.


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